Operación rescate: Puente del Inca, al límite de la fractura y sin turistas
Es una joya milenaria de la tierra del sol y del buen vino. Es una formación natural impactante declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero, ahí está, casi en el olvido. Así las cosas, el histórico y reconocido Puente del Inca en Mendoza no sólo se encuentra cerca del abandono: está al límite de la fractura. De ahí que un estudio comandado por especialistas del Conicet lanzara alertas para salvarlo.
Por eso, desde el Gobierno provincial intentan delinear una "operación rescate", que no sólo permita recuperar y preservar la estructura geobiológica, sino que la zona se convierta en un verdadero polo turístico, que vuelva a atraer a los paseantes.
"Buscamos que el puente no corra peligro y que se lo mantenga preservado, ya que está en un proceso de regresión. No sufre grandes tensiones y deformaciones pero en la parte superior del arco sí son significativas, donde el factor de seguridad es muy cercano al límite de la fractura", aseguró a LA NACION, el ingeniero electrónico Esteban Lannutti, miembro del grupo de investigación en Geomática del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), Unidad Ejecutora del Conicet. La tesis de su doctorado se basó en el análisis estructural de la joya arquitectónica de los mendocinos, en cuanto a la deformación de los procesos geodinámicos, a través de la modelación numérica mediante sistemas de georadares y GPS.
El Puente del Inca es una obra de arte arquitectónica de la naturaleza, el cual, por los riesgos de desprendimientos, quedó vedado al público desde 2005, lo que dejó herido de muerte al mercado turístico y artesanal de la zona, que lanza manotazos para hacerse visible ante el fugaz paso de los viajeros.
Se trata de un monumento de travertino, originado por procesos naturales geobiológicos, a raíz de las aguas termales que brotan en el lugar. De esta manera, la interacción entre microorganismos que crecen en la superficie y procesos químicos y físicos se revisten la reestructura con colores vivos y se engrosa capa por capa. Como este puente hay sólo 23 en todo el mundo, especialmente en Turquía.
De esta manera, de acuerdo a la investigación de Lannutti, el problema a subsanar, en medio del proceso natural de erosión, es la falta de irrigación en la parte superior, pero sobre todo en los estribos, con el fin de engrosarlos y evitar que el arco del puente se recargue de más en la zona alta. Principalmente, las alteraciones se debieron a la mano del hombre cuando se canalizó el agua termal hacia los baños, además de desviar el líquido hacia abajo para usar el puente como medio de ingreso hacia el hotel, que fue destruido por un alud en 1965.
Lo que hicimos fue tratar la estructura natural como si fuera construida por el hombre
"Con el estudio, lo que hicimos fue tratar la estructura natural como si fuera construida por el hombre, como si fuera una obra civil. Así, con técnicas, metodologías y sensores, hicimos mediciones y monitoreos sobre la estabilidad que tiene, detectando que en zonas de la parte superior llega a 1, lo que sería al límite de una fractura", indicó Lannutti, quien explicó que desde 1940 comenzaron a realizarse investigaciones netamente geológicas sobre el estado del puente, las que han ido advirtiendo del deterioro, aunque ahora los análisis son integrales y específicos, lo que permite tomar mejores decisiones.
"Hay que hacer un riego más eficiente para reforzar tanto la parte superior como la base o estribos y preservar todo el proceso de formación geobiológico, por lo que sería importante que no se vuelva a transitar sobre el puente, ya que los microorganismos que favorecen la rapidez del depósito de carbonato de calcio mueren con las pisadas", alertó el investigador, para quien se podría acceder a los aguas termales desde otro lugar, como puede ser a través de la construcción de otro puente o pasarelas sin que afecte el normal curso de los líquidos.
Los guardaparques están ayudando e intentando direccionar el agua para evitar que el puente se reseque
En medio de esta situación, y a la espera de la incursión oficial, por ejemplo, con estudios y obras hidráulica por parte del Departamento General de Irrigación, Lanutti destaca el trabajo que realizan los guardaparques. "Siempre están ayudando e intentando direccionar el agua para evitar que el puente se reseque, aunque sería importante que la reconducción del agua termal a las partes claves del puente se logren con todo un trabajo especializado de tuberías", añadió.
Uno de los agentes es Martín García, quien recorre de manera permanente el monumento natural para evaluar, entre otras cosas, el estado de resequedad y el comportamiento de las aguas. "Dependiendo de la temporada invernal, vuelve a surgir más agua termal, lo que mantiene irrigado el puente, sino con una manguera hacemos la reconducción hacia la estructura", indicó García, quien reconoce que la demanda permanente de los visitantes que deciden frenar en la ruta 7, camino a Chile, es poder llegar hasta los baños termales y deambular descalzos por las aguas.
En tanto, los artesanos del lugar, quienes tienen acceso al líquido mineral para sus producciones, reclaman por su parte una inyección de infraestructura a la zona para poder apuntalar el negocio turístico. "La gente viene, se encuentra con la barrera y no hay nada más, nada que los atraiga. Cuando se cerró el paso en 2005 sentimos el golpe. Los visitantes que ahora deciden pasar lo hacen por 10 minutos, antes se quedaban hasta una hora. Está claro que hace falta mayor cuidado del puente e inversión en toda la zona, con un cartel en la ruta, con un mirador como la gente, con pasarelas hasta las aguas termales", expresó a LA NACION el artesano Víctor Quiroga (46), quien vive en el lugar desde los 16 años.
"Se va perdiendo todo lo pintoresco del lugar. Nuestros puestos de chapa desde la ruta parecen una villa", exclamó, y recordó que hasta la hostería de la zona dejó de funcionar hace dos años y que sólo están operativos dos refugios. "Los años siguen pasando y poco se hace para frenar el deterioro del monumento y toda la zona", indicó Matías Cortizo (30), nativo del lugar.
En el Gobierno provincial reconocen el estado en el que se encuentra el puente y la necesidad de mejorar la conservación, pero no se han tomado definiciones al respecto. Desde Ambiente se limitaron a informar a LA NACION que están trabajando en un plan integral. Los funcionarios aseguran estar delineando un proyecto para reforzar la estructura pero aseguran que necesitan financiamiento. De acuerdo a la iniciativa que aún no florece, buscan no sólo avanzar en el cuidado del monumento, sobre todo en cuanto a la irrigación, sino en apuntalar todo el espacio turístico, con patio de comidas, senderos y pasarelas hasta las ruinas del hotel y los baños termales. En definitivo, lo que todos esperan: devolverle vida a un sitio emblemático de la historia y el paisaje mendocino.
Leyenda: un puente humano
Hay una leyenda que relata los orígenes del Puente del Inca. Todo comenzó con la enfermedad de un niño de la comunidad indígena que sufría una enfermedad que le impedía caminar. Fueron los sabios del Imperio quienes le aconsejaron a su padre que el pequeño iba a curarse si lo llevaba a las aguas sagradas. Así, una gran caravana de guerreros partió en busca del milagroso recurso. Tras una extensa travesía llegaron a una profunda quebrada y un río intimidante que les bloqueaba la marcha. Justo, al otro lado, se encontraban las aguas de la salvación. Por eso, si no cruzaban, debían regresar a sus tierras.
Fue en ese momento que los luchadores invocaron a sus dioses Inti (El Sol) y Quilla (La Luna) para que les tendieran una mano. Los guerreros se unieron en abrazos y lograron formar un puente humano, lo que le permitió al padre caminar sobre sus espaldas, con el niño en brazos, hasta la fuente que lo curaría. Al regresar la mirada, en forma de agradecimiento, la sorpresa del hombre fue grande: todos se habían petrificado. Tal es así, que hoy, las aguas mágicas tienen esa custodia especial.
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