Nueva toma: “El Colegio Nacional de Buenos Aires solía ser un espacio de vanguardia académica y eso dejó de suceder”
La presidenta del Centro de Estudiantes del CNBA habló con LA NACION sobre las razones de una nueva toma que llevan adelante desde hoy; qué dicen desde la institución
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El Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires anunció ayer a la noche la toma de la institución por parte de los alumnos. Señalan que esta medida de fuerza es para exigir la salida de la actual rectora, Valeria Bergman, quien ejerce su cargo desde 2018 y podría ser reelecta en diciembre.
Los reclamos centrales de los estudiantes están vinculados a cuestiones edilicias, la baja en la calidad educativa y el nombramiento de docentes por su afinidad gremial y no por concurso. LA NACION entrevistó en la puerta del colegio a Victoria Liascovich, de 17 años, que es la presidenta del Centro de Estudiantes del CNBA desde noviembre del año pasado. Ella ahondó en detalles sobre su visión de lo que sucede en una de las instituciones educativas más prestigiosas del país.
En representación del CNBA, Gustavo Romero, secretario de gestión institucional y profesor de matemática del colegio, explica a LA NACION que, en primer lugar, “lamentan” la medida de fuerza porque esta semana los alumnos que adeudan materias iban a rendir sus exámenes y asegura que será complejo reorganizarlos. Por otro lado, el sábado próximo será la última evaluación de ingreso para el ciclo lectivo 2023 y esta semana estaba planificado dictar un curso de apoyo gratuito para los alumnos con menos recursos económicos. “Esto los afecta directamente a esos postulantes”, opina Romero.
Liascovich adelantó que la toma seguirá hasta mañana, y que lo decidieron a sabiendas de que cada día que se pierda de clases por la medida de fuerza implicará la extensión del calendario académico.
—¿Cuáles son los reclamos centrales?
—Desde que Bergman es rectora el colegio está peor y no queremos que sea reelecta. La situación institucional decayó, por ejemplo, nosotros presentamos proyectos de manera institucional y democrática, que son aprobados, y luego la rectora no los firma. Por eso vemos una decadencia en los órganos de funcionamiento del colegio. Por otro lado, hay un gran problema con la cuestión edilicia. El año pasado se cayó un ventilador sobre un estudiante, este año se cayeron pedazos de techo en los departamentos de Química y Geografía, un aula en la planta baja tiene riesgo de derrumbe y una ventana del aula de Plástica hace un mes se cayó encima una estudiante, que por suerte atinó a correrse. Las únicas obras de reforma edilicia que el colegio está llevando adelante en el marco del aclamado “Plan integral de recuperación del edificio”, son las obras de refacción de los baños de planta baja y del tercer piso. Y encima nosotros tuvimos que ir a negociar partidas presupuestarias con el Consejo Superior, cuando la rectoría es la que debería hacer ese trabajo. La única obra efectiva la consiguió el estudiantado.
Sobre los problemas edilicios, Romero responde que hace dos semanas una comisión de infraestructura de la UBA visitó el colegio e hizo un relevamiento del colegio y luego se diseñó un plan de obras. Pero, advierte, que el colegio tiene más de 100 años y tres turnos, por lo que muchas veces es complejo coordinar las obras.
—¿Por qué señalan que decayó el nivel académico del CNBA?
—Hace mucho tiempo que venimos reclamando que se abran los concursos para el ingreso de los docentes, y nunca lo hicieron. En el último tiempo, en conjunto con Marcelo Creta, dirigente gremial del sindicato UTE-CTERA universitarios, la rectora ha venido designando a dedo a docentes cuya única atribución tangible es su afinidad gremial. Personalmente, defiendo y sostengo la organización sindical y la defensa de los derechos laborales, pero eso no me ciega. Por el contrario, debemos estar conscientes del daño a largo plazo que implicará esa mezcla e invasión de funciones, y hacer visible una realidad que comienza a ser cotidiana en nuestro colegio. El CNBA solía ser un espacio de vanguardia académica en donde se traían y se aprobaban nuevos proyectos académicos y eso dejó de suceder. Por otro lado, durante la pandemia, la rectoría prohibió el uso de videollamadas con nuestros docentes para tener clases. Y posteriormente, cuando regresamos a las aulas, el sistema híbrido (presencial-virtual) estuvo pésimamente organizado.
Frente a este reclamo, Romero sostiene que los “sorprendió” porque ahora hay ocho concurso abiertos de antecedentes para interinatos y suplencias y ya comenzaron tres concursos de titularización. “Además, las designaciones no son a dedo ni por afinidad gremial, sino que hay un listado con antecedentes y un puntaje. No es cierto lo que dicen. También hay que decir que durante esta gestión se garantizaron, como no pasaba antes, los 180 días de clases todos los años y cabe destacar que los indicadores educativos dan muy buenos resultados “, indica Romero.
—¿Cómo suele ser el diálogo con la rectora?
—Tenemos reuniones de la mesa directiva del centro de estudiantes con la rectora una vez al mes. Entonteces es muy complicado el diálogo.
—Frente a esta nueva toma, ¿qué respuesta les dio la rectora?
—Hablamos ayer y, en teoría, ya abrieron los concursos docentes.
—¿Cómo se decide tomar el CNBA?
—Se decide en asambleas de los tres turnos. Hace unas semanas, cuando se tomaron los colegios de la Ciudad, el turno mañana votó pernoctar en el colegio sin pérdida de clases, el turno tarde votó tomar el CNBA y los del turno vespertino también votaron pernocte sin pérdida de clases. Por eso esa vez solo pernoctamos. Del Centro de Estudiantes participan todos y la votación es abierta. En las asambleas tenemos, en promedio, 600 personas por turno, cuando en total habrá, aproximadamente, 700 alumnos por cada turno, por lo que las votaciones son muy representativas.
—¿Cuándo se levantará la toma?
—Mañana será el último día. Pero algo a destacar es que cada día que se pierde de clases por la toma, la rectora señaló que se va a extender el calendario académico y la gente votó a sabiendas de eso.
—¿Cómo transcurre la toma adentro del CNBA?
—Nosotros no permitimos que aquellos que no sean estudiantes ingresen al colegio. Y para entrar tienen que dejar su número de teléfono personal, el de la madre o el padre, número de DNI, se le revisa la mochila y ahí recién pueden entrar. Una vez adentro hay actividades programadas por el Centro de Estudiantes sobre cómo mejorar el colegio, qué proyectos académicos queremos presentar, entre otros. Vamos a dormir acá y solemos hacerlo en el piso, no es muy cómodo. Bajo mi conducción, que es desde noviembre del año pasado, tenemos una comisión de seguridad para prohibir el ingreso a algunas zonas y también se ofrece la cena para todes con dinero que sale de nuestro bolsillo.
Por su parte, Romero vincula esta medida de fuerza, con cuestiones electorales: “Esta toma está enmarcada en un contexto electoral. Cuando hubo elecciones del rector de la UBA, un día antes también se tomó el colegio. Es decir, esto es algo que ya hemos visto”, concluye Romero.
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