#NiUnaMenos, el reclamo que se volvió a escuchar con dolor y emoción
A un año de la histórica movilización, y con un índice de femicidios que se mantuvo, una multitud se concentró frente al Congreso y en la Plaza de Mayo contra el maltrato
Son anónimas. Algunas porque todavía no están muertas, otras porque sus causas no están caratuladas como femicidios. Florencia. Karen. Romina. Jose. Carolina. Nombres que aún no aparecieron en los medios. Y Adriana, una más de ellas, podría no volver a marchar como lo hizo ayer: a pesar de tener la restricción perimetral, Gustavo la sigue amenazando, y en la Justicia cada vez que ella se acerca a denunciarlo, le responden con una pregunta: "¿Otra vez?"
Ayer, miles de hombres, mujeres y chicos se movilizaron desde la plaza del Congreso hasta la Plaza de Mayo para pedir que no maten más a sus madres, a sus hermanas, a sus tías o primas. Y que se termine de una vez por todas la violencia machista. La movilización, que empezó a las cinco y terminó a las siete, fue encabezada por los familiares de las víctimas de violencia de género con un cartel que decía: "Ni una Menos. Vivas Nos Queremos. El Estado es Responsable". Estuvieron presentes partidos políticos, como el Frente Renovador, que pidió por más mujeres en la Corte Suprema, organizaciones como La Cámpora, Patria Grande o el Frente de Izquierda, además de gremios, y otras organizaciones sociales y de derechos humanos.
Desde aquella primera marcha de #NiUnaMenos, que el 3 de junio pasado se convirtió en un hito, hubo 275 femicidios, según datos de la ONG La Casa del Encuentro. Por esas muertes, el nuevo manifiesto del Colectivo Ni Una Menos, organizador de la movilización junto con más de 60 organizaciones sociales, dice: "[Los números] nos imponen templar las gargantas una vez más; 66 nuevas muertes en los primeros cien días de 2016 nos exigen tomar las calles nuevamente".
Estas estadísticas no son oficiales, y ése es uno de los pedidos de hace un año que aún no se cumplió, además de muchos otros que aún no tuvieron respuesta. La Corte Suprema de Justicia publicó, hace unos días, las cifras del año 2014. Pero cuando estén listas las de 2015, el nombre de Karen Arias, por ejemplo, no será parte de los números porque su causa está caratulada como homicidio doblemente agravado y no como femicidio.
En la marcha estaba el hermano de Karen. Sostenía un cartel y contó que el novio de su hermana la asesinó de un disparo en la cara y la dejó tirada en la vereda. "Esta rata la mató como si no valiera nada", dijo Luis. Contó que la llevaron al Hospital Balestrini, de Ciudad Evita, y que ahí murió. Que estaba terminando el secundario en la escuela Nº 8. Ahora piden que la causa se caratule como femicidio porque tenían un vínculo, eran novios.
A Romina Menghini también le dispararon: fue su marido, con una escopeta. "Estuve un año y medio internada. Tengo 56 operaciones encima. Siete días en coma, y dos infartos. Me faltan todavía operaciones porque perdí la movilidad de la rodilla y de la pierna: me la voló directamente, y hace ocho meses que estoy caminando con muletas."
Pero los números que realmente impactan son otros: "A él se le dio cinco años y seis meses de prisión en primera instancia. Ellos apelaron. Fuimos a la Cámara de Casación. Le confirmaron la sentencia y ahora apelaron a la Corte Suprema. Y él sigue libre desde ese día", dijo Romina.
También está libre el hombre por el que una nena de 11 años estaba marchando. ¿Por qué estaba ahí? Una pregunta simple que podría tener una respuesta simple. Pero la respuesta no lo era: "Porque Gustavo nos está escribiendo cosas", dijo la chica.
Eso significaba que la pareja de su madre los amenaza de muerte con inscripciones en el colectivo en el que es chofer. La nena quería seguir contando. Le preguntó a su mamá si podía decir lo del 24 de marzo. Ella le contestó que sí. "Ese día estábamos cenando y él nos dijo que mi mamá es una vieja puta. Después mi mamá dijo retirate. Él la ahorcó. Mi mamá gritó auxilio. Yo bajé con un cuchillo y mi hermana llamó al 911. Pero mi mamá le dijo: no, dejá. Para que no hiciera nada."
Por donde ayer a la tarde pasaban todas ellas, y muchas más, había una soga de donde colgaban zapatos con taco. Más de cien. Nadie los contó, pero muchos les sacaron fotos. Era una imagen que tenía algo para decir: que cada día, por más concientizada que esté la sociedad, sigue habiendo mujeres amenazadas, hostigadas y muertas.
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