Murió Walter Santa Ana, uno de los grandes de la escena
Fue primera figura de los teatros San Martín y Nacional Cervantes
"Los actores no estamos preparados para el olvido, sino para el recuerdo." La frase pertenece a Walter Santa Ana, el gran actor que en la temprana tarde de ayer falleció a los 79 años, víctima de una añeja dolencia que hacía varios días se había manifestado de manera muy agresiva. Un coma profundo lo tenía escapado de esta realidad y tal vez anduviera recordando los tantos y tan destacados personajes que interpretó, siempre magistralmente, al cabo de más cincuenta años de teatro.
Profundo admirador de los textos y las palabras nunca dejó de disfrutarlos, aunque su visión comenzara a desaparecer en los años 70. Entrevistarlo producía un gran placer, uno se encontraba con él, pero también con su profunda sabiduría. Y que no sólo le había robado a los libros, sino también a las largas charlas en mesas de café, donde alguna vez recitó magníficamente a Borges delante del mismo autor.
Quien esto escribe tenía una relación particular con el intérprete. Cuando estrenó Galileo Galilei , de Bertolt Brecht, en el San Martín, compartimos un reportaje muy duro. El no estaba cómodo. Yo salí muy frustrado. Un año después, obtenía el Premio Molière por su actuación en Galileo . Cuando tuve que volver a entrevistarlo fui con mucho temor. La entrevista fluyó hasta afectivamente. Cuando terminamos le conté lo mal que lo había pasado el año anterior. El se conmovió mucho. Pidió disculpas. Yo me sentí incómodo. Llevaba un libro sobre entrevistas a destacados directores internacionales que estaba leyendo y se lo regalé. Desde entonces, cada vez que nos encontrábamos nos regalábamos un libro. El siempre me obsequiaba poesía, yo, teoría teatral. Ahora que repaso algunas declaraciones de Walter Santa Ana, efectuadas al cabo de los años, encuentro algunas que me resultan muy develadoras: "El teatro no es teoría, es práctica" o "muchas veces se habla del arte del riesgo. Y yo contesto, está bien. Pero el riesgo debe tener detrás una ideología de trabajo, códigos estéticos comunes en el grupo que actúa, una técnica que permita orientarse en un camino que no es el habitual".
Estimulado de joven por su padre canario a ver teatro, a los 21 años decidió ingresar en la Escuela Nacional de Arte Dramático, donde se formó con maestros de la talla de Antonio Cunill Cabanellas. Finalizada su formación ingresó en el grupo Los Independientes, que dirigía Onofre Lovero, y ahí comenzó a hacer sus primeros trabajos tanto con autores nacionales como internacionales. Sus dos últimos protagónicos en el Teatro San Martín fueron: El avaro y Krapp, la última cinta magnética .
Revisar el currículum de Walter Santa Ana es encontrarse con una historia verdaderamente inquietante. A lo largo de su carrera recreó muy buena parte del teatro nacional, tanto clásico como contemporáneo; al igual que sucedió con el teatro internacional. Las obras y los autores se cruzan de manera frenética. Títulos extranjeros como Edipo , El mono velludo , Danza macabra , María Estuardo , Las brujas de Salem , La ópera de tres centavos , Galileo Galilei , Numancia , El avaro . Autores argentinos como Armando Discépolo, Pablo Palant, Julio Mauricio, Carlos Gorostiza, Ricardo Halac. Y hay muchos más?
Dos unipersonales lo mostraron como un verdadero actor/poeta a la hora de trabajar la palabra: Palabras calientes , sobre textos de François Villon, y Por palabra de Borges . También recreó a Pablo Neruda, en Ardiente paciencia, de Antonio Skármeta e integró el elenco estable del San Martín durante siete años.
Sólo algunas de sus experiencias en cine fueron: La señal , Los libros y la noche , El amateur , Sentimental , De la misteriosa Buenos Aires , La Patagonia rebelde , Allá lejos y hace tiempo . Su última experiencia en TV fue junto a Rodolfo Bebán en Marco, el candidato . Allí interpretaba a un malvado cuya caracterización le llevaba varias horas de trabajo.
La escena nacional ha perdido, sin duda, a uno de sus hombres más importantes. A un creador impresionante. A un intelectual muy severo. Yo he perdido a un entrevistado, siempre apasionante, que me regale poesía (perdone el lector por esta confesión tan personal). Todo produce una gran tristeza y moviliza un gran recuerdo.
Sus restos serán velados, de 10 a 22, en el Teatro Nacional Cervantes; desde ahí el cortejo saldrá mañana, a las 10, y se detendrá ante el Teatro San Martín antes de llegar al Panteón de Actores de la Chacarita.
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