En los alrededores del histórico cine York y de la estación Borges, se consolidaron nuevas propuestas con clima hogareño
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A apenas unas cuadras de la ajetreada avenida Maipú, hay una zona en donde el ritmo cambia. En las calles de adoquín, anchas y silenciosas, por momentos solo se escucha la bocina del Tren de la Costa y el sonido de las hojas de los árboles.
En este barrio de casonas de estilo inglés y árboles frondosos, donde se encuentra el histórico cine York, inaugurado el 2 de febrero de 1910, crece un atractivo circuito gastronómico que no alteró el clima tranquilo y familiar del barrio.
A 30 metros del cine, Herbario Café abrió sus puertas en diciembre de 2020, en la esquina de Juan Bautista Alberdi y Catamarca. Con un deck de madera sobre la vereda decorado con muchas plantas, el lugar parece una pequeña selva que se fusiona con la arbolada de la plaza de enfrente.
“Elegimos esta cuadra porque es soñada. Es verde, natural, tranquila y a la vez emblemática porque está el cine York acá al lado, que es todo un símbolo histórico en el barrio”, contó Paula Aiassa, una de las dos dueñas.
María Florencia Carella, la segunda de las creadoras de Herbario, tiene un estudio de paisajismo en donde nació la idea del café. “Queríamos armar un espacio donde la gente pudiera quedarse, pasar un rato, tomar algo y llevarse una planta. La propuesta nace desde el espíritu de la naturaleza, lo artesanal, lo pequeño. Acá nada es a gran escala. Por ejemplo, la pastelería la hace un grupo de mujeres en una casa”, dijo Aiassa. Todas las plantas en Herbario están a la venta.
Si bien no es un restaurante 100% vegano, ofrecen opciones en las que predomina lo vegano y lo vegetariano. También cuentan con propuestas sin gluten y sin azúcares con el objetivo de intentar incluir a todo el público.
“Trabajamos con materias de mucha calidad y argentinas. Por ejemplo, usamos té de origen (un tipo de té sin ningún ingrediente añadido) y café de especialidad”, comentó Aiassa.
El fuerte del café es la merienda, momento en que el cheescake de cajú —sale 520 pesos, es vegano y sin gluten— y la carrot cake —especiada con rosas y lavanda y sale 600 pesos— son los productos más pedidos por los clientes.
A cuatro cuadras de Herbario, está la panadería y café Atelier Fuerza, que inauguró su local en febrero de este año.
“Elegimos este barrio por su tranquilidad”, comentó Eduardo Romero, encargado de la franquicia ubicada en Guillermo Rawson 2864. “Queríamos que la gente pudiera tomar un café en paz, relajar y disfrutar de la tranquilidad de un barrio residencial sin el caos de una avenida”, dijo.
La propuesta de Atelier Fuerza es reversionar los clásicos de la panadería argentina elaborándolos con masa madre. De esa forma, ofrecen panes, pepas, palmerones, medialunas y distintos alfajores que llevan tres días de preparación y son siempre frescos. Lo que no se vende en el día lo donan a la municipalidad de Vicente López para que lo distribuya en comedores de la zona.
“Todos nuestros productos son de masa madre o harina orgánica y no tienen pesticidas, lo cual es bueno para la digestión y la salud en general. También tenemos productos para personas diabéticas y los panes son todos veganos. La idea es tratar de abarcar a todo el mundo”, aseguró Romero.
El café de especialidad, un blend de Colombia y Brasil, fue pensado y desarrollado exclusivamente para que combine con los productos de masa madre de Atelier Fuerza.
El clásico de la casa, la medialuna de masa madre, que sale 250 pesos.
La impronta hogareña y tranquila se repite en cada una de estas propuestas, que si bien son distintas, las unen su cariño por el barrio y la búsqueda de un espacio que ofrezca algo más que café.
Tal es el caso de Vecino, un restaurante que funciona en una casa centenaria de Olivos y que en menos de un año se convirtió en uno de los favoritos de los locales. Ubicado en Rioja 3053, la propuesta de los cuatro amigos que crearon Vecino es simple: ofrecer al barrio un lugar para ir a tomar o comer algo y sentirse como en casa.
“Apuntamos a la gente que le gustan los sabores de siempre con un toque diferente. Por eso trabajamos con, por ejemplo, productos de masa madre y café de especialidad”, sostuvo Francisco González Chiappe, uno de los dueños.
La “mila napo” es la estrella del restaurante. Sale 1500 pesos, se prepara con lomo y tiene salsa de tomate, pesto, ciboulette y queso, con acompañamiento de ensalada.
En pastelería, el hit es la torta de nuez, según confirman sus creadores: una base de nuez con dulce de leche y crema, que vale 520 pesos. Los macarons, que se hacen solo los viernes, también son muy pedidos y salen 400 pesos cada uno.
A diferencia de los anteriores, Bocacalle Olivos nació antes de la pandemia, en 2018, y tal como dice su nombre está en la esquina de Ricardo Gutiérrez y Hernán Wineberg, frente a la plaza de Olivos y la Parroquia Jesús en el Huerto de los Olivos.
“Esta es una bocacalle icónica de Olivos que refiere a un punto de encuentro. Es una esquina en pleno casco histórico del barrio enfrente de la plaza, de la iglesia y cerca de muchos colegios. Soñamos con transformarnos en un clásico del barrio”, dijo Santiago Tiraboschi, uno de los dueños.
Movida diurna
Antes de la pandemia estaban abiertos desde el desayuno hasta la cena, pero tras la pandemia repensaron la propuesta y notaron que la zona se mueve durante el día: “Nos dimos cuenta de que la zona es muy diurna, muy familiar y pasamos a cortar el servicio de cena y ofrecer desayuno, almuerzo y merienda”.
Según Tiraboschi, el distintivo de Bocacalle es la sandwichería, que busca ser clásica, pero con alguna vuelta. El sándwich de vacío desmechado sale 1170 pesos y el de jamón crudo y brie 820.
“Hace cuatro años cuando abrimos solo estaban Gandini [un bar declarado patrimonio histórico de Vicente López] y Bike and Coffee. Hoy ya hay muchos nuevos lugares y creo que esto va a ir creciendo aún más”, finalizó Tiraboschi.
Olivos York está cargado de historia. Además del cine, que en 1996 fue declarado “Monumento Histórico Municipal”, en la zona abundan los pintorescos puntos históricos.
La estación Borges del Tren de la Costa —hoy parte de Trenes Argentinos—, por ejemplo, fue inaugurada en 1896 y en ella funciona, desde 2017, Bike and Coffee, un café con mesas sobre el andén que ya es un clásico en el barrio.
Con café de especialidad de tostadero propio, está abierto todos los días de 9 a 19 y ofrece desayuno, almuerzo y merienda. El rol de canela y el pain au chocolat, dos de los productos más vendidos, salen 260 pesos cada uno.
Candela Apaico, de 22 años, y Lorenzo Polnieri, de 23, no son de Olivos, pero suelen ir a tomar café a Herbario o a Bike and coffee: “Nos encanta la zona porque además de haber buen café, es mucho más lindo que ir a Capital. Tiene verde y es tranquilo”, comentó Polnieri.
Juan Fernández suele dejar a sus hijos en un colegio de la zona e ir a trabajar a alguno de los cafés de la zona. “Me gusta mucho Vecino o Herbario, pero la verdad es que toda la zona está muy buena. Son lugares lindos en los que podés llevar la compu y estar tranquilo”, comentó.
“Ya hace cinco o seis años que Vicente López dejó de ser un lugar de paso y se convirtió en un lugar para quedarse e instalarse, en gran parte por estos espacios maravillosos en donde hay propuestas con cocina de mucho nivel que armaron y siguen armando un polo gastronómico en la zona”, dijo Pablo Dramis, subsecretario de Desarrollo Económico y Turismo de la Municipalidad de Vicente López.
Dramis agregó que en febrero de 2022 el icónico cine y emblema de Olivos cumplió 112 años: “A la sala principal se la nombró Juan Carlos Altavista, en homenaje a Minguito, artista y vecino del barrio. Tiene una capacidad para 282 personas y equipos de última generación. Además de películas, preestrenos y ciclos de cine, se presentan obras de teatro, ballet, recitales, se dictan talleres y se realizan visitas guiadas para conocerlo”.
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