Como en la famosa película de los 80 Los Cazafantasmas, un grupo de argentinos se dedica a atrapar estos espíritus con cámaras de video infrarrojo, medidores de campo electromagnético y equipos de sonido ultrasensibles. Se trata de la organización Dogma Argentina, que, en colaboración con GIP San Pedro, hicieron una incursión nocturna en el barco ARA Irigoyen, anclado en el río Paraná en las costas de San Pedro. El buque hoy está anclado y funciona como museo.
Un barco con historia
En diálogo con LA NACIÓN, Ariel López, líder del grupo Dogma, relató que "fue muy fuerte entrar al barco por toda la historia que tiene. Fue uno de los encargados del salvataje de los sobrevivientes tras el hundimiento del ARA General Belgrano durante la guerra de Malvinas. Pero antes también había participado en la Segunda Guerra Mundial, ya que perteneció a la armada de Estados Unidos".
"Antes de arrancar con el trabajo nocturno, decidimos presentar los respetos y hacer un minuto de silencio por los caídos y por todo lo que había pasado en el ARA Irigoyen", recuerda López.
En la investigación previa, el sereno que cuidaba el barco dio detalles de los ruidos que más lo sorprendían durante sus recorridos. "Me dijo que escuchaba pasos en las cubiertas y que cuando subía no veía a nadie –explica el cazafantasmas argentino-. Luego escuchaba como que alguien subía o bajaba las escalinatas. Así, nos fue marcando distintos sectores que fuimos recorriendo con nuestros equipos durante la noche".
Juan Cabrera y su esposa, Daniela Jiménez, son de San Pedro y fundaron un grupo de búsqueda paranormal llamado GIP San Pedro. Sobre su experiencia en la noche en el barco, al que entraron con permiso de la municipalidad, la mujer contó que durante su visita a la enfermería junto a la parapsicóloga del grupo "notaron una presencia de energía muy fuerte" y tuvieron que retirarse de la zona.
Además, Juan relata que se daban grandes variaciones de temperatura en pocos segundos. "Según los termómetros que llevamos había una oscilación de 5 grados centígrados muy repentina. Eso demuestra la presencia de energías".
Una noche en el barco
Según todos los estudios que Dogma realizó sobre el barco, se pudo confirmar la presencia de energías. "Tomamos temperatura, medimos radiación, campos electromagnéticos, fotos en forma automática, en ráfagas con espectros nocturnos. Videos, y grabación de sonido con distintos equipo, y también interactuamos porque en nuestro equipo tenemos dos miembros que son sensitivos y eso nos ayuda a interactuar con nuestro material, ya sea para la instalación de los equipos o para el uso manual cuando estamos en un lugar específico", señaló Cabrera.
En ese sentido, en uno de los videos de Dogma con cámara nocturna se ve una presencia en el costado de la proa que se mueve unos segundos hasta que desaparece. "Me pasó que la cámara que detecta movimiento se corrió varias veces hacia un mismo lado, pese a que ahí no había nadie", cuenta el investigador.
"La parapsicóloga del grupo tuvo un contacto con una persona a la que denominó como de la jerarquía del barco –relata López-. Quedamos todos muy conmocionados porque la presencia se notó en una zona que en tiempos de la Guerra de Malvinas funcionaba como el casino de oficiales del barco".
Informe Dogma
En otro momento de la larga noche, López bajó a la bodega del ARA Irigoyen. "Era un lugar muy frío. Allí fue donde pusieron a las víctimas del Crucero General Belgrano –cuenta el líder de Dogma-. Intenté comunicarme con los espíritus de esa zona porque notaba la energía. Les pregunté si era bienvenido en ese espacio y me invitaron a retirarme con dos golpes sobre el casco del barco". "No queremos ser invasivos en los lugares donde vamos, intentamos transmitirle paz a la entidad que esté en el lugar", argumenta López.
En los datos tomados esa noche, los cazafantasmas argentinos informaron varias presencias de entidades en el ARA Irigoyen. "Se observó una figura caminando por cubierta, se percibieron voces ajenas al grupo, ruidos sin fuente aparente y cambios de temperatura abruptos", detalla el informe.
Además, López reveló que una de la "mentalista pudo percibir una tristeza muy fuerte de una persona que decidió volver al buque luego de muerta. Se notó cierto nerviosismo en las entidades que viven en el barco por nuestra presencia. Hubo golpes en cubierta cuando nos acercamos a algunos sectores que pareciera que no querían que visitemos. Y eso lo respetamos". Con todo el material a disposición, algunos creerán en las presencias que habitan el barco de la Armada y otros buscarán explicaciones racionales.
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