Mon fue condenada a dos años y cuatro meses de prisión en suspenso
Tarea para el hogar: la jueza Nocetti de Angeleri cambió la pena de prisión de cumplimiento efectivo solicitada por los abogados de la familia Acuña e impuso a la joven de 21 años una condena de ejecución condicional; la acusada tendrá que realizar tareas comunitarias y aprobar un curso de Derechos Humanos.
María Victoria Mon, tal como se esperaba, no tendrá que ir a la cárcel pese a haber sido declarada culpable de la muerte de Juan Pablo Acuña.
La joven de 21 años fue condenada a dos años y cuatro meses de prisión en suspenso y a seis de inhabilitación especial para conducir, por ser autora de los delitos de homicidio culposo y falsa denuncia. El Código Penal prevé una pena máxima de 4 años de prisión para ambos delitos.
La jueza María Nocetti de Angeleri dispuso, además, que la menor de los Mon realice tres horas por semana de trabajo comunitario no remunerativo en el Hospital Santa Lucía durante los próximos dos años, "con el objetivo de desarrollar su capacidad de solidaridad y respecto a los miembros de la sociedad".
Respeto a sus semejantes
Y, "a fin de promover la compresión, el reconocimiento y el respeto de los derechos de sus semejantes" Mon deberá aprobar, dentro del mencionado plazo, un curso de Derechos Humanos con una aplicación especial a su situación, dictado por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
El 1° de julio de 1995, cerca de las tres de la madrugada, la camioneta que conducía Mon embistió al hermano menor de la modelo Sol Acuña, en la avenida Figueroa Alcorta, entre Tagle y Castilla. El chico de 14 años regresaba a su casa después de una salida con amigos. Tres días más tarde, murió en el hospital Fernández.
Mon también había salido ese sábado por la noche; junto a sus amigas Carla Mazzei y Solange Müller habían decidido ir a bailar. Después del accidente no se detuvo e inició un periplo que terminó, dos horas y media después, con una falsa denuncia por robo de su vehículo en la comisaría 6a de esta capital. La magistrada no fue venebolente en los términos de la condena contra Mon, aunque se apartó del pedido de los abogados de la familia Acuña y de su pedido de prisión de cumplimiento efectivo que ellos reclamaban desde el inicio de este proceso. Nocetti de Angeleri optó por una pena de ejecución condicional que obliga a la joven a cumplir con determinadas reglas de comportamiento a cambio de no purgar su pena en la cárcel.
La condena -cuyos fundamentos se conocerán pasado mañana-, fue menos severa que la solicitada por el fiscal Mauro Divito. El representante del Ministerio Público, en un duro alegato que calificó de cobarde la conducta de Mon posterior al accidente, había pedido 2 años y 6 meses de prisión en suspenso y 8 de inhabilitación.
Ambivalencias
Se acaba de conocer la sentencia que le impone a Victoria Mon una pena de prisión en suspenso, inhabilitación para conducir y la carga de realizar durante dos años tareas comunitarias. Es probable que ésta decisión sea para muchos, considerada liviana para con la imputada, quien por haber causado primero la muerte de un joven de 14 años, y luego inventado una denuncia falsa para cubrir su responsabilidad, merecía una pena efectiva de prisión.
Antes de tomar partido acerca de la justicia de esta decisión, es útil recordar algunos presupuestos que limitaron la capacidad de elección de la jueza. El delito de homicidio por culpa tiene en nuestra legislación una pena máxima de tres años de prisión. Eso significa que aún cuando se hubieran considerado como agravantes la distracción, es la misma legislación la que marca los límites de la pena.
Existe también en nuestro sistema una preferencia para que las condenas leves, y de personas sin antecedentes, sean dejadas en suspenso. Las deplorables condiciones de las cárceles, brindan adecuado sustento para esto.
Tampoco tenía la jueza mayor espacio respecto del otro delito por el que se condenó a la imputada. La falsa denuncia tiene una pena máxima de un año de prisión, siendo aquí posiblemente necesaria una reforma legislativa. En suma, los mismos topes legales tornaban improbable la imposición de una condena superior a los tres años de prisión, lo cual sí hubiera determinado la necesidad de un encarcelamiento efectivo.
Particularmente, creo que hay dos cuestiones que hacen dificultoso decidir si la jueza hizo bien en dictar la sentencia que dictó. Primero, que se piense que inventar un robo de automóvil y denunciarlo a la autoridad para así tapar el delito que se acaba de cometer, constituye para la Justicia un hecho menor. Es probable que si el envío de alguien a la carcél no significara condiciones de hacinamiento infrahumanas, los jueces mostrarían mayor disposición a aplicar penas efectivas de encierro, aunque más no fuera por unos pocos meses. En un caso como éste, eso hubiera sido probablemente la respuesta estatal más justa.
El otro tema tiene que ver con la condena social que la imputada efectivamente sufrió ya, y que puede haber llevado a la jueza a suponer que con lo vivido en todos estos meses, se ha alcanzado suficiente castigo o retribución.
La familia se mostró conforme con el fallo
Balance: el padre de Juan Acuña consideró que el nombre de su hijo finalmente estaba limpio; confesó la unión que aún mantiene con él y la indiferencia que siente por la familia de su victimaria.
"Acabo de volver de la iglesia, donde charlé con Juan y le agradecí el respaldo que él nos brindó para afrontar esta larga lucha. Su nombre, al fin, ha sido limpiado", contó Miguel Acuña a La Nación, dos horas después de la lectura del fallo que declaró la culpabilidad de Victoria Mon por el homicidio de su hijo.
En la intimidad de su departamento del barrio de Palermo, el padre del adolescente Juan Acuña -de 14 años, que murió tras ser arrollado en la madrugada del 1° julio de 1995- no ahorró elogios para describir al hijo fallecido, cuyo recuerdo desbordó permanentemente la decena de fotos esparcidas por la casa.
Ese ambiente rodeó las terminantes opiniones del señor Acuña sobre la familia de la joven Mon: "Para mí, no existen. No los analizo, aunque lamento las mentiras que se intentaron predicar sobre Juancito en el juicio".
Y agregó: "La chica hoy pidió perdón, pero lo hizo sobre culpas fabricadas. Las maniobras posteriores al atropello de mi hijo menor fueron su verdadero delito".
Doble proceso público y privado
Sin embargo, se mostró conforme con la sentencia que confirmó la responsabilidad de María Victoria en el accidente que causó la muerte de Juan. "Aunque la condena no salió como pidieron nuestros abogados, se rompió la impunidad", indicó.
"Encontrar al culpable de la muerte de mi hijo fue mi preocupación desde el día del hecho. Mi conciencia no iba a quedarse tranquila hasta aclarar las circunstancias. En este sentido, nos reconfortó mucho la audiencia del miércoles último, cuando salieron a la luz -en la acusación fiscal- todos los pormenores de la conducta de Mon", continuó Acuña.
El plural que utilizó en algunas frases respondió a su momentánea condición de "vocero" de la familia. Todos sus miembros iban a participar de la entrevista con La Nación, pero se disculparon y el jefe de casa fue el único interlocutor.
Mientras tanto, los demás preparaban su equipaje para salir de inmediato hacia el campo de su propiedad, donde los Acuña pasaran una prolongada estadía.
"Allí es ahora la época de la cosecha", explicó el señor Acuña, aunque los buenos frutos comenzaron en la ciudad con el resultado del juicio.
El recuerdo de Juan
En el hogar formado por Miguel y su esposa Dolores, Juan fue precedido por sus hermanos Miguel (h), Sol -la conocida modelo- y Loli. Ser el menor le deparó que, según expresiones de su padre, "todo girara a su alrededor".
Todos estaban pendientes del adolescente "diez puntos, enamorado de la música y de su guitarra, aunque muy reservado". Y ninguno podrá evitar "la tristeza de su ausencia en las próximas fiestas".
A pesar de la instancia judicial con final tranquilizador, la historia privada de los Acuña nunca se revertirá absolutamente del golpe que significó la pérdida de Juan. "Cuando hagamos el balance que se suele hacer al acabar el año, no creo que sea muy distinto al del "95", expresó Miguel.
Su sentencia no dejó dudas: "Juan dejó un vacío que nunca se va a llenar".
Confesiones
Si bien su mujer y sus otros tres hijos no lo acompañaron durante la charla con La Nación, para Acuña "la unión de la familia nos da fuerzas para seguir adelante y fue indispensable para soportar esta extensa pelea".
Orgulloso del que se fue y de los que se quedaron, Miguel concluyó su reseña de la vida familiar con un "las raíces de las personas salen de su casa".
Con esta frase también marcó la diferencia entre sus hijas y Victoria Mon, que "cursaron sus estudios en el mismo colegio pero demostraron una educación muy distinta".
Acomodado su cuerpo en el sillón de su living junto a uno de los tantos retratos de Juan, Acuña puso igualmente en reposo su alma y confió: "Yo soy muy católico. Hablo siempre con Juan y siento que me contesta. Espero que nos mande la resignación que necesitamos".
Penas que admiten modificaciones
En la jerga judicial, el castigo impuesto a María Victoria Mon se llama "reglas de conducta para penas de ejecución en suspenso." Tanto aquí como en el resto del mundo, la modalidad registra antecedentes notables.
En Estados Unidos, un juez del estado de Massachusetts se hizo famoso hace tres años por reemplazar penas de prisión con cursos obligatorios de literatura.
Divine Brown, la prostituta encontrada in fraganti con el actor Hugh Grant, fue multada y condenada a cinco días de servicio comunitario. El actor recibió una pena similar.
Para reducir su condena por violación de seis a tres años, el boxeador Mike Tyson aceptó cumplir 100 horas de servicio comunitario durante cuatro años.
En nuestro país, el año pasado, un panadero rosarino fue condenado a repartir medias lunas gratis durante un año a una colonia de menores. Había sido condenado por encubrimiento en el robo de una videocasetera.
Término medio
Mediante voto del Congreso, las reglas de conducta se incorporaron al Código Penal en Mayo de 1994 para darle mayor flexibilidad a los magistrados a la hora de dictar sentencias.
Antes los jueces debían optar, según la gravedad del delito y las circunstancias que lo rodeaban, entre una pena de cumplimiento efectivo en prisión y una pena en suspenso sin mayores condicionamientos .
Las reglas de conducta establecen un término medio entre las dos opciones: no eliminan el castigo, pero evitan el encarcelamiento.
"El tema surgió de la crisis de las penas privativas de libertad como modo de reinserción social de quienes delinquen", dijo el ex-ministro de Justicia León Arslanian, autor del proyecto que el congreso transformó en ley.
Las reglas de conducta hoy rigen para todas las penas en suspenso. El juez puede imponer la cantidad de reglas que considere necesarias.
Estas incluyen la obligación de fijar una residencia permanente, de someterse a la supervisión de un patronato, de no ver a cierta gente o visitar ciertos lugares, de no drogarse, de buscar empleo, de ir a la escuela, o cumplir trabajos no remunerados en favor de la víctima, el estado, o alguna institución de bien público.
No confundir con probation
Al igual que el otro instituto de pena alternativa, el probation, la pena condicional sólo puede aplicarse a personas acusadas de cometer delitos que conllevan sentencias de no más de tres años.
Pero el recurso de probation permite suspender un juicio durante el proceso, a cambio del compromiso del acusado de realizar acciones para resarcir al damnificado.
El futbolista Diego Armando Maradona ha intentado repetidas veces, sin éxito, frenar su juicio por agresión a periodistas apelando al probation. El argumento principal que usaron los jueces para denegarle el pedido es que los delitos que se le imputan acarreaban penas de por lo menos cuatro años.
Mejor suerte corrieron dos integrantes del grupo de rock Las Pelotas. Los músicos evitaron un juicio por tenencia de drogas, probation mediante, al comprometerse a ofrecer cuatro recitales a beneficio de diversas instituciones de bien público.
Pero a diferencia de la probation, la pena en suspenso sujeta a reglas de conducta que recibió Mon se aplica después de la sentencia.
Al igual que Divine Brown, quien fue encarcelada por no cumplir con su trabajo comunitario, si Mon no hace el suyo también irá a la cárcel.
En el Santa Lucía no sabían nada
Sorpresa: aunque el director del hospital aún no había sido notificado de la medida, dijo que Mon será bienvenida ya que necesita empleados; estimó que podría cumplir la condena atendiendo al público.
María Victoria Mon deberá cumplir su condena realizando tareas comunitarias en el Hospital Oftalmológico Santa Lucía de esta Capital Federal.
Así lo dictaminó la jueza María Nocetti de Angeleri. Sin embargo, Fernando Scattini, director del citado nosocomio, no había recibido hasta ayer por la tarde ninguna notificación formal.
"Me entero del fallo por ustedes", dijo sorprendido, y agregó: "María Victoria Mon realizará tareas comunitarias de acuerdo con las necesidades del hospital".
Arriesgó el funcionario que "probablemente cumpla su condena en el área de atención al público".
No se sabé qué hará
Por otra parte sostuvo que desconoce si la jueza especificará o no las actividades designadas que deberá cumplir la condenada.
Tampoco sabe cuándo comenzará a trabajar Mon en el hospital ni por cuanto tiempo lo hará.
Scattini reconoció que necesitan personal administrativo y que la Secretaría de Salud de la comuna porteña se comprometió a enviar más gente para la reconversión del hospital con un sistema diferente de atención.
El de Victoria Mon sería el primer caso de probation en el hospital Santa Lucía.
Actualmente existen ex presidiarios que cumplieron su condena, e intentan reinsertarse en la sociedad haciendo trabajos de mantenimiento o ropería.
"Nosotros no impartimos justicia y trataremos de cumplir con lo que los jueces indican" expresó Fernado Scattini.
El Hospital Oftalmológico Santa Lucía atiende alrededor de mil pacientes por día en su guardia.
Aunque las autoridades calcularon que son atendidos en ese centro asistencial entre 40 y 50 mil personas por mes lo que lo pone al tope de los hospitales de la especialidad.
Opinan los abogados
Los profesionales de la justicia opinan sobre el fallo que condena a Victoria Mon a dos años y cuatro meses de prisión en suspenso.
El ex juez correccional doctor Roberto Calandra dijo sobre la sentencia: "Siempre en estos casos se evalúan las penas teniendo en cuenta los antecedentes del acusado. Lo único que jugaba en contra de Victoria Mon era la falsa denuncia y el abandono de persona. El fallo no tiene nada extraordinario, salvo la cantidad de personajes que envolvió el caso. Fue un desgraciado homicidio culposo común y silvestre. La resolución del tribunal fue muy adecuada y prudente. Yo habría resuelto la misma sentencia".
Se castiga la imprudencia
El doctor Jorge Valerga Aráoz consideró: "Resulta novedosa la condena a una pena de trabajo comunitario. No hay que perder de vista que se trata de un delito culposo y que se castiga la imprudencia y negligencia".
El abogado Pablo Argibay Molina se limitó a decir: "La justicia de los hombres se maneja por las resoluciones de los jueces. Los fallos de éstos hay que respetarlos y punto. Hay que acatar los fallos. Nos preocupamos por los muertos de cólera y de hantavirus, y no nos damos cuenta de los 30 muertos diarios por accidentes de tránsito. Hay que hacer un estudio integral para acabar con los accidentes de este tipo".
Sanciones alternativas
El doctor Jorge Darrocha expresó: "El fallo es muy adecuado. Si bien no conozco a fondo el tema, por la sentencia encontraron responsable del hecho a Victoria Mon. Es un típico homicidio culposo y la pena está en los parámetros normales. Las sanciones alternativas contribuyen al mejoramiento de la persona y la recuperación de ésta es mucho mas fácil por medio de trabajos comunitarios que con la cárcel. El de los accidentes de tránsito es un tema importante, por las muertes que dejan estos hechos. No hay que pensar que la solución de los problemas está en el derecho penal, sino en la educación, en tomar medidas para prevenir este tipo de accidentes. Hay que crear una nueva cultura y respeto a las normas de tránsito. Este caso tomó trascendencia por un problema social, ya que accidentes como éste ocurren todos los días. Pero si hubiera ocurrido en los barrios de Pompeya o de Villa Fiorito, no sé si hubiera tomado tanta importancia".