Noel de Castro, la argentina de 26 años que estudia en Estados Unidos para ser astronauta y sueña con llegar a Marte
La joven oriunda de Salta se graduó como ingeniera en biomedicina en Buenos Aires y aplicó a un selectivo proyecto en Florida, vinculado a la NASA, con el objetivo de viajar al espacio y plantar la bandera argentina en el planeta rojo
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“En un futuro no muy lejano la humanidad podrá llegar a Marte”, confía Noel de Castro, una joven salteña que estudia en Estados Unidos y sueña con convertirse en la primera astronauta argentina en pisar el planeta rojo.
No está lejos. Con 26 años, fue una de las nueve personas seleccionadas en todo el mundo para participar del Project Possum, un programa en donde se convoca a graduados en diferentes áreas para estudiar “la dinámica de la atmósfera superior (mesosfera) y su papel en el cambiante clima global”. Este se lleva a cabo en las instalaciones del Instituto Internacional de Ciencias Astronómicas (o IIAS, por sus siglas en inglés) el cual está vinculado directamente con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
Desde Melbourne, Florida, contó a LA NACION cómo consiguió aquella oportunidad que la acerca a su sueño: viajar al espacio.
Noel, que nació en la capital de Salta en 1997, recuerda que desde muy chica ya sentía curiosidad por las ciencias y el espacio: “Leía y miraba documentales. Siempre pedía telescopios para mi cumpleaños”. Ese interés se mantuvo en el tiempo. Sin embargo, cuando llegó el momento de empezar la universidad, decidió seguir los pasos de su padre ingeniero, una de las personas que más la inspiró según dice, y estudiar ingeniería en biomedicina en la Universidad Favaloro, en Buenos Aires.
De aquella casa de estudios se recibió en 2023, mismo año en el que también se casó con su novio, Lucas, quien más tarde la acompañaría a Estados Unidos. Con título en mano, y ahora como ingeniera todo indicaba que su deseo por convertirse en astronauta se había disipado, pero seguía presente. Por eso decidió aventurarse a realizar un curso en Gestión en el área de ciencias espaciales, del Instituto de Tecnología de Florida.
Luego, aplicó para el siguiente: en bioastronáutica. En sus palabras, una ciencia que estudia la respuesta del cuerpo humano a la exposición de las condiciones espaciales, tales como la baja gravedad. Según contó a LA NACION, una de las principales aplicaciones de esta materia es el perfeccionamiento de los trajes espaciales que usan los astronautas. La joven entusiasta también empezó un curso de aviación y a mitad de año comenzará una maestría en Ciencias Espaciales. El camino para llegar a la NASA es largo.
En la misma ciudad desde donde Noel conversó con LA NACION se encuentra la base de lanzamiento de cohetes espaciales de la NASA: el Centro Espacial Kennedy. Se trata del lugar del cual partió el Apolo 11, la primera misión tripulada que alcanzó el satélite natural de la Tierra hace más de 50 años. Más de una vez, la salteña tuvo la oportunidad de recorrer sus instalaciones y hasta dialogar con astronautas veteranos.
El programa en el que participa actualmente consta de nueve materias las cuales poseen una duración de alrededor de cinco semanas. Junto a ella, aplicaron profesionales de Australia, Japón, Estados Unidos, Italia y Brasil. El proyecto complementa la teoría con mucha práctica. Recientemente, la joven se expuso a vuelos de gravedad cero y pruebas de resistencia al bajo oxígeno (hipoxia) en un simulador de vuelo aeroespacial. El primero, según detalló, son vuelos realizados con aviones especiales que gracias a determinadas maniobras que realizan en el aire generan la sensación de gravedad cero. “La mayoría de las personas vomitan las primeras veces, pero yo me sentí muy bien”, compartió.
Donde sí sufrió efectos adversos fue en las pruebas de hipoxia. Mediante unas cabinas especiales, con máscaras y monitoreados en todo momento, fue inducida a una reducción paulatina del oxígeno para conocer cómo responde su cuerpo a estas condiciones. Al mismo tiempo, debió concentrarse en pilotear un simulador de avión y responder a las instrucciones de la torre de control. “Sentí que se me redujo la visión panorámica, como si mirara a través de un telescopio. Llegué al 65% de oxígeno en sangre cuando normalmente uno no baja de 98%. Era lo mismo que estar a más de 7000 metros de altura”, dijo. Noel se especializa justamente en la respuesta fisiológica del cuerpo en distintas condiciones. Uno de los campos en los que la NASA está buscando más aspirantes.
“La Argentina, en Marte... próximamente. Solo sueña con eso”, escribió en una publicación de su cuenta de Instagram, a pesar de que es consciente de las consecuencias físicas que puede tener el cuerpo humano al someterse a una misión de estas características.
“De mínimo serían tres años, y tiene consecuencias negativas, como lo que se estudió que les ocurre a los astronautas de la Estación Internacional, con una disminución ósea irrecuperable... En tres años eso provocaría fracturas sólo por moverse”, detalló.
No le importa. Quiere hacer flamear la bandera en el planeta rojo. “La Argentina siempre va a ser mi país”, expresó, consciente de la distancia que la separa de su ciudad natal.
Paso a paso, cómo es la misión de la NASA para llegar a Marte
Actualmente, la NASA lleva adelante una iniciativa denominada CHAPEA (Crew Health and Performance Exploration Analog) que representa un paso fundamental en los esfuerzos de la agencia para establecer una presencia a largo plazo en el espacio, con el fin de llevar a la humanidad a Marte.
Por lo que se dio a conocer, CHAPEA incluye tres misiones terrestres planificadas. La primera tuvo lugar el 25 de junio de 2023, con una tripulación compuesta por Nathan Jones, Ross Brockwell, Kelly Haston y Anca Selariu, que ingresaron al hábitat simulado en la Tierra, ubicado en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston.
La segunda misión comenzará en la primavera de 2025: un grupo de voluntarios vivirá y trabajará dentro del hábitat diseñado para simular los desafíos de una misión en Marte, incluyendo limitaciones de recursos, fallos en el equipo, retrasos en la comunicación y otros factores ambientales que pueden llegar a ser complejos y estresantes.
Aun resta saber cómo será la tercera misión terrestre, de la cual todavía no se conocen detalles. Por el momento, la NASA planea una nueva misión para 2040 con la intención de traer a la Tierra material marciano, pero no hay planes concretos para una misión tripulada en el corto plazo. Sí se confirmó que el gobierno de Estados Unidos intentará un nuevo alunizaje en los próximos años, desde el último ocurrido en 1972 con el Apolo 17.
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