“Mueren al menos dos por día”: vuelve a crecer la población de carpinchos en Nordelta y un animal herido reaviva la grieta
Grupos de vecinos y especialistas reclaman por las medidas anunciadas, pero de lento avance; los ejemplares ingresan en las alcantarillas y en los estacionamientos
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“La primera vez que escuché desde mi casa un carpincho tirarse al agua, creí que había sido un perro”, dice Verónica Espósito, una de las diez integrantes de la comisión del grupo Nuevo Delta Ecodefensa, creado para proteger a los carpinchos, que se hicieron notoriamente visibles en Nordelta en 2021. “Es que fue ahí cuando se desmontó toda la zona destinada al Centro Cívico y a la Clínica Suiza. Era el único humedal que quedaba y estaban refugiados allí. Eso fue la estocada final. La gente a veces piensa, en su ignorancia, que aparecieron de la nada y se asombran. Pero siempre estuvieron ahí, no los veíamos porque todavía tenían algo de tierra adonde vivir y comer. Cada vez que veíamos uno, estábamos fascinados, era pintoresco. Hoy mueren al menos dos carpinchitos por día”, afirman desde Ecodefensa, que cuenta con un chat de 447 personas, todos habitantes del complejo situado en Tigre, y una larga lista de espera para entrar. “Hace un mes, cuando recogimos a una cría de carpincho baleada, empezamos a hacer denuncias a la fiscalía correspondiente del lugar. Anteriormente llamábamos a la Central de Monitoreo de la administración del barrio”, aclara Espósito.
Con su presencia y resistencia a ser desalojados, estos animales expusieron cómo, durante la construcción de esta urbanización, fueron alterados los valiosos humedales preexistentes, venas por donde la tierra respira, hogar de carpinchos, guazunchos, nutrias, gatos monteses, reptiles y otros animales. En sus inicios, los terrenos se ofrecían a la venta proponiendo un estilo de vida en contacto estrecho con la naturaleza. Mientras tanto, cientos de camiones cargados de tosca cubrían los fangosos ecosistemas, hábitat de cientos de especies autóctonas.
“Hoy, la mayoría de las casas tienen cerco eléctrico al lago. Lo hacen con el objetivo de que los carpinchos no puedan entrar a los jardines a comer”, explican desde Nuevo Delta Ecodefensa.
“El carpincho no quiere venir a nuestros jardines, lo que quiere es comer”, sostienen. “Hace poco, en diciembre de 2023 se convocó desde la Asociación Vecinal Nordelta [que administra el complejo] a una reunión con la Dirección de Flora y Fauna provincial con el objetivo de dialogar sobre el tema. A través de una pantalla gigante, se presentaron Eduardo Costantini y su mujer. La buena noticia que nos dieron desde la pantalla fue que donarían un hospital veterinario para los animales atropellados y heridos. Nosotros esperábamos que finalmente les asignaran a los carpinchos un lugar adonde vivir y corredores biológicos para poder moverse sin ser atropellados, no atenderlos una vez lastimados! De todas maneras, ni lo uno ni lo otro sucedió todavía”, recuerda Espósito.
Como trasfondo, en el Congreso Nacional no avanzó tampoco la Ley de Humedales, que busca generar un criterio a nivel nacional para la protección y el uso sostenible y racional de esos esenciales ecosistemas: el proyecto perdió estado parlamentario por tercera vez consecutiva.
LA NACION intentó en reiteradas ocasiones contactar a Eduardo Costantini, así como a su hijo, pero las consultas no fueron atendidas antes del cierre de esta nota.
Desde la administración del complejo, informaron: “Desde 2014 monitoreamos la población de carpinchos, tanto en crecimiento como en desplazamientos. Esos estudios muestran un crecimiento acelerado de la población de carpinchos desde 2018. Desde ese año venimos pidiendo a la autoridad de aplicación, la Dirección de Flora y Fauna de la provincia, que defina medidas al respecto. En los dos últimos años, la población se duplicó. Eso hace urgente una respuesta de la autoridad provincial. En 2021 se presentó un proyecto de estudio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (Conicet) y la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre formas de regular ese crecimiento de la población y recién este mes aprobaron una primera etapa del proyecto presentada por los investigadores”.
Y detallaron: “En un ambiente sin depredadores naturales el crecimiento de la población de carpinchos es exponencial, y por eso es necesario implementar el plan que hemos presentado a las autoridades a través de la vasectomía de los machos alfa, que permitirá estabilizar la población de carpinchos en un número compatible con las posibilidades del medio ambiente local”.
Pese a los intentos de LA NACION, no hubo respuesta sobre la problemática de los carpinchos en Nordelta de la directora de Flora y Fauna bonaerense, Gabriela Gorriti.
La polémica se reavivó ayer, luego de que escapara un carpincho con una pata muy lastimada por cuya atención venían reclamando algunos vecinos. La Asociación Vecinal Nordelta (AVN) hizo llegar un mensaje vía mail a la totalidad de los habitantes de Nordelta, responsabilizándolos de entorpecer su captura. “El animal se asustó, intentó morder y escapó. Es importante dejar trabajar a quienes están preparados para ello. No dejarse llevar por falsas impresiones, o buenas intenciones que no están respaldadas por conocimiento real de los casos. Dejemos trabajar a los especialistas”, advirtieron desde la AVN en ese correo electrónico.
“Fue gente con segura buena voluntad, pero sin conocimientos técnicos, lo que terminó repercutiendo negativamente en el animal. De todas formas, se siguió el tratamiento del ejemplar, que evoluciona favorablemente”, dijeron a LA NACION.
Y agregaron: “Tenemos un equipo de veterinarios especialistas en fauna silvestre que atienden a los carpinchos heridos. Contamos con una guardia presencial de veterinarios durante la noche, el horario de mayor cantidad de accidentes. Estos profesionales no solo atienden los accidentes, sino que hacen controles sanitarios de los animales –desde parásitos a sarna– y atienden a animales enfermos. Como uno al que se le trató una muela, o el del caso citado, que tenía un desgarro”.
En tanto, desde Emergencia Fauna, otro grupo de vecinos en el que se informan acerca de los atropellos o heridas de los animales, aclararon: “Tuvimos que publicarlo [al ejemplar lastimado] muchas veces para que actuaran”.
También ayer se viralizó un mensaje de un indignado Alejandro Fantino, conductor de televisión, exhibiendo imágenes adonde se veía un alambre eléctrico y una franja de maíz, rodeando todo el Club de Golf. “La descarga del alambre eléctrico no mataría un carpincho adulto, pero sí podría hacerlo con un coipo o cualquier otro animal pequeño que se acercara atraído por el maíz”, dicen desde Emergencia Fauna.
“La Dirección de Flora y Fauna nos ha enviado una nota tiempo atrás alentando el uso de boyeros eléctricos como forma de controlar el ingreso de carpinchos y coipos a jardines o espacios cerrados. Siguiendo ese criterio es que el Club de Golf avanzó con la implementación. No obstante, en una medida que fue un error, se sumó a esos boyeros una línea de maíz con el fin de evitar que las gallaretas se metan dentro de los greens. La Asociación Vecinal indicó al Club de Golf que revirtiera esa medida”, respondieron desde la AVN.
Además de ser atropellados por los autos, muchas veces deliberadamente los animales pegan saltos para poder pasar al agua, se meten en las alcantarillas desesperados, se lastiman permanentemente. Los vecinos muestran videos de carpinchos en las alcantarillas y de familias enteras atravesando, por ejemplo, un estacionamiento.
“Si hubieran construido barrios sustentables, las cosas serían distintas. Esto es de una transformación tal que pasan estas cosas. Los carpinchos fueron eliminados en enorme proporción durante la construcción. Hubo una retirada enorme de los ejemplares. Ahora, la especie está recolonizando un área en la que siempre estuvo, lograron desarrollar una nueva adaptación a este nuevo territorio”, sostuvo Emiliano Ezcurra, director ejecutivo de la fundación Banco de Bosques y exvicepresidente de la Administración de Parques Nacionales.
“Construiste en un lugar adonde siempre hubo mosquitos y te quejás porque hay mosquitos”, añadió.
“Se podría perfectamente haber hecho otro tipo de urbanización. Ahora ya está, pero tendrían que aplicar medidas de mitigación para minimizar lo que provocó, como promover la población de plantas nativas y sacar las exóticas. Esto también va a favorecer la presencia de aves nativas y va a aumentar la diversidad. Va a fomentar fauna que puede coexistir perfectamente con la gente”, propuso Ezcurra. Además, propuso, “se pueden generar medidas disuasorias de la fauna que no se quiere que entre en contacto con la gente, que no impliquen matarlos, como traslocaciones, direccionar los lugares adonde van, estudiar con biólogos otro tipo de forma de reducir ese contacto”.
Desde la AVN, recordaron que en los últimos años “se buscó generar espacios para que los animales tuvieran más disposición de alimento y refugio. Se plantó vegetación nativa en espacios específicos. Se cambió el programa de poda de la vegetación de los lagos, para dar más espacio de refugio”.
“También –continuaron– se hicieron reiteradas campañas de concientización a los vecinos sobre la necesidad de mejorar la convivencia con la fauna y sobre precauciones a la hora de conducir por la presencia de animales en las calles. Colaboramos con los científicos del Conicet y la UBA que investigan el tema. Y trabajamos con veterinarios especialistas en fauna silvestre quienes, además de brindar la atención a los animales, nos asesoran en su cuidado. También llevamos un registro exhaustivo de todos los conflictos en relación a esta especie, ya sea atropellamientos, ataques a mascotas o incluso a personas, que son comunicados a la autoridad provincial”.
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