Nuevo frente de conflicto: quejas del personal de salud que recibió Sputnik y necesita viajar
Fue el primer grupo inmunizado con la vacuna rusa, que por ahora no aceptan Europa ni Estados Unidos
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Luego de que Estados Unidos anunció que a partir del 1º de noviembre los visitantes tendrán que estar vacunados contra el Covid-19 para poder ingresar a ese país, empezó a abrirse un nuevo frente de conflicto para el Gobierno y con el grupo menos esperado: el personal de salud inmunizado con Sputnik V que necesite viajar a países o destinos donde el suero ruso no está autorizado.
Hay actividades docentes, intercambio educativo, reuniones de comités asesores o consultivos y pasantías cortas en medicina, entre otras, que son presenciales. Con la evaluación de Sputnik en pausa en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y frente a la incertidumbre de qué decidirán Europa y Estados Unidos, las quejas empiezan a ser cada vez más fuertes con cada noticia.
Ya hay profesionales que decidieron viajar antes de noviembre para volver a vacunarse con alguna de las marcas que ya fueron incluidas en la lista de uso de emergencia de la OMS. Es que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su nombre en inglés), en Atlanta, anticiparon la semana pasada a medios estadounidenses que darán luz verde a los visitantes internacionales que puedan acreditar el esquema completo de alguna de las vacunas evaluadas por la OMS: Moderna, Pfizer, Janssen (Johnson & Johnson), AstraZeneca, Covishield, Sinopharm y Sinovac. La decisión de la Unión Europea iría en el mismo sentido. El certificado digital de vacunación de Mi Argentina es desde el 6 de septiembre el documento oficial de viaje para esa acreditación.
Si Rusia se pusiera al día con las recomendaciones hechas por los equipos técnicos de la OMS para superar la evaluación como el resto de los productores, la vacuna que recibieron más de 15 millones de argentinos, incluido el personal de salud, se incorporaría a esa lista. También se espera una decisión sobre la combinación de dosis.
Hay poco más de 1,6 millones de dosis de Sputnik V destinadas a trabajadores del sistema sanitario desde diciembre pasado, de acuerdo con un análisis de LN Data.
“A la medicina la afecta muchísimo que tengamos limitaciones para poder viajar”, dijo Oscar Mendiz, director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro. Se refería al movimiento que hay entre centros de atención y formación en el mundo, del que la Argentina va quedando rezagada.
Aprendizaje y práctica
“Cuando incorporamos una práctica en la Argentina, siempre viene un profesional destacado para supervisar el aprendizaje y la práctica. Y eso también lo hacemos profesionales argentinos en países limítrofes o más lejanos –agregó–. Si no se puede viajar por restricciones con la vacunación para Covid-19, se pierden esas posibilidades. Cuando visito un hospital de otro país, converso y aprendo de colegas, pero también hablo con enfermeros y técnicos de una infinidad de detalles que la virtualidad no proporciona. Podrán decir que es solo dos años, pero esto va a afectar de manera muy significativa la formación médica, que es continua”.
El 6 de noviembre tenía prevista una presentación como orador. Como tiene ambas dosis de Sputnik, pudo cambiar el pasaje para el 30 de octubre, antes de que entren en vigor los nuevos requisitos de ingreso a ese país y con tiempo como para poder aplicarse otra vacuna y, así, poder también viajar más adelante a Europa o Medio Oriente sin restricciones.
Los centros de formación de elite en medicina, como en otras carreras, están en Europa y Estados Unidos, según indicó Emmanuel Braschi, especialista en neurourología. Evaluó que, en el contexto de pandemia, los problemas arrancan desde la residencia, con dos años difíciles de recuperar. “Si un profesional que termina la residencia quisiera formarse en el exterior, hoy por hoy, entre las vacunas y las dificultades económicas es prácticamente imposible”, consideró.
“Hay personas que necesitan viajar por asuntos familiares, de salud y trabajo que realmente son importantes y para las que, si tienen Sputnik V y no hay una solución pronta, las nuevas restricciones en el mundo pueden ser un problema”, opinó el neurólogo Conrado Estol, quien optó por aplicarse el esquema completo de Pfizer en Estados Unidos.
En febrero, tiene que volver a viajar por trabajo con colegas de la Unidad de ACV en el Hospital General de Massachusetts, en Boston. “Tengo que hacerlo de manera presencial –dijo–. Pero si un colega vacunado con Sputnik V tuviera que hacerlo, hoy no se podría decir que tendría una solución y quedaría esperar que, para ese momento, la OMS haya reevaluado la documentación de esa vacuna”.
Los funcionaros, tampoco
La semana pasada, Roberto Debbag, especialista en vacunas y presidente electo de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, recibió 30 llamadas en un día. “Es una gran preocupación. Hay personas que tienen planificado un intercambio académico o de formación y no van a poder viajar a partir de noviembre. Tampoco podrían estar viajando funcionarios”, señaló.
Alberto Fernández está vacunado con Sputnik V y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, con una combinación de Sputnik y Moderna.
“¿Qué haría? –planteó Debbag–. Un estudio rápido sobre un refuerzo del esquema de Sputnik con la monodosis de Johnson & Johnson. Eso podría ayudar a resolver este problema para el personal de la salud y, en definitiva, millones de argentinos”.
Con la colaboración de Delfina Arambillet
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