“Nuestro trabajo se ha bastardeado”: el fuerte descargo de los oftalmólogos por la crisis sanitaria
Los médicos reclaman mejores condiciones laborales; quejas por el costo de los insumos
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A pocos días de que se celebre el Día del Médico –el 3 de diciembre próximo– el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO) difundió un comunicado en el que describen “una crisis terminal de la medicina argentina” que incluye la falta de insumos, retrasos en los pagos y “desatención permanente por parte del Estado”, tal como describió LA NACION en una serie de artículos, y reclaman mejoras en el sistema sanitario.
“La decadencia ha llegado para todos, incluso para nosotros, los médicos, estos “héroes” que si bien parece que todo lo podemos con nada (no hay insumos, las prepagas cada vez les cubren menos tratamientos a los pacientes y cada vez nos pagan peor a los profesionales, las promesas de mejoras son todas a largo plazo, olvidadas o incumplidas), estamos hartos de que nos destraten e ignoren. Pese a eso y mucho más, seguimos aguantando, luchando minuto a minuto contra la desidia, con cada vez menos recursos tangibles para poder darle soluciones al pueblo argentino que tanto cuidamos y amamos”, comienza el comunicado difundido por el CAO.
Y continua: “Solo podemos decir: ¡Estamos hartos! Hartos del destrato, de la falta de respuestas a nuestros reclamos, de la falta de empatía, de tener que golpear las mismas puertas una y otra vez hasta el cansancio, de escuchar promesas incumplidas. Estamos hartos de llamar a los mismos números de teléfono, de apretar los mismos botones una y otra vez, y nada: el interno está ocupado. Siempre está ocupado”.
Luego relatan que desean que “el pueblo argentino sepa la verdad” y grafican: “No podemos trabajar por un puñado de caramelos, ni por una o dos empanadas que cobraremos en 90 o 120 días, que le servirán a los mismos avivados de siempre para jugar a la timba financiera, al plazo fijo y al dólar, mientras te hacen llenar planillas kafkianas y seleccionar la misma opción por décima vez consecutiva para recibir la misma no respuesta: “Comuníquese nuevamente mañana”, “Mengano no está”, “Fulano no sabe”. Nadie sabe nada y mientras tanto los días pasan, los pacientes nos necesitan y las herramientas para resolver son cada vez más escasas”.
“Nuestro trabajo se ha bastardeado. Va quebrando, muriendo minuto a minuto, día a día. Estamos trabajando por debajo de nuestros costos, sin contar amortizaciones ni recambio de tecnología ni riesgo de litigiosidad. Y ni hablamos de ganancias. Tampoco hablaremos de ética ni dignidad porque son muy caras y no se consiguen. Pagamos insumos en dólares billete y nos pagan en pesos a 90, 120 o 180 días, mientras la rueda sigue girando. Estamos ante una crisis terminal de la medicina argentina que supo de épocas de esplendor, pero hoy mendigamos centavos, atamos con alambre porque no se consiguen repuestos ni insumos o nos piden una locura impagable”, siguen en el texto titulado “Estamos hartos. Nuestro trabajo se ha bastardeado”.
Apuntan que “el sistema no da para más” y advierten: “Si no se toman medidas de fondo o respuestas claras a nuestros reclamos, vamos al colapso, al cierre de clínicas y consultorios. No solo se perderá el nivel académico que supimos conseguir, sino también el trabajo de miles de argentinos”.
“Lo curioso del tema es que las autoridades reconocen que el Programa Médico Obligatorio subió un 7900%, pero al médico solo le pagaron la mitad de ese aumento. El Indec también reconoce que el costo de salud en la Argentina en los últimos doce años subió un 10.500%, pero a los médicos solo les aumentó la tercera parte”, grafican.
“¿Hay algo más importante que la salud?”, se preguntan luego, y plantean: “El deterioro viene desde mucho antes de la pandemia. Los números que exponemos son de hace doce años. El descalabro es notorio, pero ya nadie da respuestas efectivas a un problema instaurado por la posición dominante de algunos gerenciadores”.
Y cierran: “Entiendan de una vez que este déficit asistencial llevará a la pérdida de una calidad de atención que había puesto a la medicina argentina en una situación de privilegio y reconocimiento mundial, lograda por el esfuerzo de los mismos profesionales que hoy se confiesan hartos, cansados, bastardeados y rezagados dentro de una sociedad desalentada”.
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