Ola de robos de picaportes, timbres, bronces de esculturas y hasta asientos del Metrobús durante la cuarentena
Desde que comenzó la cuarentena se dio en la ciudad de Buenos Aires una ola de robos de piezas bronce de los monumentos. Aprovechando la ausencia de personas en las calles, también sustrajeron los timbres y los picaportes de los edificios patrimoniales. Incluso se llevaron los asientos del Metrobús. Así lo constataron vecinos de la zona de Retiro, que comparan esta situación con la vivida en el 2001 cuando desaparecían hasta los cables de electricidad. Frente a esta situación, el Gobierno porteño comenzó esta semana a trasladar estatuas pequeñas que corrían peligro de ser vandalizadas.
El Ministerio de Ambiente y Espacio Público confirmó a LA NACION que en las últimas semanas se registraron los siguientes faltantes: el robo de piezas ornamentales y un altorrelieve de bronce en el Monumento al General San Martín, un bajorrelieve del Monumento al Intendente Torcuato de Alvear y la parte inferior del Arquero de San Sebastián.
"Hay saqueos constantes, estamos indignados. Parece el 2001", se lamentó Hugo Pontoriero, un vecino de Retiro que trabaja de curador del Museo Nacional de Arte Decorativo porteño. En una recorrida por la zona el experto demostró cómo a una de las farolas de la vereda del Palacio Paz la cortaron por la mitad. Se trataba de una pieza de fundición de principios del siglo XX a la cual le dejaron solo la base. Pero también se robaron las tulipas de vidrio de las farolas aledañas.
A pocos metros de allí, se observó que a varios edificios de valor patrimonial les arrancaron porteros eléctricos, manijas y pomos de bronce, entre otros elementos de herrería antigua. También en Retiro, sobre la Avenida Leandro N. Alem, fueron sustraídas hileras enteras de asientos del Metrobús. Lo único que queda es el respaldo.
"Son delitos que afectan el patrimonio nacional en el caso de los monumentos y la propiedad privada de la gente que habita los departamentos. Una vez que desapareció una pieza, ¿quién lo repone?", se preguntó el especialista.
Agregó que esta situación se está viviendo también en otros barrios como Belgrano, Caballito y Recoleta. "¿Quién compra y vende bronce? ¿Quién lo funde? ¿Dónde se reducen todas estas toneladas que se están robando?", se quejó mientras caminaba consternado alrededor del Monumento al General San Martín y a los Ejércitos de la Independencia, ubicado en Plaza San Martín.
Allí se robaron una placa obra del alemán Gustav Eberlein para la ampliación del monumento en 1910. Pesaba entre 100 y 120 kilos, y tenía leyendas de homenaje. De esto se lamentaron los restauradores del predio Monumentos y Obras de Arte, MOA, conocido como el hospital de las estatuas, donde se reciben cientos de esculturas vandalizadas.
Si embargo la mayor parte de las piezas que decoraban el grupo escultórico del Libertador fueron sustraídas desde diciembre pasado a esta parte: coronas de laureles, placas y cascos de las esquinas.
El Monumento a San Martín fue recientemente declarado junto a otras 133 piezas emblemáticas de todo el país como Monumento Histórico Nacional. Hace honor al general y a los hitos de la independencia americana. El museólogo Pablo Chiesa explicó que se trata de una obra de gran valor: "La figura ecuestre ubicada en el sector superior data del año 1862 y fue la primera escultura de este carácter en la Argentina, obra del francés Louis-Joseph Daumas".
Según informaron fuentes de policía de la Ciudad, la mayoría de los hurtos "obedece a un grupo de menores del Barrio 31 que han sido detenidos en varias oportunidades pero que recuperan la libertad en horas". Por otros hechos similares, con autores mayores de edad, hay detenidos y se les han secuestrado partes de bronce o chapas de casas, agregaron las fuentes sin especificar como actúan en relación con los lugares dedicados a la fundición del material robado.
Como prevención se han incrementado los patrullajes con el servicio de motos en los horarios en los que se han producido la mayor parte de ellos, agregaron fuentes de la policía. Sin embargo, los vecinos sostienen que se pueden ver muy pocos efectivos custodiando.
En plena Recoleta, en la zona de Plaza Francia, también fue vandalizado el Monumento al Intendente Torcuato María de Alvear, obra de A. Jons y Juan Lauer, inaugurado en 1900. Consiste principalmente en una columna en cuya base se encuentra el busto de Alvear y en el sector superior un genio alado. Fue reiteradas veces agredido. Esta vez sustrajeron uno de los bajorrelieves de bronce que aluden a obras de su Gobierno.
A su vez, en Plaza Chile, frente al Museo Nacional de Arte Decorativo, se robaron un fragmento del arco de la obra El arquero de San Sebastián, del argentino Alberto Lagos. La obra fue declarada Monumento Histórico Nacional, data de 1925, y es también de bronce.
Dónde emplazar las obras de arte para preservarlas
Como prevención el Gobierno porteño empezó la semana pasada a retirar algunas esculturas. En estos momentos se halla en el MOA el Sembrador del escultor belga Constantine-Émile Meunier. Había cedido la soldadura de uno de sus brazos, dejando al mismo en una situación de vulnerabilidad. Lo mismo ocurrió con la obra L’homme parlant del escultor francés Léon-Ernest Drivier, también llevada al MOA.
Por su parte, desde la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, hicieron llegar una carta al jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la cual le manifestaron su preocupación ante las vandalizaciones, al tiempo que se pusieron a disposición para colaborar en la preservación de esas esculturas, muchas de la cuales fueron declaradas Monumento Histórico Nacional. "A partir de esa declaratoria la Comisión tiene superintendencia sobre dichos bienes y puede opinar sobre cual es la mejor forma de conservarlas", dijo Teresa de Anchorena presidenta del organismo.
Estos atentados contra el patrimonio vuelven a abrir el debate sobre dónde deben estar emplazadas las esculturas valiosas. Según el Gobierno porteño, por lo general las esculturas tienen que permanecer donde están, en el espacio público, ya que "son parte fundamental del paisaje urbano de la ciudad, y su implantación tiene una significación simbólica y en algunos casos histórica."
Del otro lado, especialistas como Pontoriero y Chiesa opinan que las obras valiosas de menor tamaño deben ser trasladadas al interior de algún museo para su resguardo. "Esta es una realidad que no solo se vive en la ciudad de Buenos Aires y en la Argentina, sino en otros países. Por ejemplo en Francia, en el Palacio de Versalles desde hace años están guardando sistemáticamente las esculturas originales de su parque dentro del antiguo edificio de las caballerizas. A las originales se las reemplaza por réplicas a fin de evitar que sean vandalizadas o degradadas por agentes naturales", dijo Chiesa, y aclaró que esto no quiere decir que haya que retirar todas las esculturas y monumentos de la ciudad, pero sí aquellos más susceptibles de ser dañados o robados.
En ese sentido, Teresa de Anchorena le sugirió a Larreta trasladar dentro del predio del Jardín Botánico aquellas obras que corren riesgo de ser vandalizadas, por ejemplo El Pensador o Sarmiento de Auguste Rodin. Consideró que sería una buena oportunidad para que la gente camine por el predio y disfrute de la naturaleza y de las obras de arte que allí estarán protegidas.
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