Ocultan el destino de residuos nucleares
Misterio: la Constitución provincial prohíbe que se depositen desechos en su territorio y los de la Capital iban a Ezeiza; se niegan a revelar adónde van a parar.
Los residuos nucleares que se producen en la Capital Federal están bien guardados, pero pocos saben dónde.
La Fundación Vida Silvestre denunció que esos desechos deben ser depositados en lugares seguros, y esos sitios están sólo en la Comisión Nacional de Energía Atómica, en Ezeiza.
Pero la nueva Constitución bonaerense prohíbe el tránsito y el almacenamiento de sustancias tóxicas en el territorio provincial, por lo que no se sabe adónde va a parar hoy la gran cantidad de desechos nucleares que se generan en la ciudad.
"Se está buscando una solución técnica transitoria hasta que se resuelva la situación planteada por la nueva Constitución provincial, pero no puedo informarles dónde están los residuos nucleares que se producen en la Capital Federal", dijo a La Nacion Jaime Paisa Campá, que hasta hace poco tiempo fue director de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
En esta ciudad, el uso de sustancias nucleares está muy avanzado. Entre las utilizaciones más comunes figuran la investigación científica y médica y las utilizadas en aplicaciones para tumores y cánceres.
Misterioso destino de los residuos nucleares
Inquietud: los residuos radicativos porteños de uso médico están bien guardados, pero el caso es que nadie sabe a ciencia cierta en qué lugar.
Una contradicción más entre las normas nacionales y las provinciales hace que una entidad ambientalista se pregunte qué se hace con los residuos radiactivos que provienen de clínicas, laboratorios y centros de investigación de esta ciudad.
La denuncia realizada por Fundación Vida Silvestre Argentina dice que los desechos de baja actividad que se utilizan deben ser guardados en un lugar seguro y que ese depósito es naturalmente la instalación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, en Ezeiza.
Pero, agregan, la nueva Constitución porteña prohíbe el tránsito, depósito y almacenamiento de sustancias tóxicas en su territorio, declarado no nuclear.
La actividad nuclear en nuestro país tiene varios usos, entre los más comunes en investigación científica y médica, y en aplicaciones para tratar tumores y cánceres. También se la utiliza en forma de sustancias marcadoras para diagnósticos.
En la Capital Federal hay numerosas clínicas de cobaltoterapia (contra el cáncer), instalaciones que producen sustancias farmacéuticas con radioisótopos.
Estos presentan un comportamiento idéntico a los isótopos estables que presentamos en nuestros cuerpos, es decir, a los átomos no radiactivos que tenemos naturalmente.
Problema de jurisdicción
Javier Corcuera, director general de Vida Silvestre, explica la gravedad del problema. "En la Argentina tenemos 105 equipos de cobaltoterapia, entre 60 y 80 instalaciones de braquiterapia o terapia irradiativa de corta distancia y 31 aceleradores lineales, la mayor parte en la Capital. Además, se usan 273 instalaciones destinadas a servicios de medicina nuclear para producir sustancias farmacéuticas con radioisótopos, marcadoras para diagnósticos", afirma.
Destinadas a la investigación y la docencia hay unas 200, en universidades nacionales, provinciales y en centros que dependen del Conicet o del INTA. Se trabaja en áreas como control de plagas, geoquímica, genética molecular o relevamiento ambiental.
"Con los radioisótopos como marcadores se puede estudiar, por ejemplo, el ciclo de la materia en nuestros ecosistemas. La detección de la radiación que emiten esos radionucleidos es muy precisa y se usan cantidades muy pequeñas", agrega Corcuera.
A pesar de todas estas útiles aplicaciones, la entidad ambientalista Fundación Vida Silvestre se manifiesta en favor de que se usen fuentes de energía no radiactivas, menos contaminantes, y cuestiona la manera en que los residuos de estas actividades resultan dispuestos.
"Tras perder su radiación pueden ser tratados como desechos normales, pero mientras la mantengan hay que guardarlos en algún lugar seguro. Ese depósito, que está dentro de la provincia de Buenos Aires y cerca de la Capital, es el Centro Atómico de Ezeiza", dice el director de la fundación.
¿Dónde los guardan?
Corcuera se pregunta, en vista de que la nueva Constitución de Buenos Aires, que declara a la provincia territorio no nuclear y prohíbe el transporte y almacenamiento de residuos de esa procedencia, adónde están siendo almacenados.
Se trata de cuerpos radiactivos de animales de laboratorio (en su mayoría, ratas) y la ropa usada en las prácticas (guantes y delantales).
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) podrá ejercer la responsabilidad de gestionar los residuos negativos bajo las normas que dicte la Autoridad Regulatoria Nuclear, una vez que se reglamente la ley 24.804, lo que aún no sucedió.
La denuncia dice que la Comisión podría estar siendo obligada a guardar estos residuos radiactivos en algún lugar de Buenos Aires no preparado para ello.
Si bien no fue posible hablar con las actuales autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica, el doctor Jaime Paisa Campá, director del organismo hasta hace poco, confió a La Nación : "Hemos buscado una solución técnica transitoria hasta que se resuelva la situación de lo planteado por la Constitución de la provincia ade Buenos Aires, pero nadie debe temer, porque sabemos cuál es nuestra responsabilidad en este tema, aunque no puedo darle la información de dónde están esos residuos".
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