Medidas inéditas en un escenario único
En días donde la virtualidad forma parte del centro de la escena para lograr que las personas cumplan con el confinamiento obligatorio para evitar el contagio por el nuevo coronavirus, tampoco parece ser la respuesta a todos los interrogantes y a los problemas que genera la falta de presencialidad, especialmente en la educación superior.
Nunca en su historia, la Universidad de Buenos Aires (UBA) había tenido que dictar, como lo hizo anteayer, un "calendario académico de referencia" para sus 13 facultades, que incluyen 104 carreras, 320.000 alumnos y 30.000 docentes. De esa cifra de profesores, el 42% es mayor de 60 años, es decir que forma parte de la población de riesgo que debe permanecer confinado en sus hogar.
Aún cuando se levante la cuarentena obligatoria y se retome la presencialidad, en la UBA saben que la "normalidad" de 2020 no será como se conocía. Hasta el 1° de junio, y siempre que las autoridades nacionales sanitarias no ordenen lo contrario, la presencialidad estará marcada por otros parámetros. Por ejemplo, tendrán que definir cuántos alumnos podrán estar en el mismo aula, cuántos docentes podrán dar sus clases y cómo se resolverán los exámenes finales de quienes ya habían cursado materias. Es probable que estudiantes al filo del egreso, con una última materia por rendir en este cuatrimestre, vean retrasada su graduación unos meses más. Pero ninguno perderá la regularidad del sistema educativo.
"Entre las mejores 100 universidades del mundo, ninguna es 100% virtual", recordaba ayer el rector de la UBA, Alberto Barbieri, a LA NACION al señalar que "este año es una excepcionalidad para todos". "La UBA no va a regalar calidad académica, aunque hará el máximo esfuerzo posible para que los alumnos no pierdan el año", sumaba.
Por eso, es que estima que parte de la readecuación del calendario estará vinculada con las actividades presenciales como las prácticas y los exámenes finales. "Más del 45% de la universidad está vinculada con la salud y los profesionales están trabajando en la pandemia, así que ningún alumno se va a poder acercar a un docente ni va a poder hacer prácticas en los hospitales".
Pero la UBA no es la única universidad que tiene que redefinir su calendario 2020 frente a esta emergencia sanitaria. Ayer, otras casas de estudio de gestión privada anticipaban redefiniciones. "Vamos a rediseñar nuestro calendario para que se pueda completar durante el año las actividades prácticas, ya que los contenidos curriculares teóricos se están cumpliendo mediante las diversas plataformas. Este rediseño permitirá incentivar la intensidad de la presencialidad en el segundo semestre en los casos que el desarrollo de los contenidos lo requieran y el apoyo o asistencia de tutores lo aconsejen", admitió Carlos Salvadores de Arzuaga, rector de la Universidad del Salvador (USAL).
"Se adaptará el calendario académico en función de esos diez días en que debió posponerse el comienzo del ciclo lectivo [para la adecuación de la modalidad virtual en el dictado de todas las asignaturas]", planteó el rector de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
La Universidad Católica Argentina (UCA), en tanto, decidió ampliar hasta el 20 de este mes el período de clases virtuales que iba originalmente vencer mañana. Matías Cortiñas, director de Innovación Educativa de la Universidad Austral, confirmó que en algunos casos "hay una recalendarización" de materias puntuales, difiriendo las prácticas presenciales.
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