Minu-phone, concepción lúdica adelantada 45 años
La propuesta de Minujín sólo se exhibió, en 1967, en Nueva York
Ring, ring… ¿Hola? Bastan esas dos acciones –establecer una comunicación telefónica y hablar– para entrar en la dimensión lúdica y artística que sólo la inventiva de Marta Minujín puede concebir. ¿La experiencia? Un auténtico trip psicodélico; un viaje en el tiempo a la experimentación neoyorquina de los 60 a través del arte argentino de exportación.
El Minu-phone –una "simple" cabina telefónica, que esconde y dispara siete efectos especiales aleatorios– es una obra icónica de 1967, nacida como pieza de arte tecnológico y happening sensorial y unipersonal. Hasta ayer había sido sólo probada en Nueva York. Reconstruida ahora en la Fundación Telefónica (demandó dos años de investigación poder rehacer su plataforma mecánica), la obra asombra por su modernidad y vigencia: sólo hay que hablar y seguir las indicaciones para "poder desalienarse [sic]". Según la concepción minujiana, esto es gozar de la experiencia del arte en simultaneidad; es decir, mientras se hace otra cosa, como hablar por teléfono. Durante tres minutos uno será blanco de un bombardeo de estímulos seleccionados al azar.
De entrada, agua coloreada –negra o verde– trepa por las paredes y simula un confinamiento lúdico mientras uno habla. Un rollo de papel fotosensible se despliega delante de los ojos e invita, con luz negra de fondo, a jugar con las sombras de las manos. Estas se marcarán de forma indeleble para luego esfumarse.
Luces cenitales de colores, como en un boliche, irrumpen luego con un centelleo frenético. Si uno grita, las luces identificarán el tipo de timbre e intensidad de la voz y le adjudicarán un color determinado. Mientras la conversación continúa, un fuerte eco primero y la propia voz en delay después invaden la conversación.
Si todavía uno pudo continuar impertérrito con la ilación de su oración, un cartel ordenará mirar una luz y quedarse quieto. A los pies, se reproducirá en video la propia imagen. Y arriba, un "viento huracanado" y frío, como el de un secador de pelo, disparará su potencia sobre el rostro de la persona. Concluida la llamada y al salir de la cabina, una impresora entregará una fotografía que dará cuenta de lo experimentado: jugar y entregarse a nuevas sensaciones a través del arte.
El Minu-phone –en realidad, una copia o versión contemporánea de exhibición de esa obra histórica, que se exhibe junto a la original– logró ser reconstruido por los expertos Carlos Manzoni y Leo Núñez, asesorados por el Museo de Arte Reina Sofía.
Minujín completó esa obra 45 años atrás, ayudada por el ingeniero de la Bell Labs, Per Biorn, gracias a la Beca Guggenheim, que ganó en 1966. Al año siguiente, viajó a Nueva York para participar en EAT, un ámbito experimental en arte y tecnología, fundado por Robert Rauschenberg. En sintonía con el pensamiento de Marshall McLuhan, EAT apostaba al trabajo conjunto de científicos y artistas como contribución a la sociedad. Cuando el Di Tella se disponía a mostrar la obra, vándalos se ensañaron con ella en el depósito y luego la institución cerró. El Minu-phone nunca se expuso operativamente ante el público local hasta ayer.
Su autora sueña con un destino museístico para esa pieza pionera del arte tech, producto de una época que no deja de asombrar por lo revolucionario de su arte. "Me gustaría replicarla y ubicarla en los hospitales, por ejemplo, para comunicar la muerte y que la sentencia esté acompañada por música celestial", dice, seria, la artista. "Habría que ponerla en los aeropuertos y en las esquinas como una forma recreativa, para vivir en arte. Estaríamos mucho mejor así."
A partir de pasado mañana, podrá visitarse de 14 a 20 en Arenales 1540, con turnos e inscripción previa.
REMATAN OBRAS DE BEMBERG EN PARÍS
Una selección de más de 300 piezas, que incluye mobiliario, objetos y obras de arte de los siglos XVII y XVIII que pertenecieron a Georges Bemberg, será subastada hoy en París. Escritor, mecenas y coleccionista, Bemberg murió el año pasado y no dejó herederos directos, informó EFE.