Núñez quedó arrasado por el vandalismo
Una ONG cuantificó en 4 millones de pesos las pérdidas por los saqueos a comercios y roturas de vidrieras y parabrisas tras el partido
Los resabios del vandalismo quedaron en clara evidencia ya con la primera luz de la mañana. Núñez amaneció con numerosos negocios saqueados y dañados, vidrieras rotas, parabrisas de automóviles destruidos, contenedores incendiados y vecinos furiosos. El descenso de River Plate a la B Nacional condenó a los habitantes de las adyacencias del estadio Monumental a sufrir mayores penurias que las que habitualmente padecen cuando hay disturbios tras un evento deportivo o un recital que termina fuera de control.
Javier Miglino, presidente de la asociación Defendamos Buenos Aires, consideró que hay al menos 4 millones de pesos de daños y sostiene que los responsables legales a la hora de indemnizar serán el Club Atlético River Plate, la Nación y el gobierno de la ciudad. "Hay al menos 60 negocios afectados con daños, en promedio, de 40.000 pesos. Se rompieron 150 vehículos particulares, con pérdidas de 10.000 pesos, decenas de casas y edificios de departamentos con frentes de Blindex destruidos", estimó Miglino, que confirmó que algunos vecinos impulsarán demandas.
El eje de la Avenida del Libertador, entre Montañeses y Monroe, fue un territorio de combate. Y el día después de la tarde-noche aciaga, descontrolada, y con la policía en evidente inferioridad numérica para prevenir o detener los desmanes, encontró a decenas de comerciantes y vecinos con una furiosa queja: faltó prevención y presencia uniformada.
Un centenar de vándalos saquearon, por ejemplo, una verdulería sobre Libertador, entre Congreso y Ugarte, que hace cuatro meses había inaugurado. Rompieron la reja y se llevaron mercadería. "Tengo que arrancar de cero, una locura", decía uno de los encargados.
Lo mismo hicieron en un local de Farmacity, a metros de la verdulería asaltada, lo que obligó a los empleados del comercio a escapar por la terraza y escudarse en una vivienda lindera cuando decenas de malvivientes entraron para llevarse distintos objetos, hasta golosinas... También rompieron las vidrieras del local de pastas La Juvenil.
"Es que la policía estaba en otra cosa; tendría que haber hecho un cordón para acompañar a los hinchas, pero cuando entraban y robaban todo no había nadie. O eran pocos para los que habían", decía un empleado de un quiosco en Monroe y las vías.
Hubo más: en la esquina de Libertador y Ugarte, un comercio de venta de pisos sufrió la rotura del 60% de los vidrios y el robo de dos computadoras. En Udaondo al 1300, una concesionaria de autos sufrió la pérdida de unos 30.000 dólares, según los dueños, porque destrozaron tres autos y una camioneta blindada que había en el salón de venta.
"Desde los 14 años vivo acá y nunca pasamos algo así. Rompieron los vidrios, todos los autos que estaban dentro del local, los escritorios, las paredes. Sentís una bronca que no tiene explicación", dijo Osvaldo Ruffo, dueño de una concesionaria en Udaondo al 1300, mientras caminaba sobre los desechos de cristales.
La lista de víctimas es extensa en Núñez: al local de Mosaicos Blangino le destrozaron los vidrios, intentaron prenderles fuego a los escritores y, no contentos con eso, los vándalos se llevaron un televisor LCD y un equipo de música. Varios de los damnificados tenían seguro de robo.
Acostumbrados al descontrol
Ana Paulesu, presidenta de la Asociación Vecinal de Fomento Barrio Parque General Belgrano y Nuevo Belgrano, dijo a LA NACION que los vecinos, acostumbrados a la inseguridad en el barrio, se habían preparado para una situación similar. "La desgracia no fue mayor porque Dios estuvo presente. El barrio desde hace tiempo es un descontrol total y en la Avenida del Libertador faltó la presencia policial. Siempre pasa lo mismo: cuando empieza el partido se van todos los policías y no queda nadie. El domingo no había efectivos para prevenir los desmanes", comentó Paulesu, quien comparte la fórmula con Ricardo López Murphy como candidata a vicejefa de gobierno porteño.
Las calles también fueron objeto de la descarga emocional de los violentos vestidos de hinchas de fútbol. Decenas de contenedores fueron incendiados, como en Montañeses y Quesada. En esa cuadra, varios automóviles sufrieron la rotura de los parabrisas; lo mismo ocurrió sobre las calles Ugarte y Monroe.
Entrar en la panadería de Montañeses y Ugarte o en la ferretería entre Congreso y Ugarte era quedarse para escuchar conversaciones sobre el mismo tema: los desmanes. "Acá se salvó la gente que tenía persianas, es así. Es una verdadera locura lo que pasó", contaba un vecino. La Nacion intentó consultar al director del Centro de Gestión y Participación Comunal N° 13, Gustavo Acevedo, Consultado sobre la cantidad de denuncias vecinales, pero no respondió.
EN VOZ ALTA
Silvana Cancro
Encargada de Primer Piso SA
"Siento mucha impotencia. Miré por televisión lo que hacían en el negocio. Después de acomodar todo fui a hacer la denuncia y me dijeron que tenía que esperar porque estaban con los detenidos."
Martin Mallo
Empleado de Mosaicos Blangino
"Esto era previsible. Si River descendía, todo el mundo sabía que iban a romper los negocios del barrio. Tendrían que haber jugado sin público, es la única manera de que no suceda este tipo de cosas."
Pablo Romero
Encargado de La Juvenil
"Nos rompieron toda la vidriera que da a la calle. El negocio estaba cerrado y no pudieron entrar porque detrás del vidrio había una reja. Esto es realmente insólito."
Osvaldo Ruffo
Dueño de Automotores Udaondo
"Nunca vi algo así. Uno siente una bronca terrible: me rompieron tres autos y una camioneta blindada que estaba dentro del negocio, y me destrozaron todo el local."
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