Llegó al país el primer vuelo con evacuados por la guerra en Medio Oriente; fue una mañana emotiva en el aeropuerto de Ezeiza
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Era temprano. El domingo del Día de la Madre recién comenzaba. Sin embargo, para más de 200 familias la jornada empezaba de una manera emotiva por demás: a las 7.50, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza el primer grupo de 246 repatriados argentinos, que fueron evacuados de Israel por la guerra en Medio Oriente.
“Nosotras vivimos allá hace más de tres años. Nos mudamos por trabajo y porque tengo familiares allá. Nunca viví algo así. Estamos acostumbradas a los misiles, a que suenen las alarmas, a ir al refugio, pero no a que entren a las casas para secuestrar o matar. Realmente es la primera vez que sentí miedo”, contó a LA NACION una mujer de 37 años, quien sostenía a su hija pequeña en brazos, al salir de la terminal aérea.
“A uno en estos momentos se le cruzan cosas horribles por la cabeza, cosas que jamás pensó. En esos momentos mi cabeza estaba por explotar. Estoy agradecida de poder haber vuelto a mi país”, agregó la joven, que no quiso revelar su identidad.
“Estoy muy contenta de estar en casa, quiero ver a mis amigas, estar con mi familia. Yo tuve mucho miedo, jamás imaginé vivir una cosa así. Cada vez que sonaban las sirenas y se escuchaban misiles, temía por mi vida y por la de mi grupo de compañeros. Nunca tuve un sentimiento tan horrible, no se lo deseo a nadie”, expresó tras abandonar el aeropuerto una adolescente también recién llegada, de quien la madre pidió no revelar el nombre.
El operativo “Regreso Seguro” implicó el traslado de los argentinos sorprendidos en Israel por el sangriento ataque de Hamas del sábado 7, primero entre Tel Aviv y Roma con un Hércules C-130 y un Boeing 737 pertenecientes a la Fuerza Aérea Argentina. Luego, desde la capital italiana, tomaron un vuelo especial de Aerolíneas Argentinas en el Airbus 330-200 con matrícula LV-GIF para volver al país; algunos residían en Israel y otro estaban allí como turistas. Las tareas fueron coordinadas entre la Cancillería, el Ministerio de Defensa y la aerolínea de bandera.
Según informó la Cancillería, son casi 1500 los argentinos que solicitaron la repatriación desde la zona de conflicto. El ataque de Hamas continúa, mientras el ejército de Israel redobló las represalias contra el grupo terrorista. En la Franja de Gaza la situación es cada vez más tensa, con un alarmante número de víctimas fatales y heridos; entre ellos, argentinos.
“No puedo explicar lo que sentí, realmente fue algo muy angustiante, sentí una opresión en el pecho tremenda. Lo que hicieron fue una masacre, yo tenía miedo de que agarraran a mi hijo”, expresó Magalí, madre de Nicolás, un chico tucumano de 16 años, quien había viajado a Israel hace diez días por un viaje de estudio. La mujer tampoco quiso dar a conocer su apellido.
“Se asustaban cuando escuchaban las explosiones lejos y a los aviones que sobrevolaban los edificios en donde estaban y los helicópteros. Pero también sintieron tranquilidad y estuvieron muy contenidos, porque sus profesores los acompañaron mucho”, explicó, con lágrimas en los ojos.
La abuela de Nicolás también estaba a la espera de su nieto: “Estamos muy emocionados”, dijo.
Por su parte, otra mujer que solo se identificó como Luisa sostenía un cartel de bienvenida y unos globos. Ella y sus nietos aguardaban a su hija. “Fueron días de no poder dormir, de no saber lo que estaba pasando del otro lado porque uno también ve la televisión, las noticias, y piensa lo peor”, dijo Luisa, quien estaba muy preocupada.
Su hija, hoy de 60 años, se fue a vivir a Israel hace tres. En su ciudad no se escuchaban las sirenas habitualmente, a diferencia de otras, lo que sumó incertidumbre desde el principio, según describió en diálogo con LA NACION.
“Creemos que ella va a volver a vivir a Israel. Pero ahora es momento de volver a la Argentina, de que esté con su familia en casa”, expresó Luisa, con los ojos llenos de lágrimas.
Benjamín tiene 15 años. Llegó ayer en un vuelo y hoy volvió a Ezeiza a esperar a sus amigos, quienes viajaron gracias al operativo “Regreso Seguro”.
“El sábado nos despertaron temprano a la mañana. Ese día se celebraba el Shabbat, entonces íbamos a recibir visitas. Tocaron la puerta de mi habitación y me avisaron que se había suspendido todo. Que había sonado la sirena, que debíamos ir corriendo al refugio”, recordó.
“Yo pensé que era una sirena como las que se suelen escuchar en Israel, aunque hasta ese momento no habíamos escuchado ninguna”, dijo. “Al rato, me llamó un familiar mío que vive allá y me contó que había habido distintos ataques y que se habían cortado las rutas, por lo tanto no iba a poder venir a visitarme”, añadió chico.
“Después vimos las noticias que mostraban que el primer ministro había declarado el estado de guerra”, lamentó.
Benjamín aseguró que, a pesar de estar en el país del conflicto, el equipo de profesores siempre trató de brindar calma, por lo que no sintieron realmente el estado de guerra.
Fueron varios los contingentes de estudiantes que regresaron esta mañana en el vuelo de repatriación AR1091 de Aerolíneas Argentinas, procedente de Roma. Por razones de seguridad, llegaron al sector FOB de la terminal aérea internacional, donde habitualmente arriban los aviones privados, se explicó.
Gustavo, que solo brindó su nombre de pila, esperaba a su hija Maia entre todas las personas que estaban a la espera de ver pasar por la pasarela a sus seres queridos. “Nos mandó el sábado un mensaje contándonos que habían caído misiles. Como se asustaron, se quedaron adentro del departamento con su grupo de amigos, seis chicos de La Plata. La situación empezó a empeorar cada vez más y decidieron que querían volver”, comentó el padre de la chica de 19 años.
Y explicó: “Fue duro, porque uno estando lejos no puede controlar nada. Primero no sabíamos bien qué iba a pasar hasta que empezamos a ver las noticias por la televisión, y entonces vimos que no eran solo misiles, sino que era un ataque mucho más importante”.
“Ahora dentro de todo estamos contentos que podemos volver a tenerla con nosotros”, expresó.
“Mucho dolor”
“Estamos esperando a mi hija Sofía, de 23 años”, señaló Roberto. Sofía había llegado a Israel hace dos meses aproximadamente. Se fue a trabajar, a recorrer y a visitar a familiares y amigos que viven allá.
“Sentimos mucho dolor el sábado cuando nos enteramos de lo que estaba sucediendo. Uno quiere que termine y que no haya guerras, conflictos. Con mi familia y con mis amigos concordamos en que estamos aliviados de que nuestros hijos vuelvan, pero no se puede sentir felicidad y estar contentos por toda esta situación”, añadió Roberto.
“Siempre nos transmitió tranquilidad, sabía lo que tenía que hacer, conocía las medidas de seguridad, los protocolos. Ella supo muy bien cómo controlar la situación, la situación no la controló a ella. No estaba desbordada, no estaba enloquecida con la situación”, describió.
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