Mucho más que una copa. Cuál es la actividad turística que crece en Mendoza y tiene opciones para todos los bolsillos
El enoturismo se impone en esta provincia que concentra la mayor producción del sector en el país; más de 200 bodegas abren sus puertas para múltiples actividades, desde conocer los viñedos hasta comer en sus restaurantes con platos y cepas sofisticadas
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MENDOZA.- Esta provincia se ha convertido en uno de los destinos preferidos del turismo nacional e internacional en el país, de la mano de su producto insignia: el vino. Ya no solo es una constante en los planes de los visitantes locales, sino que empieza a pisar fuerte en las consideraciones de los viajeros del mundo que la colocan en sus listas. Bajo este escenario, con la bebida de los dioses, el sol y la montaña como telón de fondo, el enoturismo no para de crecer, con cada vez más bodegas que deciden abrir sus puertas al público, con diferentes propuestas, para todos los bolsillos, y visitas que ofrecen desde degustaciones premium hasta experiencias gratis o a precios accesibles.
De hecho, las vacaciones de invierno, han mostrado una gran atracción por la tierra mendocina, con altos niveles de ocupación, por encima del 90%, y diversas opciones vinculadas con el mundo del vino, además de la nieve y la oferta cultural.
Así, en la cuna del Malbec, donde funcionan 865 bodegas de las 1.250 que hay en todo el país, este año se rompió el techo de 200 establecimientos vitivinícolas preparados para recibir a los turistas y sorprenderlos con sus producciones, más allá de los servicios extras y premium que ofrecen algunos sitios exclusivos de las bodegas top, con alojamientos de lujo, donde se puede beber un vino desde la terraza de la habitación, en un jacuzzi, al pie de la Cordillera de los Andes, tomar clases especiales de cocina tradicional y maridajes o realizar juegos de blend, donde se puede elaborar un vino propio.
De acuerdo con el Observatorio Económico del Turismo del Vino, entre mayo y agosto de 2022, las 320 bodegas abiertas al turismo en la Argentina recibieron casi 370.000 visitantes, de los cuales 60% eran nacionales, 20% internacionales y 20% locales. En tanto, casi 60% de las visitas se realizó en bodegas de Mendoza.
“El sector más dinámico en el mundo y en la Argentina, particularmente en Mendoza, por la vitivinicultura, es el turismo. La importancia que le da el enoturismo al sector es que potencia cada vez más la promoción y visualización de la marca vitinícola argentina en el mercado local e internacional, no sólo del malbec sino de todo el disfrute que ofrece”, expresó a LA NACIÓN, Walter Pavón, responsable del área de Enoturismo y gerente de Relaciones Institucionales de Bodegas de Argentina (BA), entidad que nuclea a más de 250 instituciones, entre las que se encuentran las más importantes de todo el país. “La evolución es enorme, año tras año; no paran de generarse actividades y emprendimientos nuevos, con más bodegas que se suman, con reconocimientos internacionales en alojamientos y gastronomía. La expectativa es que todo esto siga creciendo y generando más valor agregado”, completó.
“La gente tocaba el timbre″
En los últimos días, la tierra “del sol y del buen vino” sumó la bodega 205 abierta al turismo. Se trata de la incorporación de Los Haroldos, perteneciente a la histórica familia Falasco, ubicada en San Martín, en la zona este provincial. Así, los turistas que llegan a Mendoza pueden disfrutar cada vez más de enriquecedoras e innovadoras experiencias, en diferentes regiones vitivinícolas del territorio local. Por caso, el año pasado, para esta fecha, había 160 establecimientos vitivinícolas preparados para recibir a los turistas.
“Celebramos la incorporación de esta importante bodega a la red de turismo enológico. Con excelente ubicación sobre la Ruta Nacional 7, en San Martín, será sin duda un gran impulso turístico para toda la zona”, indicó la ministra de Cultura y Turismo, Nora Vicario, junto con el intendente de San Martín, Raúl Rufeil, tras recorrer las instalaciones de esta casa vitícola. “Nos pasó algo interesante y es que la gente, al estar nuestra bodega al costado del acceso, pasaba, tocaba el timbre, le abríamos la puerta y le poníamos un enólogo al lado y salían a recorrer las instalaciones. Entonces dijimos ‘necesitamos sumar algo más para el turista’”, comentó Federico Ciolfi, gerente comercial del establecimiento, donde el visitante puede probar al menos cinco vinos, extraídos directamente desde el tanque. “Si quiere quedarse a almorzar, ofrecemos picadas y empanadas en el jardín. Además, se obsequia un vino cada dos personas”, comentó Marcela Mitchell, integrante del equipo.
Desde la cartera de Turismo hacen hincapié en que la provincia viene consolidando su perfil vitivinícola a nivel mundial, como la principal región productora del rubro de la Argentina y la que más bodegas concentra, con más del 90% de los ingresos por exportación de vino a nivel nacional. De hecho, ponen en valor que el sector privado y el sector público “entendieron la importancia estratégica del enoturismo, que pasó de vincularse a propuestas recreativas en las bodegas, a ser toda una actividad productiva en sí misma, con impactos multiplicadores en la economía y el empleo”.
Hay alternativas para todos, con paquetes especiales de experiencias para probar los caldos. Entre las principales bodegas con propuestas premium, que van desde picnics en los jardines hasta maridajes exclusivos en sus restaurantes, están Catena Zapata, Diamandes, Anaia, El Enemigo, Trapiche, Huentala Wines, Salentein, Zuccardi, Balbo, Domaine Bousquet, Durigutti y Cheval des Andes, entre otras.
Los valores son muy dispares: una visita guiada inicial, de una hora y media, tiene un costo promedio de unos $8.000, aunque las opciones de lujo pueden superar los $50.000. Asimismo, realizar un menú de pasos, acompañados por vinos destacados, tiene precios promedio de $30.000.
En Trapiche, según indicaron a LA NACIÓN, proponen “descubrir el carácter explorador que hay detrás de reconocidos vinos”, a través de las distintas opciones de visitas y degustaciones. Por ejemplo, una de las opciones es “mar y montaña”, con los mejores exponentes de los terroirs en las distintas regiones vitivinícolas, la cual permite degustar dos Costa y Pampa, más un Fond de Cave Gran Reserva y un Gran Medalla, por un valor de $6.000 por persona. En cuanto a la experiencia “signature”, con los vinos más aclamados a nivel mundial, entre los que se destacan Gran Medalla, Terroir Series e Isca, el costo alcanza los $20.000.
Por otro lado, en Salentein, una visita guiada por viñedos, áreas de producción, cava subterránea y degustación de 4 vinos, entre los que se destacan 1 Salentein Reserve y 3 Salentein Númina, cuesta $12.900. Mientras, la experiencia “IG San Pablo”, que consiste en una visita guiada similar, pero con 4 vinos de la línea Salentein Single Vineyard, tiene un valor de $58.500, indicaron a este diario.
También, en los recorridos por diferentes establecimientos se consiguen degustaciones gratis o por menos de $2.000. Uno de estos casos es la emblemática Bodegas López, ubicada en Maipú, con una historia de 125 años, donde se puede probar sin costo un blanco y un tinto, o bien hacer un tour privado por $1.500 por persona. De igual forma, cuentan con otras opciones, como la degustación de lujo de las cosechas del distinguido Montchenot o experiencias gastronómicas en el restaurante Rincón de López por unos $17.000.
Acercar la industria al turista
“Las visitas, cualquiera sea, son muy importantes para acercar la industria a los turistas y al público local, para conocer todo el proceso de elaboración, en su máximo detalle, por toda la bodega, donde ven historia y tecnología aplicada, que es lo que más llama la atención. Lo más importante de las visitas gratuitas es que les damos la posibilidad de venir en familia, pasar un lindo día y que se puedan llevar alguna botella para que la compartan con amigos que no hayan visitado la bodega y sea un pie de entrada para que lo hagan”, expresó a LA NACIÓN, Juan Pablo Díaz, enólogo de Bodegas López desde hace más de 15 años.
Con precios económicos, por debajo de los $3.000 por persona, hay una veintena de establecimientos, con diferentes propuestas. Entre ellos, la bodega Foster Lorca o Carmelo Patti, en Luján de Cuyo, así como Domiciano, Trivento, Flinchman, Argentia o Cavas La Capilla, en Maipú.
“Tenemos cuatro niveles: el primero sólo incluye la visita con una copa de cortesía, ya que eligen no hacer degustación, en muchos casos, porque manejan. Y luego, hay tres niveles de degustaciones, de los cuales el último es el premium, con los vinos tope de gama”, explicó a LA NACION, Guillermo Barletta, responsable de Turismo y Hospitalidad de la bodega Foster Lorca, donde los precios van de los $2.000 a los $14.500; en todos los casos se hace un recorrido guiado por las instalaciones para conocer la historia y el proceso de elaboración del vino. También ofrecen menú de pasos y diferentes opciones gastronómicas con visitas guiadas.
Los prestadores turísticos inscriptos en Turismo cuentan con diversos beneficios, como acceder a fondos especiales, promoción de los emprendimientos en diversas ferias, exposiciones y acciones en las que participa el ministerio tanto a nivel nacional como internacional. A eso se suma la posibilidad de poder dejar material promocional en el informador turístico.
Red de Grandes Capitales del Vino
Mendoza, desde 2005, forma parte de la Red de Grandes Capitales del Vino (GWC es su sigla en inglés) y eleva año a año los estándares de calidad de sus servicios vinculados al turismo del vino. Great Wine Capitals es la única red de los llamados “viejo” y “nuevo” mundos del vino que incluye las categorías que hacen a los servicios de enoturismo.
Además de Mendoza, integran las GWC Adelaida, Australia; Bilbao/Rioja, España; Burdeos, Francia; Lausana, Suiza; Mainz/Rheinhessen, Alemania; Mendoza, Argentina; Porto, Portugal; San Francisco/Napa Valley, Estados Unidos; Valparaíso/Valle de Casablanca, Chile; Verona, Italia; Hawke´s Bay, Nueva Zelanda, y Cape Town/Cape Winelands, Sudáfrica.
Mendoza es la protagonista en la industria del vino a escala nacional. De acuerdo con datos oficiales, concentra más del 70% de la superficie implantada del país, supera el 70% de la producción de uva, reúne más del 78% en la elaboración del vino y más del 52% en mosto. También, en tierra mendocina se ubica la mayoría de las bodegas de la Argentina: 880 establecimientos inscriptos como bodega, de los 1.225 que existen en la Argentina, según el Instituto Nacional de Vitivincultura.
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