“No llegamos a fin de mes”: paro de 24 horas y movilización de los médicos residentes de hospitales públicos porteños
Decidieron la medida luego de una reunión de dos horas y media con la Ciudad, en la que se propuso una mesa de diálogo para trabajar los reclamos de los profesionales
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En las dos horas y media que duró esta tarde la reunión entre el gobierno porteño y los médicos residentes de los hospitales y los centros de salud del distrito, las autoridades de Salud aceptaron abrir una mesa de diálogo para revisar el salario y otras condiciones de trabajo de los profesionales en formación, pero la propuesta no fue suficiente para el centenar de jóvenes que mantuvo una vigilia en la esquina de Diagonal Norte y Rivadavia, justo frente a la plaza de Mayo.
En asamblea, pasadas las 20.30, acordaron hacer un paro mañana por 24 horas con una movilización a las 10 desde el cruce de las avenidas Caseros y Jujuy hasta la sede de la Ciudad en Parque Patricios.
La decisión fue luego de un encuentro que, de acuerdo con ambas partes, fue en buenos términos en las oficinas de Bolívar 1 del Ministerio de Salud porteño. La reunión se concretó luego de cuatro intentos fallidos desde que se reactivó el reclamo de los profesionales nucleados en la Asamblea de Residentes y Concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires.
Según indicaron a LA NACION fuentes oficiales, se puso sobre la mesa el resultado de la paritaria en la que participaron la Asociación de Médicos Municipales y la Federación de Profesionales; se estimó que el aumento salarial hasta fin de año será del 48% (10% en septiembre, 18% en octubre, 15% en noviembre y 5% en diciembre). A la vez, según indicaron fuentes oficiales, se escucharon los reclamos que llevaron los cinco delegados de la asamblea, como las guardias de fin de semana por cobrar o las horas de trabajo, sobre los que se acordó trabajar en reuniones semanales.
“Se planteó abrió una mesa de diálogo sin medidas de fuerza de por medio. La próxima reunión, la semana que viene. Está abierta la puerta para dialogar”, indicaron desde la cartera sanitaria, al término de la reunión que presidió Daniel Ferrante, subsecretario de Planificación Sanitaria y Gestión en Red.
Reclamo salarial
El principal reclamo de los residentes es salarial. Durante la tarde, los profesionales coincidían ante la consulta al afirmar que no llegan a fin de mes. Las concurrencias, a diferencia de las residencias, no son remuneradas y son voluntarias. El ingreso promedio de los médicos que comienzan la etapa de formación después de obtener el título universitario habilitante es de entre $120.000 (para el primer año de residencia) y $140.000 (para la residencia posbásica de una especialidad) de bolsillo en los hospitales y centros de salud de la Capital.
“Queremos poder llegar a fin de mes y no tener que conseguir otro trabajo para eso, que además no podemos porque nuestro trabajo es, por contrato, con dedicación exclusiva. Los residentes, hoy, somos el motor de la salud pública”, dijo Julio Díaz, residente de segundo año de clínica médica del Hospital Fernández, durante la vigilia que interrumpió el tránsito por Diagonal Norte. “Necesitamos que se abra una mesa de diálogo [con las autoridades de Salud de la ciudad] para poder encauzar toda la buena voluntad que tenemos los residentes de llegar a una solución con los reclamos”, agregó, en diálogo con este medio.
La lista incluye, también, la sobrecarga horaria. “Trabajamos mil horas por semana y no llegamos a fin de mes, con un aumento del riesgo de cometer errores, perder las ganas de capacitarnos y que aumente la debilidad del sistema de salud público. Antes, no hace tantos años, con el sueldo de residente se podía mantener una casa. Somos adultos y profesionales”, sostuvo una residente del Hospital Álvarez, que pidió no difundir su nombre.
Por contrato, como iban detallando los profesionales agrupados bajo las distintas banderas que indican en qué hospital trabajan, un residente tiene que cumplir ocho horas por día, de lunes a viernes, y hacer ocho guardias de 24 horas por mes. “Hacemos jornadas de más de ocho horas, que pueden llegar a las 15 o más y con guardias que también son los fines de semana. Hay colegas que trabajan 40 horas seguidas”, contó Camila Goycochea, residente de segundo año de medicina familiar del Hospital Pirovano. Cuando complete la formación básica, por el momento está considerando concursar por una residencia posbásica en toxicología.
De la reunión con las autoridades del Ministerio de Salud porteño esperaba, como sus compañeros de los demás hospitales, incluidos los residentes que financia la ciudad en el Hospital Garrahan, que es nacional, “una solución que se acerque al reclamo –dijo–. No pienso que hoy se cierre el aumento que solicitamos [el pedido es por $250.000 para cubrir una canasta básisca, que incluye el alquiler], o que se cumplan las jornadas de ocho horas. Pero sí que haya un acercamiento y se abra el diálogo positivamente”.
Testimonios
Noelia Kirikián, residente de pediatría del Hospital de Niños Pedro de Elizalde, esperaba con sus colegas “el compromiso político de equiparar el ingreso de los residentes de la ciudad a los de los hospitales nacionales”, junto con la mejoría del salario de todos los profesionales de la salud. “Trabajamos muchas horas, no nos queda tiempo para la formación y estamos en un lugar de mucha responsabilidad en la atención –detalló–. El sistema de residencias es conocido por la alta demanda horaria, pero cuando el profesional no puede mantenerse con el ingreso, deja de ser elegido y los profesionales están dejando de optar por la residencia. Es un trabajo, pero también el régimen de formación por excelencia”.
Daniel Solís hizo la residencia en pediatría en el Hospital de Niños Víctor Vilela, de Rosario, y después concursó por la residencia posbásica en inmunología en el Hospital Garrahan, uno de los tres centros pediátricos en los que se ofrece esa formación. Cuando termine, quiere volver a su cuidad y ser el segundo especialista que habría disponible ahí. Es uno de los 80 residentes que tiene la Ciudad en el Garrahan distribuidos en 22 servicios. Los otros 300 los cubre el Ministerio de Salud nacional, con un ingreso más cercano a los $200.000, según explicó.
“Podríamos ya trabajar como médicos, pero hacemos esta etapa de formación porque también nos estamos especializando y continuamos la formación académica –sostuvo–. Pocos, con este salario, van querer seguir una especialización porque no llegamos a fin de mes. Están quedando vacante los puestos y eso debilita la calidad de la atención y el sistema público de salud”.
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