Miramar: buscan rastros genéticos
También esperan que alguien se quiebre y hable
MIRAMAR.- La resolución del caso parece depender de alguien que se quiebre y hable, o del aporte de la ciencia. Con la primera alternativa siempre abierta, la investigación del crimen de Gastón Bustamante -el niño de 12 años estrangulado hace una semana en un robo- buscará a partir de mañana, en laboratorios forenses, una pista firme que pueda llevar a identificar a el o los asesinos.
El fiscal Rodolfo Moure espera los resultados de los peritajes que ordenó sobre la media con la que la víctima fue estrangulada, un almohadón con el que la asfixiaron, cabellos encontrados sobre el cadáver y un martillo que pertenecía al dueño de casa y que apareció en el parque de una vivienda lindera.
Se intenta rescatar muestras de ADN de los elementos de prueba secuestrados y, a partir de ellas, definir un perfil del o de los autores del crimen que conmocionó a esta ciudad.
A los datos genéticos se suma el análisis de huellas dactilares . La pesquisa permitió establecer que hay rastros que no pertenecen a quienes habitaban la casa. Ya los cotejaron con unas 300 fichas de personas del distrito que tienen antecedentes delictivos. Los resultados fueron negativos.
Moure confirmó que trabaja sobre una pista firme, aunque también maneja otras hipótesis. Su convicción, a partir de la reconstrucción de los hechos, es que quien ingresó a robar a la familia Bustamante confió en que la casa estaba sin ocupantes. Y que a Gastón, que estaba solo en el dormitorio, lo mató porque el chico conocía al ladrón.
La línea investigativa que apunta a un homicidio en ocasión de robo se respalda en la denuncia de Carlos Bustamante, padre del niño, que acusó el faltante de unos 500 pesos en efectivo. Un día después, también dijo que le faltaba un martillo -él es carpintero- que, tras un rastrillaje, apareció en un parque de la misma manzana. "Todo indica que fueron a buscar dinero", dijo Moure.
El martillo será sometido a una prueba de barrido electrónico para determinar si tiene rastros de sangre del niño o huellas o ADN del homicida. Antes de ser estrangulado, Gastón recibió un golpe contundente sobre la frente y no se descarta que haya sido aplicado con esta herramienta.
Moure sabe que la resolución científica del caso es complicada. El escenario del crimen estuvo contaminado por el movimiento de personas que ingresaron en la casa apenas la madre salió a pedir auxilio.
Por ejemplo, un mecánico de motos que vive en la esquina quitó la media que Gastón tenía atada en el cuello. Sus rastros seguro asomarán en el peritaje y habrá que ver si no se mezclaron con los del asesino.
Un dato alentador es que los cabellos que aparecieron sobre el cuerpo no pertenecen a este vecino. Mañana, en laboratorios forenses, se empezará a desandar el camino para que ése y otros rastros genéticos lleguen a tener nombre y apellido.
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