Etiquetar un producto como ecológico o sostenible puede ayudar a venderlo mejor, sin embargo, muchas veces la publicidad es un fraude
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Muchos de nosotros tratamos de reducir nuestro impacto ambiental y para algunos eso significa elegir marcas y empresas que sean amigables con el medio ambiente. Pero, ¿cómo se puede comprobar que las empresas son realmente tan ecológicas como parecen?
El llamado greenwashing o lavado de imagen verde (etiquetar algo como ecológico o sostenible cuando no lo es) engaña a los consumidores al hacerles pensar que están ayudando al planeta al elegir esos productos.
Las empresas deben rendir cuentas sobre cómo anuncian sus servicios o productos. ¿Pero qué deben tener en cuenta los consumidores para detectar la también llamada ecoimpostura?
1. Afirmaciones falsas o lenguaje vago
La Agencia de Estándares de Publicidad de Reino Unido (ASA, por sus siglas en inglés), asegura que este es el motivo por el que recibe más quejas.
En 2019, la ASA prohibió un anuncio de Ryanair que afirmaba que era la aerolínea con las emisiones más bajas de Europa, pero no aportaba pruebas suficientes para respaldar la afirmación.
Y un anuncio de Hyundai, que aseguraba que uno de sus automóviles “limpiaba el aire”, también fue considerado engañoso por la ASA.
En esa categoría caben también los productos cuyos ingredientes se describen como “naturales”, “orgánicos” o “ecológicos” cuando solo algunos de ellos lo son.
Sue Davies, jefa de política de protección del consumidor en Which?, una publicación dedicada a ese mismo tema, señaló que, para creernos las afirmaciones de los fabricantes, debemos buscar una fuente de información secundaria y autorizada que las respalde.
“Pensá en el panorama general. Por ejemplo: ¿se pueden tomar en serio las afirmaciones ambientales hechas en una botella de plástico no reciclable?”
2. Imágenes de la naturaleza o palabras “verdes”
Las empresas suelen utilizar etiquetas como “eco”, “sostenible” y “verde” para hacer que el negocio parezca respetuoso con el medio ambiente, pero rara vez se refieren a estándares científicos.
El sitio web Amazing Cleaners o Limpiadores Increíbles, del grupo HDS, anunciaba sus servicios como “100% ecológicos”. La ASA dio por válida una queja recibida al respecto cuando descubrió que no existía evidencia alguna sobre lo afirmado en dicha página de internet.
Y también se prohibió una publicidad de la bebida de almendras Alpro por una afirmación medioambiental engañosa. El anuncio decía que era “buena para el planeta” y la describía como “tu receta para un planeta más saludable”.
La defensa de Alpro fue que los consumidores entenderían que el eslogan se refería a que los productos de origen vegetal en general tienen un menor impacto ambiental.
La ASA afirmó que si bien entendía que las almendras utilizadas por Alpro no se obtenían de plantaciones con un impacto ambiental negativo, tales afirmaciones debían ser más claras.
3. Información oculta
Hay empresas de moda que promueven sus prendas hechas de telas “sostenibles”, incluso si el resto de su línea de ropa es perjudicial para el medioambiente.
Es el caso de las compañías que afirman que son respetuosas con el medioambiente, pero sin tener en cuenta las emisiones de la cadena de suministro de una fábrica en el extranjero que funciona con carbón y que se utiliza para fabricar parte de un producto.
Otras industrias también se enfrentaron a esto. Ya en 2007, la ASA falló en contra de la multinacional petrolera Shell por un anuncio en el que señalaba que usaba “dióxido de carbono residual” en sus plantas. La agencia reguladora descubrió que la cantidad utilizada con ese fin era solo una pequeña fracción de sus emisiones.
En otro ejemplo, Edward Bulmer, una marca de pinturas, afirmó que la suya era “la más ecológica del mercado”, pero no destacó el hecho de que contenía varios ingredientes dañinos para el medioambiente.
4. Cuidado con las compensaciones de carbono
Un gobierno, empresa o individuo puede intentar compensar sus propias emisiones eliminando una cantidad equivalente de gases de efecto invernadero de la atmósfera por otros medios. El proceso se llama carbón offsetting o compensación de carbono.
Pero los grupos ambientalistas argumentan que esto está evadiendo la cuestión de reducir realmente las emisiones.
David Barmes, economista del grupo de campaña Positive Money, dice que la compensación es la forma más popular de lavado verde.
“Está plagada de fraudes y permite a las empresas afirmar que están cumpliendo las metas de emisiones mientras liberan continuamente gases de invernadero a la atmósfera”.
“El objetivo de las compensaciones es permitir que estas corporaciones sigan emitiendo con impunidad y que los gobiernos afirmen que están cumpliendo sus objetivos”, agregó Barmes.
5. ¿Cuál es el propietario final?
Las empresas más grandes o conglomerados con un alto impacto ambiental a menudo compran marcas más pequeñas para captar clientes conscientes del medio ambiente que, de otro modo, no habrían optado por sus productos.
Entonces, saber quién es el propietario final de una empresa podría ser importante si querés conocer su impacto ambiental completo.
Kimberly Nicholas, profesora principal de sostenibilidad en la Universidad de Lund, en Suecia, dijo a la BBC que lo más importante es que las compañías se comprometan a eliminar los combustibles fósiles de cada parte de sus cadenas de suministro.
“Los clientes deben evitar gastar dinero en productos de empresas conectadas con la financiación o producción de combustibles fósiles. Sin esta acción, cualquier otra afirmación es inútil”, manifestó.
6. Productos ecológicos que son parte de una gama que no lo es
Algunas compañías comercializan productos respetuosos con el medioambiente, pero omiten información sobre el impacto de sus otros productos. Un anuncio de la empresa de alimentos Quorn fue prohibido por la forma en que describía la huella de carbono de un producto.
La ASA señaló que el anuncio no aclaraba contra qué se estaba midiendo la disminución de la huella de carbono que se alegaba y, por lo tanto, los consumidores no sabrían cuál era la base de la reducción.
Sue Davies, de la revista Which?, dice que la falta de transparencia es un indicador clave de que la empresa no tiene un impacto ambiental totalmente positivo. “Si tenés dificultades para encontrar información medioambiental sobre un producto, marca o servicio, tomálo como una señal de advertencia”, afirmó Davies.
“Las empresas que tienen algo que ocultar, o que no tienen buenas historias que contar, a menudo dificultan que los consumidores comprueben sus credenciales ecológicas”, dijo.
7. ¿El producto y su embalaje son reciclables?
Hay artículos cuyo envase plástico se dice “reciclable” pero que en realidad no es fácil de reciclar.
En 2018, McDonald’s anunció que iba a deshacerse de las pajitas de plástico de un solo uso en sus restaurantes y las sustituiría por las de papel.
Pero al año siguiente fue acusado de lavado de cara verde cuando se reveló que las nuevas pajitas no eran reciclables.
En 2019, ASA afirmó que Ancol Pet Products, una empresa de productos para mascotas, engañaba a sus clientes anunciando las bolsas de desechos de perros como biodegradables.
La ASA determinó que esas bolsas no se degradaban en las condiciones existentes en los basurales o cámaras de incineración, sus destinos más probables.
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