Ni reserva ni financiación: para asegurarse una carpa en la costa se necesitan los billetes o una transferencia por el total
En años anteriores, para esta fecha se llegaba con niveles óptimos de ocupación garantizados y, ahora, se atraviesa una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento del año pasado
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MAR DEL PLATA.– La financiación hasta en diez meses de temporada baja es un recuerdo que quedó allá lejos en el tiempo, cuando la inflación era de un dígito y pequeño, pero ya se la veía envalentonada. Tanto como para que los concesionarios de balnearios tomaran sus recaudos. Entre aumentos y pausas, porque la crisis económica iba más rápido que el negocio, los planes se redujeron con suerte a un plan de cuotas hasta el callejón de única salida que quedó abierto en este último tramo del año: contado y efectivo.
Un billete sobre otro o con transferencia bancaria, siempre sobre el total de la operación, es la única opción para reservar o asegurarse una carpa o sombrilla para algún momento de este verano que empieza a tomar temperatura a la par de las primeras y duras medidas de ajuste que acaba de anunciar el flamante gobierno nacional.
Es un mercado que se había acostumbrado a llegar a estos días con óptimos niveles de ocupación garantizado y que, en esta oportunidad, transita con una merma de pedidos que promedia un 15% con respecto a igual momento del año pasado.
El interés de los clientes y el titubeo en la determinación de precio por parte de los balnearios tuvieron períodos de falso encastre: uno buscaba apurar para evitar la licuación de sus pesos frente a la inflación y el otro llegó a suspender operaciones por costos a futuro que eran –y todavía son– difíciles de dimensionar.
Las operaciones de estos últimos días confirman que un mes de sombra en unidades de playa de la costa atlántica se paga desde 350.000 pesos hasta casi un millón de pesos para enero, según el parador que se elija. Esos valores, consultados por LA NACION, eran válidos hasta antes de esta devaluación de casi el 100% que confirmó en últimas horas el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo.
Mar del Plata es el destino con mayor oferta de carpas y sombrillas y también con la mayor ocupación asegurada a la fecha por una sencilla razón: los propios residentes son los principales clientes del rubro y toman hasta el 70% de esas plazas, en su mayoría con contratos por temporada completa. En paradores exclusivos al sur del faro se llega a pagar casi 2000 dólares por tres meses de algo más que un toldo: es piscinas, gimnasio, recreación y guardería, entre otros servicios de los que hoy son literales clubes de playa.
Un producto que el marplatense consume y aprendió a encontrarle el mejor rendimiento a partir de alquileres que se comparten entre dos o más familias, a veces repartidas en el uso durante la jornada o por períodos. En algunos de esos balnearios la oferta básica de sombra y reparo de carpas más duchas se llega a extender desde octubre hasta Semana Santa, que este verano sería comienzos de abril.
“Salvo alguna excepción que hubo con Banco Provincia, la financiación se cortó y nos hemos quedado con la obligada alternativa de pago de contado”, cuenta a LA NACION el empresario Luis García, al frente de los balnearios 21 y 24 de Punta Mogotes, donde hoy se puede contratar servicio por todo enero en 500.000 pesos, con estacionamiento incluido.
Es de los que, con experiencia en el rubro y estas crisis recurrentes que tiene el país, cree que se pone en marcha una temporada que puede ser buena porque la opción del viaje al exterior se complicó mucho. “Me parece que vamos hacia un escenario de recesión con turistas de estadas más cortas y muy cuidadosos en el gasto”, arriesgó.
Cariló y Villa Gesell
Por Cariló el panorama es bastante parecido. A pesar de la clientela de perfil ABC1, hay una dinámica moderada con reservas a marcha lenta para la época. “El año pasado teníamos casi 80% confirmado a esta fecha y hoy estamos en 60 a 65%”, asegura Pedro Gartia, encargado del emblemático parador Hemingway.
Allí una carpa durante enero tiene a la fecha un valor de 990.000 pesos por todo el mes de enero, que el período de mayor demanda. El pago de contado habilita a un descuento del 10%. Y plantea como alternativa la reserva de unidad con depósito del 40% del costo actual. “El saldo será al valor de la carpa en el momento en que ejecute el pago”, aclaró sobre esta mínima y excepcional variante.
El mecanismo es el mismo para el parador que Hemingway también tiene en Valeria del Mar, en otro punto del partido de Pinamar. En ese caso, también por el mes de enero completo, es de 670.000 pesos.
Más difícil de calcular es el valor que se pagará por la unidad de sombra por día, un negocio que es difícil contratar con anticipación por la imprevisibilidad de condiciones meteorológicas. El año pasado, según localidad y calidad de prestación, se pagaba por una carpa desde 6000 pesos hasta casi 30.000. Con casi 150% de inflación interanual hay que pensar en duplicación o más de piso y techo de esas cifras.
“Hasta octubre veníamos con bastantes reservas hasta que la incertidumbre política y económica marcó un parate notorio”, comentó a LA NACION Mariano Mazzuoccolo, al frente del parador Áfrika de Villa Gesell. Reconoce de todas maneras que se mantienen consultas, en particular para el mes de enero, período para el que alquilar allí una carpa durante esos 31 días tiene a la fecha un valor de 360.000 pesos.
Es un clientela, al igual que mayoría de destinos de estas costas y a diferencia de Mar del Plata, compuesta casi exclusivamente por turistas. También con un perfil económico moderado, que cuida su presupuesto. El año pasado se pagaba allí a razón de 7000 pesos por día de carpa. “Difícil fijarlo hoy pero vamos a estar en enero en 18 a 20.000 pesos”, arriesga.
Estas dificultades para precisar valores son una constante. También tienen claro que, frente a la coyuntura, excederse los expone a perder clientes. “Más vale pájaro en mano…”, comentó uno de los operadores del sector que, frente a un verano que advierte difícil, prefiere resignar algunos pesos pero asegurarse otros.
Como novedad del mercado se anunció, en el caso de Mar del Plata, la decisión de no habilitar más balnearios con formato tradicional para asegurar mayor disponibilidad de superficie pública. Por eso se anunció, en este caso sobre el frente norte de la costa, el desarrollo de las denominadas “playas móviles”.
Son seis unidades a concesionar a privados con mínima infraestructura de servicios y habilitación de alquiler de sombrillas (máximo de 50) que –a diferencia del balneario tradicional– no tendrán espacio exclusivo sino que convivirán en un mismo espacio con la de cualquier otro bañista. Y al final de cada jornada ese sector quedará con arenas despejadas por completo.
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