Nanni, tapicista de la cultura andina
El artista recorrió el mundo con sus tejidos; expuso en Buenos Aires y lo hará en Suiza
"Estoy furioso. Anoche soñé un tapiz monocromático y hoy no me salen los tonos de gris que vi en el sueño." A los 63 años, no es la primera vez que el artista salteño Miguel Nanni sueña con un tapiz terminado. Aprendió la técnica de su madre, que marcó su camino cuando era chico: "Me dijo que viejos duendes del valle habían confiado a los abuelos de mis bisabuelos el arte milenario del tejido calchaquí", recuerda.
Aunque no sabe cuándo empezó a tejer, ya hace 40 años que hizo su primera exposición y asegura que todavía está tratando de aprender lo que sus antepasados sabían.
A lo largo de los años, expuso en Brasil y España, pero sobre todo en Francia y en la costa oeste de los Estados Unidos. El mes pasado, su obra volvió a visitar Buenos Aires. Entre el 18 y el 23 de abril, en la exposición "La vendimia en los tapices", en el Hotel Elevage, Nanni desplegó imágenes del norte argentino en sus características gamas de colores.
Nanni no habla por teléfono, no entiende de computadoras. "Ni siquiera atiendo el timbre de mi casa -afirma-. Pinto y tiño mis lanas."
Su esposa, Liliana, se ocupa de organizarlo todo: "En abril del año que viene quizás exponga en Suiza", adelanta. Según él, lo que atrae a los compradores del mundo -que pagan alrededor de 10.000 dólares por cada pieza- es la imagen de la región andina. "En mis tapices muestro las alegrías de mi gente, sus fiestas, sus trabajos; hay supersticiones y creencias ancestrales mezcladas con la religión cristiana", cuenta.
Nadie encontrará en sus obras imágenes de protesta social. Para él, el compromiso social es ineludible, pero está circunscripto a su militancia en la Unión Cívica Radical. "Es la otra mitad de mi vida", dice.
Para Miguel Nanni, el tiempo es de un material imperecedero. Por eso, explica, en sus tapices hay muchas campanas. "Con la campana señalo el tiempo, pero el tiempo de estos valles, del hombre que camina por la montaña con paso cadencioso. Cuando uno escucha los pasos del collita, parece que fueran eternos."