Nuevos cuestionamientos al paper del Ministerio de Salud a favor de Sputnik V: “No declararon que había conflicto de intereses”
En diálogo con LA NACION, el científico italiano que detectó los errores en la investigación que lleva la firma de Carla Vizzotti y otros funcionarios nacionales también se quejó por la falta de acceso a los datos originales
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“Son errores de tipeo en algunos porcentajes que ya estamos enviando a la revista. Los números absolutos son correctos, incluso están escritos al lado de los porcentajes. Por ejemplo: dice 77.9 y es 7.78. Está revisado nuevamente el trabajo entero, y son solo errores de tipeo”, había argumentado ayer ante LA NACION la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica, Analía Rearte, al defenderse de las fuertes críticas que generaron las equivocaciones de cifras y hasta de gráficos del informe argentino sobre la efectividad de la vacuna Sputnik que publicó a mediados de marzo en la revista científica The Lancet.
THE NEW SPUTNIK STUDY ON LANCET /2
— enrico (@bad_scientists) March 28, 2022
So these are Kaplan-Meier curves, establishing Sputnik as effective as AZ.
Did this article pass a peer review?https://t.co/4xU60zsv4w@TheLancet pic.twitter.com/GPPc9oKdeT
Presentado hasta en las redes sociales el 16 de marzo pasado por la ministra de Salud, Carla Vizzotti, coautora del estudio junto con Rearte, la publicación en The Lancet mereció ayer un fuerte cuestionamiento no solo al trabajo argentino sino a la falta de rigurosidad habitual de esa editorial de divulgación científica.
El alerta internacional provino de Enrico Bucci, biólogo molecular italiano, que en su sitio web Cattivi Scienziati (Malos Científicos, su traducción al español), hizo un fuerte cuestionamiento a The Lancet: “Se ha publicado un manuscrito sobre la Sputnik, que no debería haber pasado ni la revisión de un niño. El caso es que Lancet nos está acostumbrando cada vez más a revisiones improvisadas, o tal vez incluso faltantes, dada la calidad y la cantidad de errores que se encuentran en sus lustrosas páginas”. Bucci se refería así al contenido del informe argentino que había sido calificado por Vizzotti como “excelente” al difundirlo en su cuenta oficial de Twitter.
Estudiamos la efectividad de Sputnik V, AstraZeneca y Sinopharm entre enero y septiembre de 2021, tanto para prevenir las infecciones como para prevenir la muerte por coronavirus en mayores de 60 años, el grupo con más riesgo en esta pandemia.
— Carla Vizzotti (@carlavizzotti) March 17, 2022
Además, Vizzotti resaltaba que la decisión tomada en marzo de 2021 de diferir las segundas dosis, porque no llegaban segundos componentes de Sputnik V, había sido correcta y que se basaba en evidencia que recién pudo tener cuando finalizó el estudio más de seis meses después de definir esa estrategia ante el incumplimiento del laboratorio ruso.
Tras la respuesta de Rearte a este medio, LA NACION contactó a Bucci y le preguntó si había alguno de los errores que fuera más grave que los otros: “No hay un solo error peor que los demás. Es el número total de dígitos erróneos en una sola tabla lo que impresiona, con la adición de una cifra duplicada. Sin embargo, esta es la tercera vez que la revista Lancet publica datos incorrectos o manipulados en Sputnik. A veces, como en este caso, pueden ser errores por dejadez, pero otras veces las estadísticas nos dicen que son manipulaciones intencionadas. Por lo tanto, la comunidad científica se pregunta: ¿Cuál es el papel de Lancet en la promoción del Sputnik?.
Ante la consulta de este medio de si, según su análisis, más allá de los “errores tipográficos” los datos son definitivos y correctos, el italiano respondió: “Afirmar que estos son errores tipográficos sugiere que esa tabla se llenó a mano; en la era de las hojas de cálculo, esto es cuanto menos curioso. Por otro lado, también hay una figura duplicada; esto ciertamente no es un error tipográfico. Uno se pregunta: ¿Por qué un trabajo tan importante es preparado de manera tan descuidada por algunos de los científicos argentinos más importantes junto con el Ministerio de Salud? ¿No tuvieron tiempo de revisar lo que estaban haciendo? Y entonces: ¿Por qué Lancet pasa errores que un profesor de primaria habría marcado en rojo?”
Bucci sumó un dato, que no figuraba en su análisis: “Me gustaría agregar un punto: el Ministro de Salud es el autor del paper. Esto implica un conflicto de intereses, dado que su gobierno ha promovido por todos los medios la Sputnik V, como lo demuestran varios correos electrónicos difundidos a la prensa y como también se desprende de las conexiones entre varios miembros importantes del gobierno, Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y el gobierno de Putin. Sin embargo, la declaración de este evidente conflicto de intereses no está presente en el trabajo”.
Para cerrar el experto en verificaciones, sumó: “Nuevamente: ¿por qué los datos del trabajo original no serán accesibles para la comunidad científica antes de los nueve meses de la publicación?”
Cuáles fueron los errores detectados
Los datos en los que se basa el estudio publicado en The Lancet habían sido solicitados por LA NACION al Ministerio de Salud de la Nación a fines de febrero pasado, pero las autoridades habían indicado que no contaban con el cruzamiento de esos datos: qué y cuántas vacunan tenían las personas internadas o que habían fallecido por Covid-19. Sorprendentemente, esos datos que se habían negado, son los que se publican en The Lancet con la firma de Vizzotti y de Rearte.
Entre los problemas que encontró Bucci, que permitirían confirmar que no se hizo la minuciosa revisión usual de la publicación científica internacional así como tampoco una confirmación argentina previa al envío del informe a The Lancet, advirtió: “El trabajo, bajo la premisa de un protocolo bien diseñado, pretende evaluar retrospectivamente la eficacia de la vacunación con Sputnik, ChAdOx1 (vacuna de AstraZeneca) y BBIBP-CorV (vacuna china), a partir de la incidencia de infección y muerte causada por Covid-19 entre sujetos vacunados y no vacunados, todos mayores de 60 años. Se consideran muchos factores de confusión para corregir los posibles errores que plagan este tipo de estudio retrospectivo: edad, género, comorbilidades, origen geográfico y muchos otros”.
“Los errores de tipeo se dieron en el traspaso de envíos con la revista, que tuvo muchas revisiones, con cambios de formato y demás. En las últimas revisiones han quedado números equivocados. La revista tiene un lugar específico en donde se pueden enviar este tipo de errores detectados postpublicación, si por supuesto son errores de este tipo, y no errores en los resultados”, respondió ayer Rearte a LA NACION ante la consulta de a qué se debían los errores detectados y denunciados públicamente por Bucci.
Rearte confirmó que “entre ayer y hoy [por anteayer y hoy] y corrimos todo nuevamente y revisamos. Si ves la tabla, los porcentajes son los equivocados (otro ejemplo; hay tres números que están como proporciones en lugar de porcentajes: 0.6 en lugar de 60%, 0.3 en lugar de 30%)”.
Bucci puntualizó: “Al final, entre otras conclusiones, nos enteramos por los autores de que la vacuna rusa funciona en la prevención de infecciones y muertes entre los sujetos probados, tan bien como el producto de AstraZeneca, con un porcentaje de eficacia (calculado antes de ómicron) igual o superior, del 93% en cuanto a la prevención de muertes por Covid-19. Esto es bienvenido y está en línea con las expectativas de todos, dado lo que sabemos sobre los productos adenovirales”.
THE NEW SPUTNIK STUDY ON LANCET /3
— enrico (@bad_scientists) March 28, 2022
Can someone teach me how these percentages were computed?@TheLancet pic.twitter.com/rQxFAA0bOI
Cálculos equivocados
Pero el científico puso la lupa específicamente en algunos datos de la publicación argentina en The Lancet: “Consideremos primero la tabla que proporciona detalles sobre la población estudiada. Entre los vacunados con el producto chino encontramos 18.733 muertos de 95.519 infectados a pesar de la vacuna. De estas defunciones, 5208 tienen >=80 años, es decir, según informa Lancet, el 27,8% del total de defunciones. Como pueden ver en la siguiente figura, el problema es que en la misma tabla encontramos que de los 18.733 muertos totales 7434 están en la franja de sexagenarios, y esto corresponde… ¡Otra vez al 27,8% de los muertos, según la autorizada revista!”.
THE NEW SPUTNIK ON LANCET /5
— enrico (@bad_scientists) March 28, 2022
This is also very interesting to learn.
5208/18733 is 27.8%
But then, 7434/18733 is also 27.8%.
The birth of a new arithmetic.@TheLancet pic.twitter.com/kpHTPloAMT
Pero este no es el único error que detectó el científico italiano, que ya había cuestionado los datos del ensayo clínico de Fase II de Sputnik, y agregó sobre el trabajo del Ministerio de Salud: “Veamos la distribución de sexos entre los vacunados con Sputnik. En la franja de edad de 60-69 años encontramos un 49,7% de mujeres, y… ¡Un 80,7% de hombres!”.
No solo hizo una crítica del informe argentino en sí mismo, sino que Bucci también fue duro al cuestionar a los revisores de la revista The Lancet por no detectar estos errores. “Tal vez el crítico estaba cansado. Podemos seguir, siempre mirando a la misma tabla. Para cada grupo de edad y para cada vacuna, encontramos casos de Covid-19 confirmados por PCR antes de que comenzara el estudio. Para los casos de Sputnik V, tenemos 0,6%, 0,3% y 0,2% para los tres grupos de edad incluidos en el estudio: ¡pero la suma debería ser 100%, ya que no hay otros grupos de edad incluidos en el estudio para Sputnik!”.
“Continuando en la misma tabla, descubrimos entonces que, para la vacuna china, se reportan los porcentajes de vacunados entre los controles con una o dos dosis, desglosando los datos por edad; sin embargo, nuevamente encontramos porcentajes sin sentido, que no se pueden reproducir”, detalló Bucci, que es profesor e investigador en la Universidad de Temple, Filadelfia, Estados Unidos y se preguntó: “Básicamente, dentro de la única tabla que debería representar a la población estudiada, hay tal sobreabundancia de cálculos erróneos, que uno se pregunta si un revisor habría examinado el manuscrito”.
Luego de detallar cada error, Bucci se centró en la actitud editorial de The Lancet, a la que no es la primera vez que le señala incongruencias: “Sería bueno, teniendo en cuenta todos los problemas destacados, poder acceder a los datos originales y verificar que, en todos los casos, los errores se deben simplemente a la falta de cuidado en el informe y la revisión de los datos; pero una vez más, como ya nos ha acostumbrado The Lancet, los datos originales no están disponibles para las comprobaciones necesarias, en el sentido de que los autores se reservan el derecho de facilitarlos en un plazo de nueve meses desde su publicación”.
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