No tenía plata para el trapito y cuando volvió descubrió un cartel junto a una violenta decisión
El hecho ocurrió en Palermo; además, el cuidacoches lavó el vehículo y prometió regresar para cobrar el dinero
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A través de Twitter, el usuario @PabliSiciliano dio a conocer una insólita situación que vivió su novia días atrás. Si bien la actividad de cuidacoches y limpiavidrios en la Ciudad de Buenos Aires está prohibida, vecinos de barrios con alto movimiento gastronómico se ven amenazados por su constante presencia. El barrio de Palermo, característico por su cantidad de bares y restaurantes, suele ser el escenario donde se ve un gran número de los conocidos “trapitos”, que imponen sus tarifas a los visitantes. Lo que le pasó a esta joven es testigo de eso.
Conforme a lo que él pudo explicar en Twitter, su novia estacionó el auto en la calle Bulnes y Avenida Del Libertador. “Un trapito le pidió plata pero como no tenía efectivo prometió dársela al regreso”, explicó él. “Cuando volvió encontró un papel explicando por qué le había robado el limpiaparabrisas. Increíble”, cerró.
Efectivamente, cuando ella regresó a buscar su vehículo se topó con una situación por demás insólita. En primer lugar, encontró a su auto completamente limpio y reluciente dado que lo había lavado el cuidadoches mientras ella no estaba. Pero por otro lado, le faltaba una parte fundamental: los limpiaparabrisas delanteros. Junto a su impecable capó, justo por debajo del vidrio sin sus escobillas, había un pequeño cartel escrito a mano.
“Les dije que a las cinco me iba. Cuando vuelvan les cobro el lavado y les devuelvo los parabrisas”, se leyó. A raíz de lo sucedido, las redes se hicieron eco y el tuit del joven se convirtió en viral en muy pocos minutos. Actualmente, tiene cerca de 14 mil Me Gusta y más de mil retuits y la opinión, como era de esperarse, está dividida. Mientras que muchos usuarios están a favor -con ironía y algunos con seriedad- de lo que hizo el “trapito”, otros tantos insisten en que es una situación que tiene que terminar cuanto antes, por lo violenta y amenazante.
LA NACION se comunicó con los involucrados pero decidieron no hablar al respecto, solo dejar online los tuits citados anteriormente.
A su vez, varias personas se mostraron preocupadas por lo que podría ocurrirles el día que regresen a la zona y se encuentren nuevamente con el trapito mientras que el resto se limitó a contar sus propias experiencias similares. Rupturas de espejos laterales, gomas pinchadas, vidrios rotos e incluso rayones en las puertas o capó son algunas de las anécdotas que dan vueltas por las redes y que salieron a la luz tras este tuit viral.
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