Nobel de Medicina: premian a dos investigadores que abrieron camino a las vacunas ARN mensajero contra el Covid-19
Los galardones continuarán esta semana con el reconocimiento a los profesionales de la Física estipulado para mañana; el de Química, el miércoles; y el de Literatura, el jueves; el de la Paz se anunciará el viernes y el de Economía el próximo 9 de octubre
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Estaba cantado. Casi cuatro años después de que apareciera el nuevo coronavirus en China, la Academia Sueca decidió premiar a la nueva tecnología de vacunas con la que se atacó la pandemia. La húngara Katalin Karikó (Universidad de Szeged en su país natal y de Pensilvania, EEUU) y el norteamericano Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania, compartirán el premio de alrededor de un millón de dólares por haber trabajado en las vacunas conocidas como de ARNm (ARN mensajero, la molécula que traslada la información del ADN y produce las proteínas).
El comité del Nobel enfatizó que ya fueron administradas 13.000 millones de las vacunas comercializadas por las compañías Pfizer/Biontech y Moderna, y salvó millones de vidas. Y también se remarcó que la misma forma de producir inmunidad podría producir tratamientos contra el cáncer y ciertas enfermedades infecciosas.
Como se señaló durante la conferencia de prensa en Estocolmo, bien temprano a la mañana, se trata de un mensaje de la ciencia también a los grupos antivacunas que proliferaron durante la pandemia en los países centrales, y en menor medida en la Argentina. También, en cierto sentido, va contra una tendencia del Nobel a no premiar investigaciones muy novedosas y cuyos resultados no están enormemente avalados (siempre se cita el caso de Einstein a quien no le dieron el Nobel por sus descubrimientos acerca de la gravedad, demasiado osados). El comité dijo que pudo comunicarse con los galardonados y que ambos estaban felices. No era para menos.
Katalin Karikó and Drew Weissman – awarded the 2023 #NobelPrize in Physiology or Medicine – discovered that base-modified mRNA can be used to block activation of inflammatory reactions and increase protein production when mRNA is delivered to cells. pic.twitter.com/PssykVvaOo
— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 2, 2023
Antes de las vacunas de ARNm, las inmunizaciones se hacían mayormente con virus inactivados (como las “vacunas chinas”) y con vectores virales (como la de AstraZeneca, por ejemplo). La ventaja de las nuevas vacunas, se ha señalado hasta el hartazgo, es la posibilidad de desarrollarlas en tiempo récord y lograr grandísimas cantidades de producción, como las necesarias en el caso de una pandemia. “Es un premio absolutamente merecido, porque el aporte de ambos con esta estrategia novedosa, ha terminado en vacunas muy seguras y efectivas, así que lo amerita”, dijo a LA NACION Jorge Geffner, investigador superior del Conicet y la UBA, de activísima participación durante la pandemia en el país.
Así funciona
El mecanismo es más o menos así: “Las células pueden capturar un ARN exógeno (no propio) y en consecuencia sintetizar la proteína; en este caso es la Spike del coronavirus. Es decir, hay tres eslabones en una célula: primero ADN, luego ARN y después proteínas. Hasta ahora las vacunas se hacían con proteínas; ahora se va un paso atrás, se inocula el ARNm que codifica para la proteína, las células toman el ARN y ellas mismas sintetizan la proteína (que genera la respuesta inmune)”, agregó Geffner, premio Konex de Platino 2023, quien puntualizó que ya hay trabajos y ensayos con la idea de usar esta tecnología para hepatitis B y virus sincicial respiratorio, además de vacunas antitumorales, que serían personalizadas, según el tumor de cada uno, y serían terapéuticas.
Además, puntualizó que ya hay trabajos y ensayos con la idea de usar esta tecnología para hepatitis B y virus sincicial respiratorio, además de vacunas antitumorales, que serían personalizadas, según el tumor de cada uno, y serían terapéuticas.
BREAKING NEWS
— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 2, 2023
The 2023 #NobelPrize in Physiology or Medicine has been awarded to Katalin Karikó and Drew Weissman for their discoveries concerning nucleoside base modifications that enabled the development of effective mRNA vaccines against COVID-19. pic.twitter.com/Y62uJDlNMj
Según explicó la Academia Sueca, “el interés en la tecnología de ARNm comenzó a aumentar y, en 2010, varias empresas estaban trabajando en el desarrollo del método. Se buscaron vacunas contra el virus Zika y el MERS-CoV (el coronavirus que proviene de los camellos); este último está estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2″.
Y agregó que “después del estallido de la pandemia de Covid-19, se desarrollaron a un ritmo récord dos vacunas de ARNm con bases modificadas que codifican la proteína de superficie del SARS-CoV-2. Se informaron efectos protectores de alrededor del 95% y ambas vacunas fueron aprobadas ya en diciembre de 2020″.
Congrats to #NobelPrize Laureates Dr. Katalin Karikó and Dr. Drew Weissman, awarded the 2023 @NobelPrize in Physiology or Medicine for their work which led to the development of the #mRNA COVID vaccines. @kkariko @WeissmanLab
— Penn Medicine (@PennMedicine) October 2, 2023
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Sacrificios
La historia del trabajo de Karikó es una de las que se dejan contar como de superación de obstáculos. En los años previos a la pandemia no pudo obtener suficientes fondos para su investigación y su posición universitaria era endeble. Pero quizá no era nada en comparación con sus años de niña en Hungría, donde creció en un pueblo sin electricidad (nació en 1955), con su padre era carnicero y su madre bibliotecaria. A los 30 años, cuando veía que no podía continuar su trabajo en Europa, viajó a Estados Unidos con su marido y una hija de dos años. Allí conoció a Weissman y juntos desarrollaron las vacunas que estuvieron en boca de todos los años pandémicos. Karikó fue hasta 2022 vicepresidenta de BioNTech, la empresa que se asoció a Pfizer para escalar la vacunación, donde ahora trabaja de asesora.
El coganador del Nobel de este año tiene una historia más tradicional. Creció en Lexington, Massachusetts, y se especializó en bioquímica y enzimología. En 1987 se doctoró en la Universidad de Boston. A diferencia de su colega europea, Weissman sí logró una beca de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, donde trabajó con Anthony Fauci, también famoso durante la pandemia por su rol de asesor, y en ocasiones contradictor, del presidente norteamericano Donald Trump.
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