Murió Julio Goyén Aguado
El notable espeleólogo Julio Goyén Aguado falleció en un accidente ocurrido en la madrugada del último domingo en San Rafael, Mendoza.
Además, cuatro de sus colaboradores sufrieron graves heridas como consecuencia del vuelco de la camioneta en la que viajaban por la ruta nacional 146, a la altura del departamento San Rafael, 240 kilómetros al sur de Mendoza.
Los científicos se dirigían al departamento de Tunuyán, en Mendoza, para realizar estudios geológicos en cavernas de la cordillera de los Andes, como parte de una investigación organizada por el Centro Argentino de Espeleología, organismo que cuenta con asistencia de las Naciones Unidas.
El vehículo, un Kia Besta, era conducido por Goyén Aguado, quien perdió el dominio en las cercanías del puente sobre el río Diamante.
Nacido hace 58 años en el País Vasco, España, Goyén Aguado era más argentino que muchos. Dedicó su vida a servir a nuestra nación no solamente desde la investigación científica, que lo llevó a descubrir más de 500 cavernas naturales en la Argentina y en el mundo: también fue un historiador sanmartiniano de porte.
Noble, de palabra contundente y firme, tenaz hasta la admiración, cobijó durante años en el Centro Argentino de Espeleología -fundado por él en 1970- a cientos de jóvenes atraídos por una ciencia que en ese momento apenas despertaba en nuestro país.
Todos, sin excepción, encontraron en Goyén Aguado (el "Vasco", por supuesto) no solamente una orientación en la vocación naciente, sino una acabada lección de vida trasmitida de la única forma posible, a través del ejemplo. Y siempre manteniendo en alto la "ikurriña" (bandera vasca), con sus colores rojo, blanco y verde, que lucía en su escritorio, radiante.
Organizó y participó de cientos de expediciones espeleológicas por todo el país y también fuera de nuestras fronteras. Ofreció conferencias sobre su especialidad en distintas partes del mundo. Asesoraba en la materia a la Gendarmería Nacional y a la ONU.
Reeditó la revista La Baskonia y, como amante de la ópera, editó, con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao, la biografía del tenor vasco-argentino Florencio Constantino, contemporáneo y rival artístico de Enrico Caruso.
Además, supo ofrecer batallas dialécticas memorables con los más afamados especialistas en historia argentina, además de presentar decenas de propuestas para lograr algo que jamás consiguió: que el templete de Yapeyú, hogar de nacimiento de San Martín, fuera declarado monumento histórico nacional.
Goyén Aguado, en suma,brindó un legado científico invalorable a la Argentina y dejó una impronta que muchos no olvidarán.