“No hay ninguna señal clara”: dudas y angustia en las dependencias públicas que Milei dijo que cerrarán o se privatizarán
Empleados de instituciones como el Conicet; el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; el Banco Central y Trenes Argentinos oscilan hoy, en la primera jornada laboral posbalotaje, entre el temor y la incredulidad
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Tomás, de 40 años, salió a la vereda del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) a fumar para frenar la ansiedad; Norma, de 63, empleada ferroviaria, revisa el celular a cada rato con el temor a que se anuncie la privatización del servicio de trenes, mientras que Lautaro, de 30, empleado administrativo del Banco Central, dice que en su oficina no se habla de otra cosa que no sea “cierre sí o cierre no”. Ninguno aceptó revelar su apellido, y todos concuerdan en algo: “Lo peor es la incertidumbre”.
Los empleados de instituciones públicas como el Conicet; el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; el Banco Central y Trenes Argentinos oscilan hoy, en la primera jornada laboral tras las elecciones, entre el temor de un posible cierre o privatización y la incredulidad. Pero, por sobre todo, expresan la angustia de no saber lo que sucederá con sus puestos de trabajo y de no encontrar respuestas entre sus autoridades, también expectantes de nuevas declaraciones por parte de La Libertad Avanza (LLA).
A la sede central del Conicet y al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación los une la misma escalinata de ingreso –en el Polo Científico Tecnológico sobre la calle Godoy Cruz, en Palermo– y en esta escalinata la discusión entre empleados es constante. “Está todo el mundo alterado porque no hay ninguna señal clara. No hay información, así que hay que ir descifrando lo que se piensa hacer”, confía Martín, de 55 años, que trabaja en la Secretaría de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación. “Ayer y hoy [Javier Milei] habló sobre quiénes quiere que presidan algunos ministerios, pero sobre el nuestro no dijo nada. ¿Lo piensa cerrar? No sabemos”, sigue, y también se niega a dar su apellido.
Dentro del Conicet las opiniones políticas están divididas. Hay quienes, a diferencia de la mayoría, creen que sí sería necesario hacer una reforma interna, aunque se oponen fervientemente a su cierre. “Yo noto que hay mucha gente, al menos en la parte administrativa, que falta un montón, pero después hay gente que es impresionante lo bien que trabaja”, dice una empleada administrativa de la Dirección de Becas, quien en las PASO apoyó a Milei, pero luego cambió su voto por miedo a quedarse sin trabajo.
Tras las elecciones primarias, en las que Milei había manifestado durante una entrevista televisiva su intención de cerrar o privatizar el Conicet, hubo una protesta masiva en las inmediaciones de la sede central del organismo. Unas semanas después, el entonces candidato cambió su discurso: afirmó que, en caso de llegar a la presidencia, rebajaría su categoría a la de oficina y elegiría como director al experto en clonación Daniel Salamone. También apuntó a una reforma en el ente y dijo: “El Conicet como existe hoy no va a existir más”. Salamone también habló en las últimas semanas y, entre otras declaraciones, afirmó: “Es importante que la ciencia sea rentable”.
“Muchos investigadores lo votaron porque creen en sus ideas y porque dicen ‘No va a cerrar nada’, pero la verdad es que a nosotros nos genera mucho miedo. Podemos quedarnos sin trabajo”, detalla Tomás, empleado del área de Sistemas del organismo.
En el Banco Central, la incertidumbre es aún mayor. Esto se debe a que en las últimas horas el presidente electo ratificó que piensa eliminar esta institución y aclaró que la decisión se debe a una “cuestión moral”. “Él dice cosas, pero acá adentro nadie nos dice nada”, comenta una empleada al entrar al histórico edificio de la calle Reconquista, en el centro porteño, con un café en la mano. Adentro del banco, sobre las paredes de mármol, cuelgan decenas de afiches en oposición a Milei, dispuestos por la gremial interna. “Todo esto por una pasantía en el BCRA que no renovó”, reza uno.
“Hay gente acá adentro que no lo puede ni escuchar. Hay otros que sí, que creen que no va a cerrar el banco. Yo creo que al menos nosotros, el personal no jerarquizado, nos vamos a quedar todos en la calle”, lamenta Lautaro. Entre quienes están seguros de que cerrar el banco no sería posible, se encuentra María, de 38 años: “La realidad es que, si pasa, es inconstitucional. Debería haber una reforma de la Constitución para que pueda cerrar el Banco Central, así que no creo que pase”, sentencia, aunque asegura que, de todas formas, teme por su trabajo.
“El gremio ya nos habló”
Milei también propuso durante su campaña la privatización de los trenes. Norma, que trabaja en la terminal de la línea Mitre de Retiro, afirma que la incertidumbre le genera malestar. “Por mi edad y mi situación, me da miedo que, si recortan empleados, a la primera a la que vuelen sea yo. A mí todavía me faltan un par de años de aportes para jubilarme, por eso pedí una prórroga. Pero, si privatizan, no sé si me la van a otorgar”, comenta, mientras recibe los boletos de tren de un grupo de turistas. Un par de metros más arriba cuelga un pasacalles del sindicato ferroviario colocado durante la campaña electoral y que aún pregona: “Massa presidente”.
Ayer, en varias terminales ya hubo reuniones gremiales. Uno de los empleados que presenció la que tuvo lugar en Temperley, Alejandro Cardozo, de 39 años, explica a LA NACIÓN: “La gremial dijo que tenemos que cuidar nuestro puesto de trabajo: ni llegar tarde, ni faltar. También dijeron que ahora ya el gremio no se va a poder meter mucho. Ya antes del balotaje nos habían dicho que nuestro trabajo estaba en riesgo”.
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