Niní Marshall fue la voz y la imagen del humor
La actriz representó el período más floreciente de la radiofonía y el cine de este siglo en nuestro país y fue creadora de muchos personajes inimitables y de enorme popularidad
Niní Marshall ocupará un espacio prócer en el espectáculo argentino. La actriz que falleció ayer representa el período más floreciente de la radiofonía y el cine de este siglo en nuestro país y por qué no en buena parte de América latina y de España donde su voz e imagen fueron ampliamente conocidas.
Niní que se llamaba Marina Esther Traverso pasó su infancia en el viejo barrio de San Telmo hija de inmigrantes españoles. El nombre Niní proviene de apocopar el diminutivo cariñoso Marinina. Así la llamaban en la infancia. El apellido artístico -Marshall que alguna vez en los comienzos alternó como Marchal y Marchalds- reúne partes del nombre y del apellido de su primer marido Marcelo Salguero.
Niní nació un 1° de junio hace 93 años en esta ciudad.
Fue creadora de innumerables personajes que tuvieron voz por la radio y que en varios casos ganaron cuerpo en el cine gracias a una inimitable capacidad mimética de la actriz. Cantante e imitadora de tipos característicos por sus costumbres idiomáticas ya extranjeros ya de barrio descolló por su formidable garganta pero también por su ingenio e inteligencia de autora. Algunos de sus personajes han servido largamente -y sirven- para caracterizar a quien en la vida real se supone que posee rasgos peculiares: "Ahí va Cándida". "Es una Catita...".
Célebres criaturas de ficción
C ndida y Catita en ese orden fueron sus primeras criaturas de ficción. Las arrojó al micrófono de Radio Municipal primero y al de Radio Cultura después. Triunfaron en Splendid y en El Mundo. Antes Niní escribía glosas breves con la firma de Mitzi en la revista Sintonía una publicación de espect culos. "Alfilerazos" -en 1935- era el rincón de Mitzi unas pocas líneas con referencias a personalidades conocidas cargadas de acidez y con cierta atención directa por su expresión oral. Se perfilaba ya la creación microfónica de personajes aún en la letra impresa.
Catita fue la típica representante del conventillo porteño o de la primera casa de barrio de una familia italiana. Una chirusa prepotente e indiscreta con un dejo lingüístico que refleja el habla inculta de buena parte de la población porteña en tiempos de la gran inmigración. Mezclaba altanería con aires de sabelotodo hecho que por contraste generaba la hilaridad. En su origen se advierten asimismo tipos del sainete popular y ciudadano.
En Cándida gallega bruta y algo insolente puede habitar el mismo germen pero a tales dotes se unía su vocación de novia y de esposa. En ambas caricaturas -pues no eran en verdad imitaciones- aflora la mujer en activa defensa de sus posiciones en una sociedad que dominaban los hombres. En ellas viven también cristalizadas las voces de los hombres y mujeres que poblaron la tierra argentina desde la lejana Europa como asimismo las de sus hijos. Profesores de lingüística se han ocupado de desmenuzar lo subyacente en las caricaturas de Niní para descubrir en su sitio el residuo oral de tiempos idos.
Personajes impares
Detrás de Cándida y de Catita vinieron otros individuos: una vieja y enamoradiza solterona la Niña Jovita; Doña Pola prototipo de la judía tacaña y propietaria de la tienda Los tres hemisferios; Mingo el "mocoso" hermano de Catita; la impar Doña Catherina la abuela de Mingo de Catita y de muchos más; la insoportable sabihonda Gladys Minerva Pedantoni; la criadita de provincia Belarmina sirvienta haragana de la Niña Jovita; Don Cosme hombre ronco que Niní Marshall debió abandonar prestamente por recomendación de su fonoaudiólogo; Miss Mac Addam una "lady" inglesa por supuesto; la mexicanísima Lupe cuyo esposo charro la molía a palos; Trini una gorda cupletista; la "paquetísima" Mónica Bedoya Güeyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón una arribista en Barrio Norte y claro los incontables personajes laterales que no ocupaban el micrófono pero que se habían vuelto familiares por las referencias de los protagonistas.
El cine les dio cuerpo a esas voces. Los mingotes sobre la pantalla tuvieron la dimensión visual que aquellos personajes del éter requerían. Niní había observado los modismos del habla popular y su manera de moverse. Cualquiera advierte que Catita tenía un andar muy diferente al de Cándida:atropellada la primera; cansina y pesada la segunda.
El cine el mejor vehículo
Manuel Romero entendió en 1938 que aquella señora que se iba haciendo popular por la radio podóa tener un futuro en el cine. Eligió a Catita para encarnar a una de las "Mujeres que trabajan" en aquella memorable película. La chica asomó atrevida y escudriñadora; un poco sabia en su decir popular.Con ella aparecieron nombres a quienes el cine les daba grandeza: Mecha Ortiz Tito Lusiardo Alicia Barrié Sabina Olmos Pepita Serrador Alita Rom n. El film fue un éxito fulminante y Catita quedó contratada en el sello Lumiton.
Un año después los Establecimientos Filmadores Argentinos (EFA) contrataron a Cándida quien fue figura en esa marca. Al aÑo siguiente con habilidad empresaria y sin encarnar a ningún personaje en particular pero haciéndolos participar a todos simplemente como Niní aceptó que Luis César Amadori la dirigiera para Argentina Sono Film. Romero fue el realizador de la mayoría de los films de Catita y Bayón Herrera el de los de C ndida.
A comienzos de la década de 1940 le impidieron continuar con sus audiciones radiales: se le dijo que "deformaba el idioma". Diez aÑos más tarde -lo cuenta en sus "Memorias"- debió exiliarse acusada de alguna "enemistad" política. En los cincuenta también realizó una incursión teatral en una pieza de Corma y Napy aun cuando sus grandes éxitos sobre el escenario los constituyeron "Coqueluche" y especialmente "Cosas de pap y mam " una comedia de Alfonso Paso.
La muerte de Niní también enluta a la TV medio que la contó con abundancia. Su muerte llena de congoja a quienes supieron reír con sus criaturas y a quienes las dibujan en su memoria con nimo de exegetas. Niní fue enorme en su corta estatura física. Niní Marshall perdurar inolvidable entre los creadores mayores del arte universal. Su voz su inteligencia su ingenio y su don para hacer reír no se han apagado.