La chocolatería emplea a 12 personas y fue creada hace 10 años por un matrimonio que quería ayudar a su hijo y darle herramientas para el mundo laboral
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Una chocolatería creada hace 10 años por una pareja para ayudar a su hijo autista a aprender sobre el mundo laboral se ha convertido en una próspera empresa social.
La chocolatería emplea a 12 personas, la mayoría de las cuales son autistas, y ofrece experiencia laboral gratuita a cientos de jóvenes con esta condición.
Shaz y Mona Shah, fundadores de Harry Specters en Ely, Cambridgeshire, Reino Unido, le contaron a la BBC cómo el chocolate ha cambiado sus vidas, y algunos de los trabajadores autistas compartieron sus pensamientos sobre el impacto de esta pequeña empresa familiar.
La “incubadora”
La vida en su Pakistán natal no era fácil para Shaz y Mona Shah, mientras luchaban por encontrar apoyo y una educación adecuada para su hijo Ash, a quien le diagnosticaron autismo a la edad de tres años.
“En 2001, la gente no era realmente consciente del autismo y Ash no habló hasta que tuvo casi seis años”, dice Mona.
Rechazado por la mayoría de las escuelas, todo se hacía “muy, muy difícil”, y las cosas llegaron a un punto crítico cuando ella vio que los padres de los otros niños alejaban a los suyos de Ash, diciéndoles que estaba “loco”.
“Él solo quería hacer amigos y no sabía lo que significaba ‘loco’; sabíamos que teníamos que hacer algo”.
A través del Programa de Migrantes Altamente Calificados de Reino Unido, Shaz, que es ingeniero, pudo mudarse a Inglaterra con su esposa, su hijo Ash y su hija Mina, en 2006.
La pareja consiguió buenos trabajos, “pero empezamos a pensar en los próximos pasos de Ash”, dice la Mona.
Por casualidad, conoció a un chocolatero y, fascinada, participó en un curso de elaboración de chocolate.
“Me di cuenta de la rutina y la estructura de hacer chocolate y también fue una experiencia bastante sensorial”, dice, pensando que sería “perfecto para las personas autistas”.
Comenzó a hacer chocolates en casa y a Ash y sus amigos de la escuela para niños con necesidades educativas especiales les encantaba participar.
La pareja obtuvo fondos y su empresa social -Harry Specters- comenzó a tomar forma a medida que llegaban los pedidos corporativos.
Las empresas sociales son negocios que tienen el cambio social como su motivo principal en lugar de las ganancias.
Se mudaron a lo que ahora es su fábrica en Ely, donde todos, excepto ellos y el supervisor de empaque, son autistas.
Mirando las estadísticas, Shaz dice que descubrieron que el 85% de las personas autistas estaban desempleadas, pero el 61% estaba más que ansiosa por trabajar.
“Existe la idea errónea de que las personas autistas pueden necesitar mucho apoyo, pero la verdad es que todos necesitan apoyo al principio en un nuevo trabajo”, dice.
“Muchas empresas no se dan cuenta de lo trabajadoras y leales que son las personas autistas. Nunca eluden sus responsabilidades y siempre preguntan: ‘¿Qué quieres que haga ahora?’”.
“Muchas personas autistas están ansiosas por encontrar trabajos que reflejen sus talentos e intereses, y tienen mucho que ofrecer a los empleadores”, explica Richmal Maybank, gerente de contratación de empleadores de la Sociedad Nacional de Autistas en Reino Unido.
“Pequeños cambios en el proceso de contratación y en el lugar de trabajo pueden marcar una gran diferencia, como tener una comprensión básica del autismo y trabajar con empleados autistas para descubrir qué funciona mejor para ellos”.
Los Shah se dieron cuenta rápidamente de lo importante que era la “rutina y la estructura” de la elaboración del chocolate para su equipo.
“Puede ser muy tranquilizador para alguien que es autista: si estás haciendo algo que sabes y es repetitivo, casi puedes meditar (cuando lo haces)”, dice Shaz.
Una parte de su personal comenzó con prácticas y progresó a trabajos de tiempo completo, lo que les dio la confianza para pasar a otro empleo.
Una exempleada autista sufría de depresión y apenas hablaba cuando llegó. Pero cuando se fue, cruzaba corriendo la habitación para contestar el teléfono porque quería hablar con la gente, dice Mona.
Esa mujer es ahora una exitosa analista de datos.
“Pensamos en este lugar como una ‘incubadora’, que aumenta la confianza y la moral de las personas que tienen mucho que aportar”, dice Mona.
“Este es mi superpoder”
El chocolatero Greg Smith, de 25 años, ha trabajado en Harry Specters durante unos cinco años.
Comenzó con una prueba de experiencia laboral y luego progresó a un empleo de tiempo completo.
“Fue mi primer trabajo remunerado”, dice.
Comenzó en la sección de envasado, y ahora es un auténtico chocolatero.
“El recorrido por el que me han llevado es increíble, realmente ha cambiado mi vida”.
Harry Specters ganó recientemente un contrato para proporcionarle a la cadena de supermercados Aldi barras de su chocolate, después de haber aparecido en un programa de la televisión nacional.
“Cuando obtuvimos el contrato, todos estaban extasiados”, dice Smith.
“Estoy muy orgulloso de cada uno de los miembros del equipo; sin ellos, no estaría donde estoy ahora”.
“Realmente ha sacado lo mejor de mí, se siente como si estuvieras usando tu discapacidad como un superpoder”, dice sobre la compañía.
Smith trabaja en estrecha colaboración con su colega chocolatero Bruce Hall, de 20 años, quien llegó por primera vez a la empresa para trabajar en prácticas hace seis años.
A él lo conocen como “el chico del archivo”, ya que uno de sus trabajos es verificar que la documentación de la empresa esté en orden.
“Trabajar en la fábrica es genial”, dice, y una de las ventajas es “poder comer las sobras”.
El “pulpo” de la oficina
Zoey Clenshaw, de 32 años, es la ejecutiva de operaciones. Es “autista y orgullosa... muy orgullosa (de ello)”.
Lleva trabajando en la fábrica durante aproximadamente 18 meses y solo recientemente le diagnosticaron autismo.
“Había trabajado por cuenta propia como artista, pero sentí que necesitaba un trabajo más estable”, explica.
“Sin embargo, me daba mucha ansiedad tener un empleo, porque descubrí que la gente no haría ni siquiera pequeñas adaptaciones para acomodarme en el lugar de trabajo”.
“Pero aquí la historia es completamente diferente”.
“Me preocupaba el poder sobrellevar la situación, estresarme y enfadarme, pero ahora estoy prosperando”.
“Me ponía terriblemente ansiosa, pero ahora voy a ferias comerciales y hablo con la gente. No significa que la ansiedad haya desaparecido, pero aquí dicen ‘bien, encontremos una manera de evitar esto’, realmente es una gran equipo.”
Zoey se ganó el apodo de “pulpo de la oficina”, ya que los Shah dicen que ella hace “casi todo” además de hacer chocolate.
Principales signos de autismo
- Dificultad para entender lo que los demás están pensando o sintiendo
- Ponerse muy ansioso en situaciones sociales
- Dificultad para hacer amigos
- Parecer franco o grosero sin quererlo
- Dificultad para expresar sentimientos
- Tomar las cosas muy literalmente, como por ejemplo no entender el sarcasmo.
- Ponerse muy ansioso por los cambios en la rutina
Fuente: NHS (Servicio Nacional de Salud en Reino Unido)
El “desmoldeador”
Joseph Carass, de 24 años, llegó por primera vez a la empresa en mayo de 2019 para realizar prácticas y dice que hace una “gran variedad de trabajos”.
Estos incluyen sacar los chocolates de sus moldes “y asegurarse de que estén todos perfectos”.
Su habilidad le ha valido el título de “jefe de desmoldeo” y dice que encuentra el ambiente de la fábrica “muy solidario”.
“Realmente aprecio al resto del equipo: ellos hacen los chocolates y yo los desmoldo”, explica.
“Estoy trabajando a tiempo completo ahora, ya que hay mucho trabajo en esta época del año, y me gustaría quedarme aquí, no creo que sea feliz en ningún otro trabajo”.
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