Multiple choice, una lapicera y sin celular: así fue el examen único para residencias médicas en todo el país
Se realizó en 27 sedes en distintas jurisdicciones; superaban los 8200 los habilitados para participar; nervios en la Villa Olímpica de la ciudad, donde rindieron más de 4400 profesionales
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Arrancó esta mañana en 27 sedes del país el examen único para el ingreso a las residencias en Medicina, Bioquímica y Enfermería, además de otras disciplinas de los equipos de salud y las especializaciones (residencias posbásicas). Suman más de 8200 los egresados de esas tres carreras habilitados este año para rendir la evaluación nacional. El 66,5% son mujeres.
A partir de septiembre, de acuerdo con el orden de mérito que logren en el examen, accederán a las 5216 vacantes ofrecidas en centros públicos, privados o universitarios a través de los concursos que adhieren a esta prueba.
En una de esas sedes, convertidas hoy en “aulas”, pasadas las 7.30 empezaron a llegar los primeros postulantes. A medida que pasaban los minutos, la fila era cada vez más larga para acceder al pabellón América de la Villa Olímpica, en el barrio porteño de Villa Lugano. Algunos padres que llegaban hasta el ingreso al pabellón parecían más nerviosos que sus hijos.
“Todos con el documento en la mano, así podemos agilizar porque aún quedan muchos para ingresar”, pedía uno de orientadores de la organización, que se identificaban con un chaleco verde.
Antes de pasar los puestos para el registro, Jorge Marcelo se detuvo para tomar una foto del pabellón. “Estoy un poquito nervioso. Estoy viendo dónde me toca”, dijo el postulante, de 30 años, que se inscribió para un cupo en terapia intensiva en alguno de los hospitales de la ciudad de Buenos Aires. “Estuve estudiando. Cuando uno se recibe en la facultad, está también preparado”, agregó en diálogo con LA NACION.
Los más adelantados iban ocupando las 5000 sillas dispuestas para 4820 postulantes asignados a la sede para el examen de Medicina. En una de las bandejas laterales del pabellón, en otras “aulas”, pero con menos sillas, profesionales con la residencia básica ya completa rendían por un cargo de residencia posbásica en alguna especialidad médica.
Con alguna dificultad, Laura Muñoz caminaba hacia el acceso, mientras otros, en la fila, apuraban el paso. “Estoy embarazada y operada hace poco”, explicó la médica egresada en el Universidad de Buenos Aires (UBA) que se inscribió para hacer la residencia en imágenes. “Terminé hace poco la carrera. Me estuve preparando con ejercicios de multiple choice, como el examen, y leyendo apuntes”, contó.
Kevin Moya, de 29 años, homologó el título de médico de una universidad en su país, Ecuador, para hacer la residencia en la Argentina. Se inscribió en el concurso unificado que comparten la Ciudad, la Provincia de Buenos Aires y la Nación, para acceder a alguno de los cupos en traumatología en los hospitales porteños. “¿Quedarme acá [después de la residencia]? Y, depende de cómo vaya todo”, respondió.
Minutos antes de las 9, en la primera fila, Mercedes, de 24 años, repasaba apuntes en un cuaderno, con algunos conceptos resaltados como en la facultad. “Hasta último minuto repasamos”, explicó a LA NACIÓN. A su lado, estaba Martina, también de 24 años, ambas egresadas del Instituto Universitario Cemic. “Pediatría, sobre todo, que es lo que más toman y salud pública”, coincidieron. Las dos se inscribieron por cupos en anestesiología.
El examen
Antes de arrancar la evaluación, Fernán Quirós, ministro de Salud porteño, y Leonardo Busso, secretario de Calidad en Salud de la cartera sanitaria nacional, se dirigieron a los futuros residentes.
“Hicieron un gran recorrido para llegar hasta acá y, ahora, depende de ustedes cómo seguir. Sepan que los necesitamos; la Argentina los necesita. A concentrarse y dediquen el tiempo que dura el examen para expresar lo que saben”, les expresó Quirós.
Por su parte, Busso les dijo: “En los próximos 10 años, la [atención de la] salud en general dependerá de ustedes y de la formación de posgrado que vayan logrando en los establecimientos donde trabajen”.
A las 9.20, comenzó el examen y se hizo silencio en el pabellón. Solo con una lapicera negra y el celular apagado y guardado, los postulantes recibieron el cuadernillo con 100 preguntas. En una grilla, con círculos para marcar las respuestas, anotaron el tema asignado al azar y firmaron.
“A partir de ahora, tienen cuatro horas para completar el examen”, anunció por micrófono Andrea María Andreacchio, directora general de Docencia, Investigación y Desarrollo Profesional del Ministerio de Salud de la ciudad y responsable de la sede.
Las preguntas del examen en la Villa Olímpica surgen a partir los contenidos dictados a lo largo de la carrera de Medicina en las distintas facultades. Incluyen las leyes transversales para el ejercicio profesional, la teoría y su aplicación práctica, de acuerdo con las guías nacionales de manejo y diagnóstico. En otras sedes, se rinden las evaluaciones de Bioquímica y Enfermería.
“Se evalúa el conocimiento adquirido en la facultad y cómo lo aplican en la resolución de diferentes casos clínicos”, detalló Andreacchio.
A las 10.36, anunció que, en alguna de las sedes del país, un postulante había entregado el examen. De acuerdo con el reglamento, eso indica que se cierran las puertas en todas las sedes y no se permite ya el ingreso de ningún postulante. Para ese momento, 4444 eran los postulantes registrados en la Villa Olímpica, con unos 400 ausentes. Es la sede con más concursantes: casi la mitad de los habilitados a rendir el examen único en todo el país.
“El examen es un momento emocionante. Que haya unos 11.000 profesionales [más de 8200 son los habilitados para la residencia básica] rindiendo en forma conjunta, al mismo tiempo, en casi 30 sedes en todo el país, tiene mucho valor –señaló Busso a LA NACION–. Esto hace que se genere un ranking único a partir del que cada profesional va eligiendo el lugar donde hacer la formación”. Calificó como “uno de los ejes estratégicos de planificación” de la cartera sanitaria a cargo de Mario Russo el talento humano en salud, desde la facultad, durante la residencia y hasta la conformación de las dotaciones óptimas en los centros de salud, según defina cada jurisdicción.
“La residencia como formación de posgrado es muy importante porque son los especialistas que vamos a tener en los próximos 10 años en el país y sabiendo que hoy el recurso humano es el talón de Aquiles del sistema de salud y lo que más tenemos que reforzar”, agregó el funcionario, del que depende la Dirección Nacional de Talento Humano, que coordina el Examen Único.
Los primeros
Minutos después de las 11, empezaron a pararse los primeros en finalizar la prueba. Hacia el mediodía, alrededor de un tercio del gran salón estaba vacío. Fuera del pabellón, al sol, en el césped, todos encendían el celular, se armaban grupos y aguardaban padres, hermanos, amigos o novios. “Estaba nerviosa”, resumió Germán, que esperaba a su pareja con un ramo de flores. Sin dar más datos, contó que ella se presentó al examen por un cupo en pediatría.
“El examen estuvo bueno, con algunas preguntas un poco engañosas, que había que pensar bien. Era un examen para retarnos en los conocimientos que adquirimos. No estuvo ni fácil ni difícil si uno se había preparado. Pero para el que no estudió, es más difícil”, describió Gabriel Ayala, de 39 años. Médico pediatra oriundo de Bolivia, homologó el título de grado de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, que es la tercera casa de estudios que más egresados aportó el año pasado a este examen nacional. Como publicó LA NACION, un tercio de los postulantes a las residencias en el país son extranjeros. Ayala busca hacer la residencia en cardiología de adultos en el país, donde planifica quedarse “y ejercer unos 10 años”, según contó.
Para Julieta Cataldi, egresada de la UBA y que concursó por un cupo en psiquiatría, el examen que acababa de rendir había estado “acorde a lo que esperaba”, después de prepararse en los últimos meses con el material de la bibliografía recomendada por el Ministerio de Salud nacional.
Analís Escalante, de 28 años, coincidió con su colega. “La dificultad del examen fue entre medio y alta, pero nada que no estuviera en el programa de temas o la bibliografía“, señaló apenas entregó sus respuestas. “En algunas preguntas tuve más inconvenientes, pero las más complicadas para mi fueron las de cardiología. Pero pude responder todo”, agregó, satisfecha con su desempeño. Egresada hace poco de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), quiere especializarse en tocoginecología.
Detrás de ella, Sebastián Mateus, de 27 años, refirió que las preguntas sobre cirugía fueron las que más tiempo le demandaron. “En general, el examen era algo difícil, pero al que se preparó le va bien. Estuve practicando con cuestionarios multiple choice, y me preparé con videos y clases virtuales”, indicó. Como en muchos casos con los que estuvo hablando LA NACION, Mateus eligió el país para hacer la residencia después de homologar su título de médico de la Universidad del Sinú, en Colombia. “Es por la excelencia académica y la facilidad para conseguir cupos –enumeró–. Quiero completar toda la etapa de formación en la Argentina”.
Dimas Almeida es de Brasil, pero hace ya casi nueve años que reside en el país para estudiar medicina. Empezó en la UBA, pero se pasó a la Universidad Abierta Interamericana (UAI), donde finalizó la carrera. Quiere orientar su formación al diagnóstico por imágenes y quedarse a trabajar en el país. “En la facultad ya estaba preparado porque tuvimos un examen con multiple choice y prácticas para recibirnos. Además, hicimos un curso con un grupo de compañeros con los que nos dividimos el costo”, relató. Las preguntas a las que más atención dedicó, según repasó, incluían a algunas sobre cáncer de mama, epidemiología o salud mental.
En 15 días, Luciano Valetti, de 29 años, espera, como sus colegas, el “aprobado” cuando el Ministerio de Salud de la Nación publique los resultados. Se recibió en septiembre del año pasado en la UBA y empezó, desde entonces, a prepararse para el examen único para hacer la residencia en clínica médica. “Estuvo acorde a lo que venía haciendo con modelos de la evaluación de otros años”, resumió antes de abandonar el pabellón. Al cumplirse las cuatro horas, pasadas las 13, los organizadores dieron por finalizada la evaluación, después de terminar de recibir las últimas grillas con las respuestas.
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