Murió Diego Maradona: en Gimnasia de La Plata, lo despidieron con un altar, velas, flores y cánticos
LA PLATA.- Las puertas del estadio de Gimnasia y Esgrima de La Plata se abren. La despedida, que había empezado con pocas personas reunidas en una esquina del bosque, se traslada a las gradas. "Diego no se murió, Diego no se murió, Diego vive en Bosque la puta madre que lo parió", cantan los hinchas. Cuelgan banderas con la cara de Maradona y con el escudo de Gimnasia, y, entre miradas perdidas intercaladas con cantos y llantos, arman su propia despedida que se siente más como un festejo por los años de fútbol. Acá no hay nadie vestido de negro. Más bien parecen fanáticos esperando un nuevo partido, alertas a que los jugadores salgan a la cancha, que a un costado se vea al DT, y que sea Maradona.
"Y ya lo ves, y ya lo ves, el que no salta es un inglés". "Olé, olé, olé, olá, si no querés al Diego, no querés a tu mamá". En las gradas el clima es cada vez más de fiesta. Un hombre con la camiseta del seleccionado pegada al cuerpo se lamenta: "Lo hubiéramos cuidado más acá.. Él quería cariño, quería amor".
Durante la tarde, la cancha siguió llenándose de familias con niños y hasta bebés, hinchas de Gimnasia, unos pocos con camisetas de Boca, jóvenes con latas de cerveza y parejas mayores. Gente abrazándose y saludando con besos, algunos con tapabocas, y otros sin cubrebocas.
"Tengo 70 años, soy del año 50. Al Diego lo conocí como 'Pelusa. Sobre aquel lateral estaba la caldera", dice Alejandro Centurión, mientras señala una parte de la cancha. Y sigue: "La cancha era tablón. Y el Diego, en el entretiempo de la reserva, hacía jueguitos para que la gente disfrute. Era 'gurrumín'. Ahí lo conocí. Después como jugador, después como ídolo".
Centurión tiene el pelo blanco y el barbijo en la mitad de la boca. Le asoman unas lágrimas cuando sigue hablando: "Los defectos personales del Diego no me interesan. La gloria futbolística no se tapa, es como la pelota, no se mancha. Él lo reconoció: `Yo cometí errores, pero los pagué´. Ese fue Diego, y va a seguir siendo Diego".
Un altar
En la entrada de la cancha, una bandera funciona de altar. Tiene un dibujo en blanco y negro de Maradona y su madre, y se lee: "María creó a Jesús, y `Doña Tota´ a D10S". Los hinchas que van entrando hacen una parada obligada para sacarse una foto. Algunos dejan flores, otros prenden velas.
Alicia Menéndez, de 48 años, es una de las que se saca fotos. "Soy de Boca, simpatizante de Gimnasia. Vine a verlo la última vez, me compré la camiseta para regresar y no pude volver a verlo", cuenta y mira un punto fijo para no llorar. "Es el mejor de todos y lo va a ser toda la vida, es irremplazable", dice.
Norma Bini estaba mirando una película cuando se enteró que su ídolo había muerto. "Viene mi hija corriendo, me mira a mí y mira la tele. Sabe que soy fanática de Gimnasia, fui al cumpleaños del Diego, y me dijo: ´Mami, ¿no estás mirando el noticiero?'. Le dije que no. ´Se descompensó Diego´, me dijo. Cuando apareció el título sobre su muerte, no lo podía creer. Golpeé la mesa y empecé a llorar y a llorar".
A la cancha vino con sus dos hijas y su yerno, todos con la camiseta del Lobo. La mejor despedida, piensa Bini, sería con todos los honores. Y concluye: "Otro como él no va a haber". Su voz se extingue cuando la gente en las gradas agita fuerte los brazos y canta: "De corazón yo vengo a verte y te aliento hasta la muerte..."
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