Muerte en el aire: cuáles son las condiciones médicas a tener en cuenta antes de subir a un avión
Tras cuatro fallecimientos en los últimos 20 días, los expertos recomiendan consultar a un profesional antes de volar si se padece de enfermedades coronarias, diabetes o EPOC
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Esta tarde murió un hombre, de 49 años, tras descomponerse en un avión de la empresa Flybondi que viajaba de Bariloche a Córdoba. Con este caso, ya son cuatro las muertes que se registraron de personas en pleno vuelo en veinte días: el empresario de medios Constancio Carlos Vigil, de 86 años, murió el sábado pasado cuando viajaba en un avión de American Airlines a Miami. Un chico de dos años que iba con su familia a Resistencia en un servicio de Aerolíneas Argentinas se descompuso y falleció en el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. Una mujer argentina, de 45 años, que viajaba de Barcelona a Buenos Aires, se descompensó en pleno vuelo y, a pesar de los intentos de reanimación, murió durante el viaje.
Frente a este panorama, aparece la inquietud y las dudas sobre si hay que tener algunos cuidados médicos a la hora de abordar un vuelo.
Los expertos consultados por LA NACIÓN recomendaron consultar con un profesional en el caso de padecer comorbilidades cardiovasculares, diabetes y EPOC. Sobre todo, en los viajes de más de cuatro horas, ya que pueden afectar el buen funcionamiento del sistema circulatorio.
Para Ignacio Martín Bluro, médico del servicio de Cardiología y Coordinador de la sección Unidad Coronaria del Hospital Italiano, uno de los eventos que están claramente relacionados con los vuelos son los de trombosis en las piernas: “Cuando estamos en un avión varias horas, pasamos mucho tiempo quietos y sentados, pero pasa también ante el reposo prolongado, porque también sucede en gamers. Entonces, el problema no es el avión, sino el reposo prolongado”.
En esta línea, indicó que esto se da, sobre todo, en vuelos de ocho horas: “Allí es donde claramente hay un riesgo y hay que empezar a tener cuidado. También hay que prestar atención en las personas que tienen condiciones de riesgo y que vuelan en servicios de más de cuatro horas”.
“El riesgo de tener un evento trombótico en un vuelo menor a cuatro horas es muy bajo y no suele estar asociado al hecho de estar en el avión. Por lo general, ocurre cuando el paciente se bajó del avión o le ocurre dos o tres días después”, describió.
Recaudos
Ramiro Heredia, especialista en Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín, agregó: “Muchas personas antes de volar o durante el vuelo, con distintos objetivos, como disminuir la ansiedad, que a muchos les produce volar, tratan de contrarrestar o prevenir fobias o, por el mero hecho de descansar mejor y dormir durante el viaje, deciden tomarse hipnóticos o distintos sedativos, entre ellos alcohol”.
Según describió, existen dos casos: los que los toman regularmente y los que lo hacen solamente para esa ocasión. “Pueden aparecer efectos adversos no deseados y no conocidos por el individuo. Cuando uno toma dosis extra de estos medicamentos, en especial en los vuelos, por un lado la persona está menos vigil, se mueva menos, y esto puede aumentar el riesgo de tener una trombosis venosa”, alertó. Y destacó: “Los sedantes y los hipnóticos requieren una indicación médica”.
Bluro advirtió sobre la dificultad de reanimar a un pasajero durante una crisis en pleno vuelo. “Arriba del avión uno no tiene recursos ni espacio para reanimar a una persona. Además, tampoco puede asistir el SAME. Lo más probable que le pase a todos estos pasajeros es que sufran eventos de muerte súbita: se descomponen y se mueren dentro de la primera hora. Básicamente, la principal causa de muerte son cuadros coronarios, infartos grandes o infartos que generan una arritmia y que esa arritmia produce la muerte”, explicó Bluro. Y agregó: “Esto se puede evitar con la reanimación y es importante que la población sepa hacer reanimación cardiopulmonar”.
“El problema arriba del avión también es que si la persona viaja sola y se descompone, quizás quien se encuentra en el asiento de al lado no se entera y tampoco hay lugar para poder realizar una reanimación correcta”, especificó. Y completó: “Por otro lado, las personas que tengan problemas respiratorios, que saturen, que les falte el oxígeno cuando caminan, probablemente, no sería bueno que subieran a un avión sin un consejo médico previo”.
Según indicó: “Las recomendaciones específicas para subir a un avión son las mismas que los profesionales de la salud pueden dar para tener una vida sana: no tener diabetes, tener la presión controlada y si una persona tiene una enfermedad y tiene una condición médica determinada, debe consultar con su médico”. Y agregó: “También están los pacientes que tienen una patología previa. Que ellos puedan viajar dependerá de si la patología está estable y está compensada o no. Si yo tengo un paciente que tiene un problema cardiaco, pero tiene control cardiológico y toma todos los recaudos del caso no tendría por qué no poder viajar en avión”. Y expresó: “Millones de personas viajan por día en avión. Hay muchos volando en todos los vuelos comerciales que existen. Muchas de estas personas deben estar enfermas y no pasa nada. Entonces, cuando sucede un caso de estos, toma una notoriedad pública”.
Por su parte, Heredia indicó: “Se recomienda 48 horas previas a un vuelo prolongado tratar de moderar o no consumir alcohol, comer comidas más livianas, para prevenir malestares durante el vuelo”.