Nathaniel Calhoun: "No siempre hay que innovar para ser exitosos o sobrevivir"
El experto de Singularity University afirma que el reto está puesto en anticiparse a las necesidades de las personas antes que a las de la industria; “Sólo así podremos comprender mejor el tipo de educación que requieren, y no tendrán problema luego en encontrar su oportunidad”, destaca en diálogo exclusivo con LA NACION
Apenas pasaron unas horas de su vuelo desde California a Buenos Aires, aunque su semblante, su energía y el torbellino de palabras que fluye de su boca ni siquiera lo insinúan. Su estadía en el país no será tampoco mucho más extensa: dará una charla sobre el futuro de la educación al día siguiente, en la tercera edición de Innovatiba junto con otros expertos internacionales, y regresará a Estados Unidos esa misma noche.
Pese al trajín y las obligaciones que suelen implicar los viajes cortos, el especialista Nathaniel Calhoun, de la Facultad de Impacto Global de Singularity University, reserva un espacio para conversar en exclusiva con LA NACION acerca de su proyecto más nuevo, Code Innovation (destinado a trazar estrategias que ayuden a gobiernos y ONGs a explotar al máximo el uso de la tecnología entre los más jóvenes), y su experiencia en más de doce países del oeste de África, donde diseñó y coordinó distintos programas para estudiantes de escasos recursos o contextos adversos.
Para Calhoun, quien registra más de diez años de trayectoria, el reto actual está puesto en anticiparse a las necesidades de las personas antes que a las de la industria. "Predecir dónde vas a ser contratado o qué habilidades profesionales estarán a la demanda en cuatro años, es una pregunta muy difícil de responder. Pero si entendemos a cada uno de los estudiantes, podremos comprender mejor el tipo de educación que requieren, y no tendrán problema luego en encontrar su oportunidad", asegura en diálogo con este medio.
Frente a un "esquema de enseñanza tradicional que no funciona", propone impulsar una red global de mentores on line para unir conocimientos y experiencias, y equiparar capacidades entre distintas poblaciones del mundo, sorteando el obstáculo que representó en otros tiempos la distancia o la geografía: "Para desempleados o jubilados puede ser una tarea muy gratificante. Hace varios años hubiera costado mucho, pero ahora es algo al alcance de todos".
En simultáneo, aconseja a pequeñas empresas priorizar los vínculos con la comunidad ("así sus miembros serán leales") y las invita a apostar al cambio sólo cuando haga falta, porque subraya que "no siempre hay que innovar para ser exitosos o poder sobrevivir" a las reglas que impone el mercado.
- ¿Cuál es el alcance que tiene hoy en día Code Innovation?
- Creamos una compañía en virtud de asesorar a empresas, instituciones gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro para que descubran qué tipo de tecnología y aplicaciones pueden ayudarlos a alcanzar sus objetivos con alto impacto. Empezamos en una época en la que había grandes empresas del sector privado que llegaban a ministros de gobierno y les ofrecían software y licencias a precios muy altos. Se trataba de una manera incorrecta de abordar la problemática, especialmente en ciudades con presupuestos muy bajos. Con el tiempo, ganamos reputación por ayudarlos a desarrollar estrategias que fueran compatibles con los intereses tecnológicos que en ese momento tenían la mayoría de las poblaciones.
Filosofía de trabajo y su aplicación en la Argentina.
- ¿De qué manera materializan el asesoramiento?
- Trabajamos con casos y objetivos concretos: alguien puede venir y decirnos que va a reunir a 2000 grupos de jóvenes alrededor de un país durante una hora a la semana para entrenarlos sobre una nueva tecnología o contenido, y necesita ver cuál es la mejor manera de hacerlo; o aparecen 50 escuelas públicas con laboratorios de computación que tienen que ser reparados o ser usados, y no saben cómo lograrlo. En general, apuntamos a diseñar un modo de trabajo en determinadas circunstancias y para esas circunstancias. Solemos tener ideas y alternativas que consideramos que van a generar un alto impacto, pero no somos un negocio que comercializa productos tecnológicos (start-ups, aplicaciones). Incluso, cada vez que encontramos personas interesadas en colaborar con dinero en este tipo de acciones, los orientamos a elegir la iniciativa en la que pueden hacerlo o pueden ayudar desde su experiencia a fortalecerla.
Abrazo la resiliencia porque, antes de lograrlo, todo lo que empecé falló al principio
- Gran parte del ADN de Code Innovation remite a tu experiencia en el oeste de África. ¿Qué recordás de esa época y que impronta creés que dejaste en los más jóvenes?
- Empecé como maestro de escuela en el este de África, donde trabajaba en el departamento de inglés de una escuela privada. Estaba involucrado en el diseño de la currícula y de políticas educativas. Luego, me fui por unos años, aprendí sobre educación on line y regresé. Viví dos años en Liberia y tres en Senegal, recorriendo escuelas que quisieran apostar a usar la tecnología pero tuvieran dificultades para ponerla en marcha. No sólo era reparar lo que estaba roto porque no estaba cuidado, sino también promover el hecho de que tuvieran un primer contacto con la tecnología, los sistemas y algunas tareas de programación. Fue muy revolucionario para ese entonces, aunque ahora nos parezca algo obvio. Trabajamos en conjunto con organizaciones, como Unicef, para diseñar principios y protocolos de uso de la tecnología en el continente. Todo eso fue posible después de muchos intentos fallidos y, en un punto, embarazosos (risas).
- ¿Cuáles son los ajustes y los desajustes que provoca en lugares como esos la incorporación de la tecnología y su posterior uso?
- En ese tipo de países, el crecimiento económico y las posibilidades suelen estar concentradas en pocas manos. La mayoría de la gente paga realmente muchísimo por abastecerse de comida, agua y materia de estudio. En paralelo, se esfuerzan por descubrir cuáles son aquellas habilidades que les van a dar una ventaja en un futuro, si se trata de estudiar algo puntual que después les asegure un trabajo. En casi todos estos lugares, la respuesta es no: «No, no sé qué es lo que debes estudiar». Predecir dónde vas hacer contratado o anticipar qué habilidades profesionales estarán a la demanda de acá a cuatro años, es una pregunta muy difícil de responder. Es más fácil anticipar las necesidades de las personas que las necesidades de la industria, y cualquier educador que realmente quiera hacer declaraciones sobre lo que es bueno para «todo el mundo» tendrá que tener eso en mente. Si puedo ayudarte a ser un poco más autosuficiente y no tan dependiente de las cadenas de suministro en tu comunidad, no tendrás problema luego para encontrar tu oportunidad.
Expansión en América latina.
- De alguna forma parece estar todo circunscripto a la idea de apostar al cambio. ¿Considerás que las compañías deben sí o sí innovar para poder sobrevivir a las reglas que impone el mercado?
- Es gracioso (risas). Depende del tipo de compañía. Si la empresa se preocupa por sus empleados y el medio ambiente en el que opera, tiene proveedores locales y está integrado en la comunidad en la que se mueve, está bien, puede seguir haciéndolo sin mutar. En cambio, si sos una de esas empresas que intentan ofrecer valor agregado para competir con otras del mismo rubro, y sí, vas a tener que hacerlo. Muchas se preocupan con frecuencia por ser la número uno del mercado y no por transformarse y estar más involucradas con su comunidad, algo que seguramente las haría perdurar por décadas, porque las personas serán leales a vos y a tu proyecto. A veces, se trata de hacer pequeñas innovaciones y sacar ventaja a través de ellas.
Apuntamos a diseñar un modo de trabajo en determinadas circunstancias y para esas circunstancias
- En otro orden de cosas, proponés también impulsar una red global y on line de coaches y mentores voluntarios. ¿Quiénes podrían integrarla? ¿A qué perfiles apuntan? ¿Qué utilidades tendría esto?
- Sí, es que la falta de crecimiento de los tutoriales en línea y de innovación a distancia me sorprende. No entiendo por qué no vemos a más compañías e ingenieros trabajando en estos temas. Porque si estás en el punto de partida de un plan de negocios, querrás descubrir lo que otros no ven, ¿no es cierto? Hay muchos profesionales que, una vez que alcanzaron sus necesidades básicas, empiezan a volverse más altruistas, querrán ayudar a otros sin saber cómo o no pudiendo desplazarse de un lugar a otro. Por eso, nos interesa unir conocimientos y que la gente intercambie vía on line experiencias. Para desempleados o jubilados puede ser una tarea muy gratificante, que apunta a facilitar y lograr igualdad de oportunidades. Hace varios años hubiera costado mucho, pero hoy está al alcance de todos.
- ¿Por qué la teoría de la resiliencia es transversal a Code Innovation y la mayoría de sus iniciativas?
- Creo que es porque, antes de lograrlo, todo lo que empecé falló al principio. Imaginé una comunidad resiliente, que no lo era [las que conoció en África]. Cuando la gente no tiene un cierto nivel de resiliencia o no la ayudás a desarrollarlo, no importa lo que hagas, nada servirá, porque lo olvidarán o no lo valorarán.
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