Muy cerca, estas son las playas del exterior para planear la escapada perfecta
Praia do Forte, Brasil
El vuelo llega a Salvador de Bahía y al bajar ya se siente el placer en el aire. Luego de una hora en combi hacia el norte, aparece este pequeño pueblo de pescadores, de playas doradas, mar apenas oleado y palmeras que se mueven al ritmo del viento. La calle principal, a partir del atardecer, tiene su magia. Es peatonal, rústica, impecable, con pequeños restaurantes de dueños locales, tiendas de todo tipo y un empedrado que marca el paso hasta la blanca iglesia de San Francisco, frente a la que los chicos juegan al fútbol y la gente se sienta a disfrutar de la brisa que llega del mar. Es un destino familiar por excelencia, internacional, que además de las horas de playa ofrece otras posibilidades como visitar el Castelo García D´Ávila, en la cima de la colina de Tatuapara, construido entre 1551 y 1624, hoy devenido en parque histórico; o elProjeto Tamar, una ONG que se dedica al estudio y la conservación de las tortugas marinas en todo Brasil y que en Praia do Forte tiene uno de sus paseos didácticos más emblemáticos. La experiencia no está completa sin degustar las deliciosas frutas tropicales, los mariscos y los pescados de la zona, en restaurantes de primer nivel como A Sombra do Coqueiral. Los pequeños monos grises de cola larga se multiplican entre los árboles o los techos, convencidos también de que los sabores bahianos son de los mejores. ¡Cuidado porque les encanta probarlos!
¿Dónde dormir?
Zapallar, Chile
A dos horas de Santiago de Chile, sobre el litoral del Pacífico, se suceden varias playas tranquilas y sorprendentes. Además de aprovechar para ir de compras, el país vecino cautiva por la posibilidad de llegar en poco tiempo de la ciudad al mar y encontrarse de golpe con increíbles casas de verano minimalistas, esculpidas en las rocas y con piscinas infinitas, o con villas italianas pintadas de blanco adornadas con flores de todos los colores. Esto es Zapallar, una comuna tranquila en la Región de Valparaíso, reducto de la clase alta chilena, donde la arena clara, el bosque y una caleta de pescadores completan el paisaje. La postal es bellísima, dan ganas de quedarse para siempre o al menos volver una y otra vez. La playa no es muy grande, pero impecable y con sombrillas y reposeras de madera, dos plataformas hasta las que se puede nadar en medio del mar, un camino que bordea la costa entre mansiones y dos restaurantes donde comer los mejores mariscos. Cerca, a menos de 10 kilómetros, están las playas de Maintencillo para surfear y Papudo, un pueblo de pescadores tranquilo, cada una con su encanto, a las que se puede ir a pasar el día.
¿Dónde dormir? Hotel Isla Seca: sobre el camino costero, muy cerca de la playa, con vistas únicas y habitaciones cuidadosamente decoradas (desde AR$4000 la habitación estándar para dos).
José Ignacio, Uruguay
La belleza apacible de este balneario del departamento de Maldonado, a 20 minutos al norte de la concurrida Punta del Este, combina un espíritu bohemio y sofisticado, sumamente atrapante, que año a año se vuelve más buscado. Antiguo pueblo de pescadores, desde hace 30 años se volvió el lugar elegido por ricos y famosos de todo el mundo para construir sus mansiones. El paisaje costero de dunas y pastos que se agitan con el viento, la arena clara, el agua calma, el verde de los campos, el faro construido en 1877 y la rústica capilla brindan todas las posibilidades para disfrutar de la naturaleza en este rincón uruguayo de ensueño, donde los atardeceres son imborrables. Muy cerca está Laguna Garzón y su pueblo, un enclave de sierras y quebradas, que parece una pequeña Toscana italiana. En toda la zona, la propuesta gastronómica es impresionante, de primer nivel, centrada en los productos regionales y de mar, como el emblemático La Huella o el restaurante de Francis Mallmann.
¿Dónde dormir? Bahía Vik: exclusivas suites y bungalows de playa, emplazados literalmente entre las dunas de Playa Mansa. Con diseño avant garde, es una muy buena combinación entre el estilo de vida costero, el arte y el lujo. Yoga, golf y polo son algunas de las actividades que se disfrutan en este privilegiado lugar (desde US$690 por noche en suite doble con desayuno incluido).
Río de Janeiro, Brasil
Cualquier época del año es ideal para hacer una escapada a la ciudad brasilera más maravillosa de todas, que combina a la perfección cultura, compras y playa. Las opciones son infinitas: relajarse en las playas de Leblon o Barra, recorrer el Jardín Botánico, entrar al Jockey Club y comer en su restaurante, ir hasta Lapa y subir a Santa Teresa, pasear en bici por Lagoa, hacerse una escapada a Niterói, visitar por supuesto el Pan de Azúcar y el Cristo Redentor, pasear por Urca, uno de los barrios más chic; caminar por las zonas residenciales de Gávea hasta Floresta da Tijuca; si son fanáticos del fútbol o van con niños, conocer el Maracaná; tirarse en parapente del morro Dos Hermanos, volver una y otra vez a Ipanema, entrar a los alucinantes museos de arte o al nuevo Do Amanhã, y escuchar bossa nova en Rio Scenarium, Carioca da Gema, o en bares y centros culturales. Después de unos días disfrutando la magia de esta ciudad, es una buena idea ir hasta alguna de las bellísimas playas cercanas como Isla Grande, Cabo Frío, Arraial do Cabo o Buzios. Las semanas previas y durante el Carnaval se siente el fervor de la samba en el aire. Si bien es una época altamente turística, al igual que Revellion (año nuevo), existe la posibilidad de participar de una scola do samba, experiencia que no olvidaremos jamás.
¿Dónde dormir?
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