Según un estudio reciente de la organización benéfica Changing Faces, hubo un aumento de 33% a 40% en el comportamiento hostil que reportan personas con diferencias visibles entre 2019 y 2021
- 4 minutos de lectura'
“Ni siquiera salía de mi departamento. Estaba tan preocupado de que la gente me mirara o dijera algo”. Es lo que cuenta Atholl Mills, quien nació con higroma quístico, una condición que le provocó la formación de quistes en su cuerpo.
El joven de 28 años forma parte de una campaña de sensibilización en Reino Unido sobre el impacto que tienen las miradas de las personas sobre gente que vive con desfiguraciones físicas.
Según un estudio reciente de la organización benéfica Changing Faces, en el país hubo un aumento de 33% a 40% en el comportamiento hostil que reportan personas con diferencias visibles entre 2019 y 2021.
Aquellos que tienen una cicatriz, marca o condición visible señalan que han sido objeto de miradas incómodas. Un comportamiento intencional o no intencional que refleja una falta de sensibilización social.
“Educando a la gente”
Mills dice que el hecho de que la gente lo mire es algo común. “Hubo momentos en que, estando en tiendas, traté de esconderme detrás de pilares o detrás de estantes y la gente se movió alrededor para tratar de seguir mirándome”, le dice Mills a la BBC.
“A mis dos hermanas les molestaba mucho que la gente me mirara... intentaron pararse frente a mí. Así que no solo me afecta a mí, también afecta a las personas que me rodean”.
Es por eso que dice que quiere involucrarse en la campaña de Changing Faces.
“A veces, las personas no se dan cuenta de que están mirando. A mí me educaron diciéndome que era de mala educación mirar fijamente a alguien. Creo que para algunas personas claramente se ha perdido eso, lo hacen de todos modos”, señala Mills.
“Se trata de crear conciencia y educar a las personas”.
Amba Smith tiene 20 años y está estudiando para convertirse en especialista en maquillaje para efectos especiales en la Universidad de Bolton (Reino Unido). También tiene una diferencia visible: una marca de nacimiento que va desde la cabeza hasta los dedos de los pies, algo con lo que nació.
“Lo he vivido literalmente desde el momento en que mis padres salieron del hospital... el odio, las miradas, los comentarios”.
Asegura que su mamá y su papá le decían que las personas que la miraban lo hacían por “ser tan hermosa”.
“Sabía en el fondo que mis padres me veían de esa manera, pero otros que miraban fijamente, probablemente lo vieron completamente del lado opuesto”.
Smith dice que ahora aprendió a estar orgullosa de sí misma y a reivindicar su marca de nacimiento.
“Mi marca de nacimiento no me define, no me hace la persona que soy. Ahora defino yo mi marca de nacimiento, en lugar de, como pasó durante tantos años, que mi marca de nacimiento me defina a mí”.
A los 14 años, Shankar Jalota desarrolló la condición de vitíligo, que afecta el pigmento de la piel.
“Estaba trabajando en el comercio minorista en ese momento. Era horrible: veías que los ojos de las personas se movían de izquierda a derecha, simplemente mirando mi vitíligo”, le dice a la BBC.
“Recuerdo haber pasado por un tiempo tormentoso para mi estado mental, preguntando ‘¿por qué me veo así? ¿Por qué no puedo controlarlo?’”.
El objetivo de Jalota con la campaña de concientización es lograr que el público acoja a las personas con diferencias visibles, comenzando en las redes sociales.
“Estamos ayudando a nuestras generaciones futuras a crecer en un mundo más tolerante”, explica.
¿Cómo evitar incomodar a alguien?
Si alguna vez te encuentras en la situación de mirar a alguien que tiene una diferencia o desfiguración visible de manera invasiva, el consejo más útil es sonreír.
Es valioso saludar, o reconocer que estabas causando incomodidad con una disculpa.
“Puede que te sientas avergonzado, pero por favor no le grites ni alejes a un niño. Lo mejor es simplemente explicarle que todos se ven diferentes y eso es algo bueno”, dice Changing Faces.
¿Tú eres consciente de que estás mirando a alguien con una diferencia física y que podrías incomodarlo?
Por Sam Gruet y Pria Rai