Murió Diego Maradona: "No caigo", el dolor y las lágrimas se viven en cada calle
Rodolfo Fernández mira de reojo la televisión del bar y se seca una lágrima con disimulo. "Se murió el único ídolo que tengo", cuenta. Es mozo, comenzó a trabajar en esa esquina de Belgrano hace una semana y se esfuerza por mantener la compostura en un día triste que lo tomó por sorpresa. "Soy bostero y me duele el alma", explica
Mientras el mundo reproduce la figura de Diego Maradona, la Ciudad llora a una leyenda. Los bares y restaurantes tienen los televisores encendidos a todo volumen en los canales de noticias, los balcones empiezan a llenarse de banderas azules y amarillas, los encargados de edificio no hablan de otra cosa y por las bicisendas se empiezan a ver camisetas xeneizes.
A Víctor Galeano se le acumulan los autos que quieran estacionar en el garage en el que trabaja, pero no puede sacar la mirada de la pequeña tele que tiene en la cabina. "Murió Maradona", dice una placa roja."Me acaba de avisar un cliente y tuve que prender la televisión para creerlo. Me pone remal. Diego es lo más grande que hay".
A unos metros de ahí, el quiosco de diarios de Cabildo y Echeverría ya consiguió un poster alusivo: un jovensísimo Maradona en blanco y negro sonríe entre las revistas.
"Estoy que no caigo", dice Abel Cardozo, que se toca la cara sin levantar la vista del celular. Es paraguayo, trabaja en un hotel de Belgrano y acaba de salir a tomar aire para procesar la noticia que lo conmovió. "Me tocó porque lo admiro, aunque no soy de acá. Es el rey del fútbol que se murió ".
"¡Qué garrón!", grita un cartonero en la Plaza de la Inmaculada Concepción que todavía no se había enterado que falleció Maradona. En la panadería de enfrente no se habla de otra cosa.
A unos pocos metros, Eduardo González se saca los anteojos y se limpia las lágrimas. "Es muy shockeante", dice, vestido de pies a cabeza de River. Está sentado en un banco de plaza y acaba de salir de una clase de spinning en la que el profesor avisó a los gritos que había muerto el Diego. Camino a su casa, se sentó para escribir un pequeño homenaje en Facebook desde su celular. "Los que amamos el fútbol no podemos dejar de sentirlo -llora mientras lo dice-. Maradona fue un artista irrepetible que nos dio las mayores alegrías futbolísticas como país y eso está más allá del club de cada uno".
Dardo Aguirre, encargado de edificio, también es de River y también llora. "¡Es una noticia tan triste! Cómo futbolero te quedás sin palabras. Lo recordaremos siempre", dice.
"Se fue el más grande del mundo y eso te deja vacío y tristeza ", reflexiona Matias Márquez , que usa barbijo de Chacarita y vende paltas en la Avenida Cabildo
De a poco empiezan a aparecer camisetas de boca en las bicisendas de Belgrano. Manuel Fernández -remera de Riquelme- estaciona la playera para comprarse unas empanadas. Él destaca "todo lo que fue Maradona adentro de la cancha" y toma como propio aquello de que la pelota no se mancha.
"Lo saqué de casa porque no paraba de llorar", dice Liliana Martínez, mientras señala a su hijo que la acompaña. Damián tiene 34 años -barbijo y camiseta de Boca- y no puede hilvanar una frase entera sin sollozar. "Nadie nunca lo va a poder superar", suelta antes de irse "para ventilarse".