Nuevas estrategias terapéuticas
Según los especialistas, es necesario contar con diferentes dispositivos de tratamiento
Para los psiquiatras, psicólogos y sanitaristas, si bien la gran mayoría de los pacientes con trastornos mentales deberían recibir tratamientos ambulatorios, el Estado carece de los dispositivos adecuados para que puedan recuperar "un estado de bienestar en el cual cada individuo alcance sus potencialidades, pueda enfrentar las tensiones normales de la vida diaria, pueda trabajar productiva y fructíferamente y sea capaz de hacer una contribución a su comunidad". Tal es, según la OMS, la definición de salud mental.
"Dado que se trata de trastornos tan prevalentes, no podemos soñar solamente con el tratamiento uno a uno -subraya Vigo-. Hay múltiples maneras de tratar la patología psiquiátrica que no tienen que ver con la reclusión, pero no se pueden descartar los hospitales monovalentes de un día para otro sin preparar antes los dispositivos adecuados."
"El uno a uno, aunque es eficaz, también puede ser ineficiente -dice Taragano-. El principal motivo de los fracasos es que cambiar conductas es muy difícil. Y aunque está muy bien buscar el medicamento para revertir el Alzheimer, a pesar de que ya se sabe que se puede disminuir la demencia con cambios de conducta, se gasta el 85% de los recursos en investigación biológica y se desestima la investigación en los factores modificables de origen psicosocial que pueden prevenirla. ¿Por qué? Porque cambiar conductas es más difícil que dar pastillas salvadoras."
Vivienda asistida, trabajo con apoyo o grupal, e integración social son algunos de los recursos que deberían estar al alcance de médicos y pacientes para superar el trance de un trastorno mental.
"Es preciso diseñar una escala de tratamientos, desde la atención primaria hasta la internación, siempre con la prioridad de mantener la integración y la vivienda independiente -destaca Vigo-. El éxito no debería medirse solamente en que los pacientes no tengan pensamientos tristes o no alucinen, sino en que disfruten de una mejor calidad de vida, que sean protagonistas de su tratamiento, que no se vean obligados a una internación prolongada, o se los esconda en el cuarto del fondo. El éxito está en devolverle a la persona la posibilidad de vivir su propia vida. El fracaso, en el internado crónico, en el paciente depresivo que tiene que esconderse del empleador. Nosotros, como psiquiatras, tenemos la gran responsabilidad de que esta problemática se conozca, en lugar de recluirnos en sociedades profesionales. Este trabajo de alguna forma es empezar a saldar esa deuda".