Muertes y alerta en la costa: impactante baja de la colonia de lobos marinos tras la ola de gripe aviar
Se estima que se produjeron más de 280 fallecimientos en los puertos y playas entre Mar del Plata y Quequén en un mes y medio; el número representaría casi el 10 por ciento de esta población que se mueve en esa zona
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MAR DEL PLATA.- La imagen de un lobo marino muerto en el medio de la Plaza Popular, a menos de 100 metros de donde están emplazados otros dos emblemáticos, tallados en piedra que son símbolo y postal de esta ciudad, multiplicaba la sensación de dolor que representa la pérdida de cientos de estos animales en poco más de un mes y medio por contagio de gripe aviar.
De las apariciones esporádicas de cadáveres a comienzos de agosto se pasó a decenas por día tanto aquí, entre el puerto y las playas, como en la vecina localidad de Necochea, donde recala, en esta época, otra importante porción de la colonia que esta especie tiene en el sudeste bonaerense.
El último informe oficial del Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa), el organismo que comandó el operativo que comenzó en el extremo de la Patagonia y se extendió hasta estas latitudes, da cuenta de más de 280 muertes confirmadas solo entre los puertos y costas de Mar del Plata y Quequén, a las que deben sumarse otras que aún se vienen registrando, día a día.
Si bien el censo tiene una cantidad estimada de la población que se mueve entre ambos destinos, se calcula que, en este casi mes y medio desde los primeros reportes de muertes, se perdió o se habrá perdido casi el 10% de la colonia de 3500 a 4000 lobos marinos que se mueven este frente de más de 100 kilómetros de costas.
Temor
Aunque más allá del número, la sensación a primera vista es la de una muy impactante disminución de la cantidad de animales que quedaron a la vista en los lugares donde coincidían a diario y en grupos muy numerosos hasta que comenzaron estos contagios. Una hipótesis habla de más muertes, mar adentro, de las que se vieron en tierra. La más optimista apunta a que tomaron una mayor distancia por la intervención humana en el marco de este operativo sanitario de emergencia.
Cierta merma en el ritmo y cantidad de muertes aporta algo de calma y disminuye la inquietud existente por el impacto que este contexto pueda tener sobre estos destinos en tiempos de plena temporada estival. Se cree que con la actual tendencia se podría llegar al verano con normalidad en espacios de la costa que hoy, por esta enfermedad, aparecen restringidos para el tránsito peatonal.
“Aún no tenemos evidencia que la tendencia es en descenso”, dijo a LA NACIÓN el titular local de Senasa, Manuel Baldovino, y mantuvo prudencia sobre el momento que se enfrenta. “En octubre comienzan a migrar a las zonas reproductivas y esperamos que el número de lobos marinos baje, y con eso también disminuir el riesgo”, detalló.
La emergencia no solo preocupó por las consecuencias entre los animales, sino que demandó una intervención de las autoridades sobre espacios operativos y de paseo para evitar eventuales riesgos para las personas por la cercanía con los ejemplares enfermos. Si bien no hay constancia de contaminación cruzada, el objetivo fue desde el primer momento minimizar los peligros. Tanto por animales muertos como aquellos que asomaban a las playas, con evidentes síntomas de estar enfermos.
Solo de la jurisdicción del Puerto de Mar del Plata se removieron restos de unos 90 animales. Uno de los espacios de importante concentración es la Banquina Chica, con las tradicionales lanchas de pesca artesanal amarillas que dan un aura pintoresco al lugar. Se acaba de normalizar el acceso al público desde el fin de semana pasado, en coincidencia con la merma de nuevos casos. Durante el último mes se había cerrado el acceso de público a las bandejas inferiores para asegurar la máxima distancia con los animales y sus desechos.
Sí, en cambio, permanece cerrado el paso hacia el extremo de la Escollera Sur. También es parte del recorrido preferido de los viajeros para llegar al morro y su punto panorámico del mar y la ciudad. A mitad de esa extensión de más de 1000 metros está la lobería, una playa pequeña cercada con piedras y rejas que adoptaron como espacio de descanso.
“Pareciera que los casos semanalmente van bajando, pero más allá de las muertes en estos momentos también detectamos una disminución en la cantidad de animales asentados en los puertos de Quequén y Mar del Plata”, explicó Diego Rodríguez, investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata especializado en mamíferos marinos. “Podría deberse al mayor disturbio de las zonas por el trabajo de maquinarias, aunque no podemos descartar otras razones”, dijo a LA NACIÓN.
Contrastó este escenario con otro muy distinto que se dio durante la primera mitad de la pandemia de coronavirus, cuando la obligada inactividad en el puerto y la ausencia de vehículos y trabajadores llevó a los lobos marinos a ganar espacio sobre suelo firme y avanzar sobre calles interiores e, incluso, sobre el paseo comercial de la banquina. Alguno hasta llegó a ingresar a los locales.
Cierres
Andrea Perestiuk, secretaria de Salud de Necochea, recordó que apenas se conocieron los primeros casos se dio forma a una mesa de trabajo interdisciplinaria que, entre otras medidas, dispuso restringir el acceso a paseos públicos del puerto, allí donde los lobos marinos tenían cierta cercanía con la gente. “Hasta el momento pasamos a disposición final 114 cadáveres”, indicó a LA NACIÓN sobre las bajas que tuvo la especie en ese distrito.
A diferencia de Mar del Plata, en la escollera de Quequén está el mayor punto de cercanía entre lobos marinos y quienes llegan con fines recreativos, ya sea como paseo para disfrutar del lugar donde coinciden el mar y la desembocadura del río o para disfrutar de la pesca. “Permanece cerrado a todo tipo de público”, confirmó la funcionaria y no descartó que la situación se deba mantener en plena temporada, si es que la situación sanitaria no encuentra las mejoras suficientes.
“Hay que ser prudentes y ver cómo evoluciona la enfermedad, con menos casos como estamos viendo y esperemos que no dificulte la temporada que tenemos por delante”, explicó. Y agregó que, en caso de que hubiera que mantener recaudos, “se verá que no entorpezca la llegada de nuestra población, que disfruta mucho de nuestras playas, y los turistas que llegan a la ciudad”.
Baldovino también fue muy cuidadoso sobre el escenario que hay por delante, frente a la cercanía del verano y el mayor movimiento turístico en estas playas. “Se evaluará según los datos epidemiológicos si en temporada sigue o no el cierre de la Escollera Sur”, aclaró. Por lo pronto, ni ahora ni en un futuro habría condiciones que restrinjan el acceso a sectores de playa.
En la Banquina Chica marplatense, para dar mayores garantías a los visitantes, se reforzó la presencia de personal para mantener a los animales a distancia del recorrido turístico y de las áreas operativas de los pescadores. Y en la citada lobería se ampliará la superficie para que tengan mayor comodidad e interfieran menos con la actividad de los muelles.
En Necochea y Mar del Plata se reforzó el pedido a la gente para que no se acerque a estos mamíferos marinos cuando salen a la costa, algo habitual y simpático desde siempre. Preocupante en estos últimos tiempos, ya que llegaban a la arena firme con convulsiones y otros síntomas, como un paso previo a la inevitable muerte.
También la recomendación alcanza a evitar la presencia de mascotas, en particular perros. Si bien no hay antecedentes de contagios, se pretende evitar que puedan comer o tomar contacto con restos de lobos marinos o aves muertas o enfermas.
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