“Me daban por muerto”: la rehabilitación intensiva de Leonel, un sobreviviente del Covid-19 que pasó dos meses internado
“Llegó un momento en el que tanto mi familia como los médicos me dieron por perdido, porque no reaccionaba. Estuve en coma casi 20 días”, contó a LA NACION Leonel Pigliapoco, sobreviviente de la enfermedad por el nuevo coronavirus, de 63 años. Su camino fue complicado: tras un mes de terapia intensiva, se le derivó a la Sala de Rehabilitación Post Covid-19 del Hospital Pirovano (Sapir) y, posteriormente, al Centro de Especialidades Médicas de Referencia (Cemar) del barrio de Barracas.
Un total de 130 pacientes fueron trasladados a estas salas, que operan desde julio en los hospitales porteños Pirovano, Fernández y Argerich, con 32 cupos en total que ahora mismo se encuentran completos. En ellas atienden a los sobrevivientes de coronavirus que presentan secuelas neuromusculares y neurocognitivas por el virus o por los métodos de tratamiento, derivadas de intubación, reposo excesivo del cuerpo, comas inducidos, etc. El denominado Síndrome Post Terapia Intensiva (SPTI).
“Entre el 3% y el 5% de los pacientes derivados a las Unidades de Terapia Intensiva muestran secuelas; si bien hay muchos contagios por coronavirus, no se derivan a terapia intensiva tantos como hace un año”, señaló el coordinador de las salas de rehabilitación intensiva post Covid-19, Martín Previgliano.
Leonel Pigliapoco comenzó a tener fiebre el 1° de septiembre de 2020. Para el 3, ya se sentía muy decaído. Tras dar positivo en el hisopado, lo trasladaron a la guardia del hospital Pirovano, en el barrio de Coghlan, y después, a la UTI. “Estuve intubado mientras estaba en coma, sedado. El 20 de septiembre me agarró una crisis interna y tuvieron que venir ocho médicos a salvarme. Me daban por muerto, pero con los remedios y la terapia comencé a reaccionar, muy poco a poco”, añadió.
El día a día
Después de estar durante todo un mes en cama e intubado, su masa muscular se había deteriorado y su cuerpo estaba muy débil. Había perdido capacidad motora y del habla. En la sala Sapir, lo trataron kinesiólogos, nutricionistas, psicólogos, musicoterapeutas, fonoaudiólogos y trabajadores sociales. Una terapia transdisciplinaria.
"La mayoría se recupera por completo, pero en algunos pacientes persiste algún trastorno neurocognitivo o secuelas neuromusculares"
Martín Previgliano
“Al principio no me podía incorporar, me levantaban entre dos. Me ayudaban a hacer todo, desde comer hasta bañarme en la cama. Después, con la rehabilitación empecé a pararme. Hacía ejercicio y comencé a caminar de vuelta, aunque muy despacio. Fui tomando fuerza”, explicó Leonel a LA NACION.
Gustavo Muntaabski, jefe de la unidad de Kinesiología, indicó: “El virus deja secuelas, pero también los procesos de intubación y el hecho de estar postrado tantos días en una cama. Los pacientes presentan debilidad corporal, atrofia muscular, complicaciones circulatorias o incluso formación de trombos, para lo cual es importante la rehabilitación motora”.
Celeste Pogliani, fonoaudióloga de la sala, trabaja en la rehabilitación de los trastornos en el habla, disfasia y deglución. “Es lo más frecuente en los pacientes que fueron intubados. Acompañarlos en las comidas es muy importante, adaptarles la dieta e indicarles estrategias para la ingesta. Que la comida no se pase a los pulmones”, señaló.
“El objetivo es que el paciente salga de la sala con la máxima independencia posible, que coman y caminen solos. Si es necesario, continúan con sus rehabilitaciones en otros centros ambulatorios. La mayoría se recupera por completo, pero en algunos pacientes persiste algún trastorno neurocognitivo o secuelas neuromusculares”, advirtió Previgliano. Leonel fue derivado al Cemar de Barracas, donde realizó un tratamiento ambulatorio, para terminar de recuperarse y recibió el alta hace dos semanas.
La salud mental
Leonel apuntó: “Los primeros días después del coma me sentí perdido, no podía hilvanar bien las cosas. Vi a la psicóloga dos veces al día y me hacían todo tipo de pruebas y estudios para evaluarme”.
Paula Pisano es la psicóloga que le atendió. “El aislamiento del entorno afectivo, el tratamiento y el paso por la enfermedad pueden desencadenar trastornos neurocognitivos, ansiedad y depresión, o falta de desempeño en la memoria que intentamos recuperar o compensar. Hay un gran impacto emocional e intentamos que acepten lo que pasó”, dijo.
También se emplea la musicoterapia para estimular la motivación del paciente en base a asociaciones significativas. “A través de la voz, los instrumentos, los sonidos... se transforma el espacio por el paciente y se promueve su capacidad resiliente. Las personas ven parte de su identidad amenazada al perder su voz original e intentamos que se conecten a ella. Perdieron mucho, pero tratamos de que valoren lo que permanece”, afirmó Jonathan Grinberg, musicoterapeuta y psicólogo social.
“Me ayudó a luchar pensar en mi familia y en mi negocio. Estuve muy, muy grave. Gracias a Dios, ahora puedo hablar y caminar, voy y vengo. No he retomado toda mi vida aún, pero sí el 80%. Mi señora y mis tres hijos no quieren que trabaje demasiado hasta que me ponga mejor”, dijo Leonel.
"Es un choque importante no solo del estado médico, sino para su situación emocional"
Ricardo Teijeiro (SADI)
Secuelas del Covid-19
Ricardo Teijeiro, médico infectólogo de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), manifestó: “Esta sintomatología debe dividirse entre aquellos que son síntomas del inicio del virus, como la pérdida del olfato y el gusto, que se mantienen en el tiempo, y las secuelas de la prolongada terapia, como dolores musculares o trastornos neurológicos”.
“Es un choque importante no solo del estado médico, sino para su situación emocional. El estrés que sufre el paciente es continuo y puede afectar también a la memoria o atacar a cualquier zona del organismo”, agregó.
Elena Obieta, infectóloga de la misma entidad, añadió que los pacientes pueden presentar también “trastornos del sueño, psíquicos, insomnio, ataques de pánico. O desarrollar consecuencias a largo plazo, como atrofia muscular o dificultades al comer. Es importante reeducar todo el aparato neuromuscular”.
Leonel conserva su negocio, una parrilla en el barrio de Villa Urquiza. Continúa en recuperación de una herida en el costado que le generó estar postrado tanto tiempo: un enfermero particular le cambia las vendas y en alrededor de un mes estará completamente recuperado.
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