"Mi viejo estaba tirado en el piso de la morgue del cementerio, y había cuerpos por todos lados"
Gabriel Colautti perdió a su padre en la inundación; para los damnificados, las heridas siguen abiertas
LA PLATA.- A cinco años de la feroz inundación, las heridas aún siguen abiertas. Los damnificados, que aún no encuentran Justicia, advierten que si vuelve a llover como aquella tarde del 2 abril de 2013 la tragedia puede ser mucho peor.
Gabriel Colautti perdió a su padre de 80 años en la inundación. Jorge Pío Colautti se autoevacuó de su casa, en 36 y 28, a las diez de la noche del 2 de abril, cuando tenía adentro de su hogar un metro y medio de agua. Afuera había dos metros. Una correntada lo arrastró más de ocho cuadras, hasta 23 entre 34 y 35. Llevaba un impermeable amarillo y murió abrazado a un árbol.
Aquella tarde de abril, Gabriel Colautti llamó a su padre: "¿Cómo estás?", le preguntó él. "Estoy inundado", dijo su padre. "Voy y te pongo las compuertas", le sugirió Gabriel.
No llegó a tiempo. Ese fue su último diálogo. "Teníamos compuertas de madera con guías en el garaje. A las ocho de la noche del 2 de abril mis padres ya estaban inundados. Mi mamá se subió a una salamadra y pasó la noche en posición fetal. Yo llegué a las tres de la mañana. Era tremendo. No podías salir de la línea de construcción: veías pasar troncos, autos, muebles. Estaba YPF a punto de explotar y nosotros ahogándonos", dijo, y se quebró al evocar el recuerdo de su padre.
Gabriel empezó a buscar a su padre en una ciudad que parecía un campo de guerra. Lo encontró 48 horas después, el jueves 4. "Mi viejo estaba tirado en el piso de la morgue del cementerio, y había cuerpos por todos lados", recordó.
Colautti, al igual que otros familiares de víctimas de la inundación, asegura que la ciudad aún adolece de un plan integral de emergencia contra la posibilidad de una nueva catástrofe hídrica. Los familiares exigen que el gobierno les brinde ayuda para acceder a los archivos de las guardias de hospitales, comisarías, morgues y registros de las personas para poder saber cuál fue la cifra total de víctimas mortales y si existieron artilugios de los gobiernos de Pablo Bruera (municipal) y Daniel Scioli (provincial) para evadir responsabilidades y ocultar muertos.
Desde el gobierno municipal de Julio Garro aseguraron que la ciudad ya tiene instaurado un plan de emergencia ante eventuales catástrofes, cuyos lineamientos están publicados en la web del municipio. Afirmaron que durante los últimos dos años se capacitaron a más de 50.000 vecinos para que estén preparados ante cualquier emergencia. Además, la provincia está implementando un plan de infraestructura hidráulica que incluye desagües pluviales del arroyo Maldonado, un canal derivador de la avenida 31, otro en la avenida 143 que captará el caudal proveniente del arroyo Pérez y lo derivará hacia el arroyo El Gato, que concentra el flujo de la mayor parte de los desagües pluviales de La Plata y los lleva hasta el Río de La Plata. El nuevo cauce del arroyo El Gato tendrá una amplitud de 40 metros y recibirá el agua de los canales derivadores de las avenidas 31 y 143.
El derrumbe a causa de la tormenta de la casa de Alicia Miño, situada en 32 esquina 8, nunca fue resarcido por completo. La construcción implosionó por la fuerza del agua subterránea y un cráter de doce metros de profundidad abarcó la cocina, el comedor, el lavadero. La lluvia que cayó esa noche inundó las cocheras de un edificio en construcción vecino y se llevó las estructuras de su hogar. El hogar de sus padres, y de sus abuelos. Hoy, cinco años después, las paredes de la casa de Alicia aún siguen transpirando agua cada vez que llueve. Las fisuras están a la vista: son como cicatrices. En las cocheras del edificio lindero aún hoy hay un metro y medio de agua.
Entonces tuvo que dejar su hogar durante 13 meses, cerrar la agencia de lotería que funcionaba en su casa y era su principal fuente de ingreso, y ya no pudo recibir estudiantes del extranjero que se alojaban allí y le proporcionaban un dinero extra.
"La reconstrucción del hogar aún está inconclusa. El Estado fue lo peor. Nunca reparó mi daño. La casa se volvió a hundir con la primera lluvia. Fue terrible", contó.
Juan Rimorini vivió una secuencia diferente. La tarde del 1°de abril de 2013 tuvo a Jano, su primer hijo, en el Hospital Español. Pero como su mujer era primeriza aquella noche se quedó internada en maternidad. El flamante padre pasó la noche junto a ella, y cuando a la tarde del otro día empezó el trámite para el alta, la tormenta se desencadenó. Su auto quedó varado y cubierto por agua y barro en 9 y 35. Su casa en 34 y 21, poco a poco empezó a inundarse.
"No voy a olvidar más la noche del 2 de abril: se escuchaban pasar canoas, mucha gente se refugió en la altura del hospital, y muchos gritaban y lloraban. Había temor. Nosotros estábamos a salvo en el segundo piso. Al otro día, el miércoles 3, evacuaron el hospital. La tormenta había pasado y me fui caminando a casa. Un matrimonio al ver que salíamos con un recién nacido nos acercó. Hay sentimientos encontrados por el nacimiento de mi hijo y la inundación que castigó a la ciudad", dijo Rimorini, que pudo poner su peluquería en el centro de La Plata.
"Todo sigue igual. No hay un plan de contingencia ante una eventual catástrofe como la que sufrimos el 2 y 3 de abril. Las calles en La Plata se siguen anegando ante cualquier lluviecita. Las obras avanzan muy lentamente y la ayuda a los damnificados nunca existió. A mí en particular me cambió la vida. Me involucré de lleno en la Asamblea de Inundados de Tolosa. Creía que las cosas se podían cambiar, pero choqué con la burocracia de la Justicia y la política", dijo Florencia Lucatti, damnificada e integrante de la asamblea.
Pablo Pérez fue uno de los dirigentes sociales que se movilizó durante la inundación por gran parte de Tolosa: "Todavía hay casas que están abandonadas por la avenida Antártida que fue la más castigada por la inundación en el barrio. Cada vez que llueve los vecinos se ponen nerviosos. Viven paranoicos".
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