“Me preocupa cómo se está hormonando a los niños”, advierte el psicoanalista sobrino nieto de Freud
Su apellido marca su línea de pensamiento y lo vincula directamente al padre del psicoanálisis: su abuelo materno era primo de Sigmund Freud y hoy Joseph Knobel Freud, psicoanalista, dice que se siente "muy freudiano, pero no por vínculos de sangre sino mentales", tal como explicó a LA NACIÓN en una entrevista exclusiva. Se especializa en niñez y adolescencia, y asegura que el factor común que caracteriza a los jóvenes es el "declive de la autoridad", producto de lo que denomina "la sociedad de la inmediatez". En este escenario, alertó que le preocupa el incremento de los niños que definen su orientación sexual de forma temprana y realizan tratamientos hormonales que, según sostuvo, generan efectos secundarios físicos y mentales.
Con casi 400 participantes dentro del aula y otros afuera, el especialista nacido en los Estados Unidos, disertó en una charla en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde propuso hablar sobre "el impacto de las nuevas sexualidades en la infancia". En esa presentación, Knobel Freud argumentó que las funciones parentales están en decadencia, que los niños están hiperestimulados, por lo que propuso que disfruten de la infancia y definan su orientación sexual a través de un proceso que se prologa, según su percepción, hasta la mayoría de edad.
-¿Cómo ve el contexto en el que se desarrollan actualmente los niños y adolescentes?
-El factor común tiene que ver con el declive de la autoridad. Niños y adolescentes están muy perdidos porque nadie les marca pautas claras, concretas, profundas. Estamos en el auge de la sociedad capitalista de consumo. Me asombra la edad en que los niños, cada vez más pequeños, manejan estos aparatos [por los celulares] a su antojo. No hay un adulto que le diga que puede jugar con la tablet solo 10 minutos. El chico manda. Por ejemplo, uno va a un restaurante y los niños juegan con celulares mientras el padre está mandando mensajes por Whatsapp. Cuando vienen padres y me preguntan por qué los chicos no leen, yo respondo: "dígame cuál es la última novela que leyó".
-¿Cómo cambian los vínculos cara a cara?
-Estamos bajo un estado de patologización de los vínculos. Están rotos. Hay muchos padres que no ven a sus hijos, tienen culpa por no estar con ellos y cuando llegan a su casa antes que pelearse dejan que hagan lo que quieran. Es la época del declive de la función paterna y esos chicos, como mínimo van a tener miedo.
-¿Qué propone para esas familias?
-Psicoterapia. Para el niño y los padres, para ver cómo se desenvuelven en ciertas situaciones, como por ejemplo, que el niño entre a la cama de los padres. No es sano. Hay que cerrar la puerta y si dice que tiene miedo o que no puede dormir, uno de los padres deberá ir a su cama a quedarse con él. El colecho es un verdadero peligro para la organización mental del niño, que tiene fantasías con que quiere que uno de los padres desaparezca para tener al otro en exclusiva. El colecho solo se debe permitir hasta después de 40 días después del nacimiento. Además, para que el niño se desarrolle bien, la madre tiene que ser mujer y eso significa no renunciar a sus deseos sexuales. Si el niño puede entrar a su cama cuando quiera, probablemente la madre retire su deseo sexual y de alguna manera genere vínculos patológicos con el niño, el padre y con ella misma porque resigna deseo. Así el niño empieza a ser amo de la madre.
-¿Por qué decidió hablar de la sexualidad en la infancia?
-Me preocupa cómo se está hormonando a los niños. Creo que un niño trans tiene todo el derecho de serlo, pero debería ser acompañado en un tratamiento psicológico para tolerar la diferencia y asumir ciertas cosas de la crueldad de los demás. Puede ser muy doloroso, pero en ningún caso recomendaría la hormonación.
-¿Usted ve que la hormonación es una tendencia que se está incrementando?
-Sí. Se está incrementando y no se tienen en cuenta los efectos secundarios físicos ni psicológicos. Es un tema que preocupa, actual y me parece importante tomarlo. Respeto los derechos de las personas, pero en ningún caso que se los hormone. Estoy en un movimiento contra la medicación de la vida cotidiana.
-Usted distinguió entre sexo, género y orientación sexual, ¿cuándo se empiezan a definir?
-Mucho antes de que exista la diferencia sexual, ya existe la diferencia de género porque el niño se percibe como lo hacen los adultos que lo rodean. Después el niño lo tendrá que procesar porque son sujetos activos. Respecto a la sexualidad, lo primero que uno tiene que reconocer es que los que mandan son los adultos. El niño tiene que reconocer la diferencia generacional y hasta la pubertad no termina de definirse la identidad de género, algunas veces más allá de ese momento.
-O sea, que según su visión, una persona que quiera empezar un tratamiento para cambiar de género debería hacerlo llegada la mayoría de edad…
-Sí, a lo mejor cambiaría la mayoría de edad a los 16 años, pero yo diría que hasta ese momento no empezaría ningún tratamiento hormonal.
-¿La sexualidad se despierta de forma más temprana?
-Estamos en la sociedad de la inmediatez y la infancia se sexualiza, se adultifica. Hay programas de adultos que hacen la versión infantil y se ven niñas cantando canciones eróticas. Esto pasa porque los padres no toleran la infancia. Están asustados y los chicos están hiperocupados porque los padres también lo están. Los chicos no se pueden aburrir. Si uno deja al bebé en la cuna y no le doy la teta cuando lo pide, sino que le digo que espere, el niño va a mirar y así empieza la creatividad porque puede fantasear.
-¿Los padres definen la sexualidad de los niños?
-Yo creo que los fantasmas inconscientes de los padres definen la sexualidad de sus hijos. No es una relación tan directa. Hay significantes enigmáticos que operan en el psiquismo. Yo digo que al chico no hay que imponerle nada porque no todo es tan definitivo. A lo mejor hay que decir: "bueno, te escucho" o "vamos a ver por qué querés ser hombre o mujer". No hay que tener una respuesta inmediata a ese deseo. En esta sociedad todo es rápido, tengo que saber ya y ser ya. Pretendo que el niño sea niño y no cómo será cuando sea adulto. Mientras sea niño que coloree, fantasee con los animales. El niño tiene un sexo polimorfo: un día quiere ser más grande, otro más pequeño y se está interrogando permanentemente. Darle una respuesta cerrada es adelantarse a su tiempo.
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