Gerba Beyata Dibaba, de Etiopía, ganó la media maratón de Buenos Aires
Marcó un tiempo de 1 hora 26 segundos; el argentino mejor clasificado, Ignacio Erario, terminó séptimo con una marca de 1h01m14s.
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El etíope Gerba Beyata Dibaba, con un tiempo de 1 hora 27 segundos, fue el ganador de la media maratón de Buenos Aires, que contó con una participación récord de 25.000 personas. La mayor convocatoria en las casi cuatro décadas de existencia de esta carrera.
Luego vino un lote de cinco corredores keniatas: Cosmas Mwagi Boi (1h 28s), Richard Yator Kimunyan (1h 47s), Bernard Biwott (1h 51s), Gideon Kiprotich Rop (1h 53s) e Isaac Kipkemboi (1h 57s). Detrás llegó el argentino mejor clasificado, Ignacio Erario, que terminó séptimo con una marca de 1h01m14s.
La carrera está incluida en el calendario de la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) dentro de las categorías de “Label Race” y en la última temporada, por su nivel técnico, la Federación la destacó en el top ten mundial. En una mañana de 8 grados, la temperatura fue ideal para correr fuerte. Aunque el viento se hacía sentir en la zona del bajo. Un puñado de estupendo atletas etíopes y kenianos abrían la marcha, y entre ellos se mezclaba un argentino, el mendocino Ignacio Erario. Por detrás, las representantes femeninas de ambos países africanos se despegaban de todas las otras nacionalidades.
Mientras en la meta un multitud rodeaba la avenida Figueroa Alcorta a ambos lados del arco de llegada. Apenas después de la hora de largada, dos zancadas color ébano se peleaba el triunfo. La eterna lucha del atletismo de las últimas tres décadas, estaba teniendo su enésimo combate, Kenia y Etiopía corrían por la supremacía en Buenos Aires. A menos de 50 metros de la llegada, aún el final era incierto, mientras el keniano Cosmas Mwangi Boi y el etíope Gerba Beyata Dibaba dejaban todo de sí sobre el asfalto. Solo un segundo separó ambos atletas y, por esta vez, Etiopia fue mejor.
No pudieron bajar la hora como sí había sucedido en la edición anterior. Gerba Beyata Dibaba marcó 1h00m27s y Cosmas Mwangi Boi lo escoltó un segundo más tarde. El año pasado había sido tercero, mejoró un puesto, ¿buscará el triunfo en 2025? Completó el podio otro keniano, Richard Yator Kimunyan. La que sí haría saltar los relojes de la historia fue Ruth Chepnegetich. No fue sorpresa pero sí admirable como esta atleta pulverizó el circuito de Buenos Aires. Su historial lo presagiaba.
Ruth fue medalla de oro del maratón en el Mundial de Doha 2019, también ganó una de las principales maratones del planeta, Chicago, en dos oportunidades, 2021 y 2022. Su lograr el récord keniano con 1h04m02s en Estambul 2021 y había sido tercera en el año pasado en la media de Buenos Aires. Quería revancha. Antes de largar había declarado: “Estoy muy feliz de volver a Buenos Aires. Me encantó el circuito y, sobre todo, la atmósfera de la multitud, tanta gente corriendo”. En la llegada sus piernas dijeron: 1h06m01s. Nueve segundos más rápida que la ganadora del año pasado, tan rápida que ninguna mujer había logrado ese tiempo en toda la historia de la carrera.
Un argentino también golpeó la mesa al parar el reloj, fue Ignacio Erario. El mendocino había dicho antes de largar, quiero corre con los africanos, y cumplió. Hasta bien pasada la mitad de la carrera, el dueño de la segunda mejor marca argentina, cumplió su promesa. Se mezcló con las zancadas africanas hasta el kilómetro 13 y al cruzó la meta en 1h01m14s, muy poco del récord nacional, siendo el argentino que más rápido ha corrido en suelo nacional. “En los últimos cuatro kilómetros se me escapó el récord argentino”, aseguró al quedar a 29 segundos de la mítica marca de la leyenda, Antonio Silio.
La que sorprendió a todos, en apenas su segunda media maratón, fue Micaela Levaggi, la argentina mejor clasificada. Solo había competido en su ciudad de Mar del Plata una vez en media maratón, donde había hecho 1h17m30s, pero sorprendió a todos al parar el cronómetro en 1h13m36s. “Me alegra muchísimo la marca, pero más aún ganar el Campeonato Nacional”, reconoció Levaggi a poco de cruzar la meta, “no podía conseguir un Campeonato desde el 2018″. Pareciera una declaración de una atleta con muchos años en las pistas, pero Micaela cumplió 25 años hace menos de dos semanas.
Completaron el podio nacional la olímpica Marcela Gómez y tercera Antonella Guerrero. Al igual que a Erario lo escoltaron el chubutense Eulalio Muñoz seguro del jujeño Miguel Maza. Detrás de ellos 25.000 corredores vivieron al emoción, los récords, los desafíos personales y el entusiasmo vibrante como una banda militar, de la Media Maratón de Buenos Aires.
Desde hace unos años la media maratón de Buenos Aires se ha posicionado como la más veloz de América Latina en todo concepto: desde el récord del circuito hasta la clasificación global de top 10 o top 50. Es, a su vez, una de las diez carreras más veloces del mundo. Así fue que en la edición anterior hubo cinco primeros hombres por debajo de una hora. Esto implica correr a más de 21 km/h, o menos de 3 minutos por kilómetro, de forma sostenida, durante una hora. También hubo nueve mujeres debajo de 1 hora 10 minutos, además de que se quebraron numerosos récords, que incluyeron el sudamericano femenino de Florencia Borelli.
La organización contó con 14 ambulancias, ocho motos de primera respuesta con desfibriladores externos automáticos (DEA), 3 motos paramédicas con DEA, un mini bus sanitario, 6 puestos de primeros auxilios, un puesto médico avanzado, un shock room, un centro de coordinación, 70 socorristas, 20 médicos voluntarios especialistas (deportólogos, emergentólogos, cardiólogos, traumatólogos, etc.) pertenecientes al Programa de Actividad Física y Deporte de la Facultad de Medicina de la UBA, 10 voluntarios de apoyo sanitario para el área de llegada. Y a todo este equipo se le suma un enlace directo con el Centro de Monitoreo Urbano de la policía de la Ciudad. Un nuevo código QR que incluye localización GPS del lugar del incidente. 23 DEA se suman a los 14 desfibriladores manuales de las ambulancias y la coordinación directa con la guardia y unidad coronaria del Hospital Fernández y el Hospital Argerich a disposición para casos graves. Todo previsto así, a la espera de que no sean necesarios.
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