Nuevo capítulo en la áspera disputa por la millonaria herencia de Douglas Tompkins
La batalla judicial de la desheredada hija menor del filántropo Douglas Tompkins sumó un nuevo y áspero capítulo en lo que se perfila como una agria saga familiar, de infidencias y reproches varios, en la pelea por su millonaria herencia, todavía sin cuantificar.
En lo jurídico, la guerra de fuego cruzado se ancla de la competencia del tribunal que debe regir la sucesión, espoleada por la disparidad entre la legislación hereditaria de Chile y de EE.UU, donde se sustancian los reclamos. Todo un entuerto de leyes en pugna con final abierto y mucha comidilla para la platea en ambos hemisferios, que siguen el tema cual culebrón.
Millonaria y socialité, Summer Tompkins Walter, de 50 años, hija del primer matrimonio de Tompkins con Susie Buell -amiga y aportante de la campaña presidencial de Hillary Clinton y cofundadora junto al ecologista de las marcas The North Face y Esprit-, reclama al menos US$ 50 millones de su herencia y exige un resarcimiento de similar cantidad por haber sido privada de los bienes de su padre.
La fortuna del ecologista fue transferida por él a un fideicomiso (trust) regido por la ley californiana, en el que su segunda esposa, Kristine McDivitt, es única beneficiaria. Así lo dispuso en su último testamento, rubricado en Buenos Aires en 2012, al que accedió LA NACION.
La justicia en Los Ángeles desestimó en primera instancia el reclamo hereditario tildándolo de "frívolo, especulativo e insustancial", pero el fallo fue apelado, mientras en Puerto Varas, Chile, donde está la sede de Tompkins Conservation, Summer abrió otro frente judicial y demandó a la viuda y a The Douglas Tompkins Revocable Trust.
De la información que surge de la contestación de la demanda por parte de su viuda en Chile, el trust posee campos en Entre Ríos, Iberá y en Chile, además de cuentas bancarias, inversiones y acciones en una sociedad anónima en California, y participación en dos sociedades de Delaware, EE.UU. Todo se administró siempre desde Long Beach, California, y en el marco del trust, una figura usual entre los estadounidenses tanto para manejar bienes como herencias.
Para su épica filantrópica, Tompkins derivó en vida parte de su fortuna a fundaciones en Chile y Argentina, de manera de que su mecenazgo ambiental—amplificado por aportes de otros donantes que respaldaron y continúan impulsando su proyecto verde—, tuviera autonomía y sustentabilidad en el tiempo.
En 101 páginas llenas de infidencias, los abogados de la viuda argumentaron sobre la incompetencia de los tribunales chilenos para entender en el pleito; ventilaron que existen otros dos juicios pendientes por el mismo tema en California y enfatizaron la improcedencia de tramitar simultáneamente una misma controversia en dos foros distintos. Además, acusaron a Summer de lo que en EE.UU. se conoce como "forum shopping": querer elegir el tribunal más conveniente a sus reclamos.
LA DEMANDA
Mientras en EE.UU. rige el libre albedrío para testar, en Chile los hijos son herederos forzosos y las sucesiones se dirimen por el último domicilio del difunto, sin discriminar por nacionalidad. Bajo ese marco normativo, Summer cuestionó que la ley chilena no habilitaba a su padre a transferir la totalidad de sus bienes a su esposa o a destinarlos a filantropía en desmedro de sus herederas. Aunque su hija mayor Quincey, alineada con los intereses ambientales de su padre, no se sumó a la controversia.
De entrada, los abogados de McDivitt negaron que Tompkins hubiera fijado su residencia en Chile. Lo describieron como un nómade que mantuvo su ciudadanía estadounidense y que procuró deliberadamente no perder su domicilio en California, evitando ausencias prolongadas fuera de ese país, para resguardar la legalidad de su trust. Con ese fin, continuó pagando impuestos federales en Estados Unidos, votó en las elecciones, mantuvo seguros médicos allí y se casó en California.
Sin medias tintas, los letrados trasandinos de la viuda tildaron la "libelo" la demanda de Summer, de improcedentes y especulativos sus argumentos jurídicos y la acusaron de promover una "venganza personal en contra de la voluntad de su padre", acompañada por una amplia campaña de difamación en los medios "para lograr un tardío ajuste de cuentas".
A pesar de su acomodada situación económica, favorecida por los millones que le donó su madre tras la venta de Esprit y por su enlace con un "noble" acaudalado de San Francisco—esgrimen los letrados—, Summer "intenta presentar a su padre como un violador de las leyes por no haberla considerado en su herencia y exige, contra la voluntad de éste, que se le reconozca una participación forzosa en su patrimonio que ni la ley norteamericana, ni el trust, ni el testamento le reconocen".
Los letrados afirman que antes de su muerte, Tompkins estudiaba "asumir nuevos proyectos de conservación en Transilvania, Uruguay, África e incluso en el centro de Estados Unidos", y "optó por no incluirla en su herencia en beneficio de la humanidad". En esa línea—continúan—, le confió todo su patrimonio a su mujer para asegurarse la continuidad de su legado, "cuyo beneficiario final son, literalmente, todos los habitantes del planeta".
"Tras un un fallo desfavorable en EE.UU, la demandante –consciente de estar imposibilitada legalmente de entablar su reclamo en California pues allí sería rechazado de plano– ha optado por iniciar acciones en Chile, país con el que jamás ha mantenido relación, con el inaceptable propósito de usar esa jurisdicción para obtener una decisión contraria a la ya emitida en California", dice la demanda. "La verdad es que no hay legislación en el mundo que pueda satisfacer sus deseos. Se trata de un aparente conflicto que presenta más elementos psicológicos que jurídicos", concluyen los letrados, tras describir el estilo de vida de Summer como contrario a las creencias de su padre.
LA RESPUESTA
Los abogados de Summer no tardaron en responder. Insistieron con la competencia del tribunal, dado el último domicilio de Tompkins en Chile. Arguyeron que en el juicio en EE.UU no se demandó a la viuda ni al trust, sino que sólo se exigió la aplicación de la ley chilena—y no la de California—para dirimir la herencia. Alegaron, además, que las acciones en Chile apuntan a objetos diferentes: la nulidad del testamento y su reforma, la restitución de bienes, el dictado de nulidad del trust creado y una indemnización por daños y perjuicios.
Negaron que Summer actuara de mala fe y alegaron que no puede ser culpable de elegir el tribunal chileno, ya que se vio obligada a demandar en ambos países debido a la complejidad de la estructura jurídica pergeñada por su padre.
Soslayaron las cuestiones familiares, cuestionaron el tenor descalificatorio como "cortina de humo" "hacia la hija en la contestación de la viuda y aseguraron que la estrategia jurídica elegida persigue transmitir demonizar a Summer. "No entraremos en ese terreno", se lee en el escrito, de 60 páginas.
Consultada por LA NACION, antes de viajar a Sudáfrica, y evaluar las propuestas hollywoodenses que intentan llevar la vida de Tompkins a la pantalla grande, Kristine dijo en forma lacónica: "Ese es un viejo problema entre padre e hija, en el cual no tengo nada que ver".
Pero lo que no contesta McDivitt, sí se difunde a través de una agencia de comunicación en Chile, que facilitó las querellas. "A tal grado llega la desfachatez con la que actúan las demandadas (por la viuda y por Debra Ryker, coadministradora del trust, y ex contadora de Esprit), que llegan a ufanarse de esa suerte de blindaje o campo minado societario, que se extiende desde EE.UU. a Chile, pasando por Argentina, que le impide a Summer acceder a la cuantiosa y millonaria herencia" de su padre, replican sus abogados.
"¿Cuál es la razón por la que tribunales norteamericanos habrían de prevalecer por sobre el tribunal chileno? ¿Por el sólo hecho de ser norteamericanos? ¿Por ser EE.UU la principal potencia del mundo? Entenderlo así podría generar un peligroso precedente futuro", advierten a los jueces.
Además de cuestionar la venta de activos por parte de la viuda, que ya se desprendió de tierras en el Chaitén, en Chile -afirman- el riesgo de que la justicia chilena no actúe en la demanda, lo que contrariaría a la ley chilena, que no exime a extranjeros en cuestiones hereditarias , es que la viuda continúe desprendiéndose "con impunidad" de los activos. Además, le recuerdan al tribunal que debe resolver la controversia por daños y perjuicios, que originalmente fue estimada en más de US$ 50 millones.
No está claro cuál es el destino que Kristine Tompkins piensa darle a la fortuna heredada de su marido. "Como ex CEO de Patagonia, ella siempre fue una mujer de recursos. Y si bien no lo ha dicho públicamente se cree su legado será en gran parte destinado a la conservación. Eso quería Doug y ella es el reaseguro para que eso se cumpla", dijeron cerca de su entorno.