Momia del pantano: el terrible crimen prehistórico que se reveló tras 2500 años
El “hombre de Grauballe” sufrió una horrenda muerte y sus restos quedaron conservados en una turba por más de dos milenios
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Hace casi 2500 años un hombre fue torturado y ejecutado. Para matarlo, le rompieron una pierna, algo que causó que su tibia se quebrara, y con un objeto punzante le cortaron la garganta. Cuando la víctima perdió el conocimiento y murió, lo tiraron a un pantano en la actual Dinamarca, donde permaneció hasta 1952.
Se trata de “la momia de Grauballe”, que, gracias a la biodiversidad del ambiente donde reposó su cadáver, logró una excepcional conservación que permite conocer mejor los detalles de la vida humana en la Edad del Hierro Temprana.
La momia de Grauballe
El 26 de abril de 1952, Tage Busk Sørensen, un excavador de turba que trabajaba en el pantano de Nebelgaard, cerca de la ciudad de Grauballe, en Dinamarca, hizo un descubrimiento fascinante. Clavó su pala y sintió algo extraño: había golpeado una cabeza con rasgos definidos en la que, incluso, se podía distinguir una mata de pelo rojizo.
“Tuve que arrodillarme para ver si en verdad era una cabeza humana. Entonces me di cuenta de que realmente lo era”, describió el hombre, según el Museo Moesgaard.
El cuerpo estaba completo, pero totalmente cubierto por restos de vegetación. El hombre había sido enterrado desnudo, acostado boca abajo y su cuerpo se encontraba excepcionalmente conservado.
Sørensen decidió alertar a las autoridades. Luego de que un médico local analizara la cabeza hallada, llamaron a un arqueólogo, que ayudó a determinar que no se trataba de una víctima reciente, sino de un crimen ocurrido hace milenios. Luego de realizarle distintos estudios el cuerpo comenzó a ser exhibido en 1955, y en la actualidad se encuentra en el Museo Moesgaard.
El cadáver, que logró conservar tejidos blandos, como músculos, órganos internos y piel, e incluso sus uñas y cabello, además de restos esqueléticos, fue sometido a varios métodos de datación, incluidas muestras de análisis de polen del pantano y datación por radiocarbono del hígado, el cabello y los hueso.
Rápidamente se pudo determinar que el “El hombre de Grauballe” vivió y murió entre los años 400-200 a.C., muy probablemente alrededor del período conocido como la Edad del Hierro Temprana. Esta momia presentaba una increíble oportunidad de conocer detalladamente la vida, salud y los hábitos de las personas prehistóricas.
A pesar de poseer características únicas, en otras zonas de Dinamarca, Irlanda, Inglaterra, los Países Bajos y Alemania, ya se encontraron otros cuerpos en pantanos. Estos “enterramientos” no distinguen género ni edad y ya fueron encontrados cadáveres de mujeres y niños momificados. A veces están solos, como el hombre de Grauballe, pero en otras ocasiones hay más de dos cuerpos juntos.
Quién era el “el hombre de Grauballe”
Gracias al examen del esqueleto, se pudo saber que se trata de un hombre de aproximadamente 35 años, cuya altura era de 1,65 o 1,70 metros. Aunque en la actualidad sería considerado “joven”, la mitad de la gente de la Edad del Hierro que llegaba a la edad adulta moría antes de alcanzar esa edad.
A pesar de que el cadáver presentaba cabello rojizo de 15 centímetros de largo, originalmente pudo haber sido rubio o más oscuro. Esto se debe a que la falta de oxígeno, la alta acidez y un compuesto producido por las plantas del pantano generan un proceso de “bronceamiento del cuerpo” que colorea la piel de un marrón oscuro y el pelo de rojo.
Durante la conservación del cuerpo, la barba se cayó y desapareció aunque, gracias a los estudios previos, se sabe que esta medía un centímetro y que se extendía por la barbilla y en el labio superior, lo que significa que se había afeitado por última vez dos semanas antes de morir.
Además, se determinó que “el hombre de Grauballe” tenía en su estómago restos de una papilla de semillas de marihuana y algunos cereales. También encontraron algo de centeno, pero en su mayoría había restos de semillas de hierbas poco nutritivas, por lo que se deduce que había atravesado períodos de hambruna. Debido a que no encontraron restos de hierbas ni frutos de primavera, verano u otoño, se sabe que su última comida fue durante el invierno.
Aunque el hombre estaba sano y no tenía enfermedades óseas, tenía parásitos y sus dientes estaban muy desgastados, por lo que no eran adecuados para morder ni desgarrar carne. A su vez, tenía una infección en la mandíbula y sufría dolor de muelas. Asimismo, había perdido varios dientes más debido a una periodontitis y uno de sus dientes frontales se cayó cuando tenía alrededor de cinco años.
Todos esos malestares e infecciones eran comunes en las comunidades de la Edad de Hierro, por lo que se deduce que el hombre de Grauballe era un “granjero” común y corriente.
Sin embargo, su violenta muerte lo destaca del resto.
El misterio de su muerte
Gracias a las numerosas investigaciones en torno al cuerpo, se sabe que al hombre de Grauballe fue ejecutado.
Un día de invierno, lo llevaron a la orilla del pantano, donde recibió un golpe en la pierna que le rompió la tibia. Luego, alguien se ubicó detrás de él y le tiró la cabeza hacia atrás, con el objetivo de cortarle el cuello.
Con una hoja afilada atravesó la garganta desde la oreja izquierda hasta la derecha con un profundo corte. Al cortar las arterias principales, el hombre perdió rápidamente el conocimiento y a los poco minutos murió como consecuencia de la pérdida de sangre.
Aunque no se sabe si durante su asesinato no llevaba ropa o si fue quitada después, lo cierto es que fue tirado desnudo en la ciénaga. Su posición incómoda, boca abajo en lugar de boca arriba, con los brazos y piernas doblados, sugiere que lo tiraron en el pantano rápidamente después, antes de que comenzara el rigor mortis.
En el momento de su descubrimiento, se notaban a simple vista tres lesiones: su garganta cortada, una fractura cráneo y una pierna rota. Gracias a las nuevas tomografías computarizadas, se pudo saber que la fractura de la cabeza probablemente no se produjo mientras el “hombre de Grauballe” estaba vivo. La forma aplastada del cráneo cuando lo encontraron fue el resultado de la presión de la gruesa capa de turba sobre su cuerpo.
La herida profunda en el cuello es la más clara en su cuerpo y aún en la actualidad permanece muy visible.
Existen muchas interrogantes sobre la “momia de Grauballe”, las razones que llevaron a su asesinato y el motivo por el que fue arrojado al pantano en vez de ser enterrado en tierra firme. Si bien lo más factible es que fuera parte de un sacrificio humano a los dioses, ya sea para agradecerles algo o para pedirles ayuda, también existe la sugerencia de que esa forma de muerte violenta haya sido parte de un castigo por algún crimen cometido en vida.
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