Coronavirus. Salidas a escondidas: contra las reglas, se reúnen a comer con amigos y familiares
Muchos admiten haberse juntado a compartir asado o pizza en jardines y terrazas; creen que no es riesgoso y que les hizo bien distenderse; advertencia de los infectólogos
"Número par. Nos toca a nosotros. Nuestra primera salida después de un siglo de 50 días", escribió Macarena en Instagram, con la foto de ella y sus dos hijos, Octavio y Feli, de 10 y 12 años, con barbijos de animales, a punto de salir a un mediodía de pleno sol. Pero la verdad, confesó Macarena, es que esa no fue la salida. "Antes de salir, nos llamaron unos amigos y nos invitaron a comer un asado a la noche. Nos miramos con mi marido y dijimos, ¿por qué no? Y abortamos la caminata. Unas horas después, nos subimos todos al auto. Nos sentíamos como que íbamos a robar un banco, con nuestros tapabocas. Y nos fuimos a comer unas ribs a la terraza de su casa", confesó. "A Octavio no le gustaba mucho lo que estábamos haciendo, pero a los cinco minutos de ver a sus amigas se olvidó de todo. Por un rato, nos olvidamos de que estábamos en cuarentena y la pasamos bien", cuenta la mamá, que tiene 43 años y es editora.
No fueron los únicos. Durante el último fin de semana, muchos más rompieron la cuarentena con asados clandestinos y encuentros a puertas cerradas, con el argumento -cuestionado por los infectólogos- de que eso era menos peligroso que salir a la calle con sus hijos. Desde que empezó el aislamiento obligatorio, unas 21.012 personas fueron denunciadas por sus vecinos a la línea 147 por violar la cuarentena. Este fin de semana, se recibieron otras 750 llamadas. Además, se reportaron 164 reuniones y fiestas en domicilios, según datos del gobierno porteño.
Nadie lo dice en público. Todos guardan la cofradía, y casi todos dicen conocer a un amigo de un amigo que este fin de semana hizo algo parecido. Las microsalidas son cada vez más frecuentes a medida que avanzan los días. La curva de los contagios se aplanó, pero no así las ganas de ver a los seres queridos. Y hay quienes creen que es válido hacer una evaluación costo-beneficio sobre qué pesa más: la salud emocional de la familia o el ambiente impoluto donde no exista riesgo de contagio.
"Era algo que podía ocurrir. No creo que haya sido una situación generalizada, pero hay gente que todavía no comprende los riesgos que implica este tipo de transgresiones en la transmisión de Covid-19 -dice el médico infectólogo Pablo Bonvehí, miembro del comité de expertos que asesora al Gobierno-. Hay un aumento en los casos, no solo en asentamientos y geriátricos. Al haber más gente en la calle es esperable que aumenten los casos en la población general. En la medida en que la gente cumpla el aislamiento, vamos a poder contenerlo mejor. Hay que ser conscientes de eso. Cuando hay reuniones de gente en espacios cerrados y no se respeta el distanciamiento social por varias horas es cuando más fácil se transmite el virus".
El anillo digital que controla los accesos a la ciudad registró durante el último domingo una circulación de 43.000 vehículos, 8% más que la semana anterior. Por las autopistas porteñas circularon 20.000 vehículos, 7% más que el domingo anterior. Los sensores que tiene la Secretaría de Transporte en las principales avenidas porteñas contabilizaron 21.000 vehículos, un aumento de 13% respecto al fin de semana anterior. También hubo más pasajeros en colectivos y subtes.
"Lo volvería a hacer"
"La primera vez que rompimos la cuarentena fue hace dos fines de semana", cuenta Wenceslao, que tiene 35 años, es veterinario y vive en Boulogne. "Dentro de un grupo de amigos, había un cumpleaños. Éramos tres parejas. Decidimos hacer un asado al mediodía, al aire libre. Nos pusimos de acuerdo de no besos ni abrazos", recuerda. Cuando empezó la cuarentena, Wenceslao tuvo que estar 14 días aislado porque había viajado a los Estados Unidos. Después, llegaron 40 días de aislamiento social. "Empezar a flexibilizar un poco la cuarentena no parece tan grave. Estamos todos trabajando desde casa y cumpliendo con los protocolos -dice Wenceslao-. Esta semana, lo repetimos. Nos juntamos al mediodía y nos quedamos hasta la noche. A la tarde empezaron a llegar otros amigos que viven cerca. No hubo tantas reglas al final de todo. Éramos unas doce personas", reconoce. Pero no le parece que haya sido algo grave. "Por supuesto que me parece mal. Pero lo seguiría haciendo. No me parece tan grave", dice.
Eduardo López es uno de los infectólogos de referencia del Gobierno durante la pandemia y opina todo lo contrario: "El único contacto que no conlleva mayor riesgo es el encuentro casual, al aire libre, en el que se rompe el distanciamiento social, pero por no más de diez minutos. Todo lo demás es disparatado", apunta categóricamente. "Está absolutamente contraindicada la reunión social con familiares y amigos dentro de una casa, para comer un asado o un pizza party - se indigna-. Más de cinco personas reunidas, sin distanciamiento social, en un ambiente cerrado, por más de 10 minutos aumenta exponencialmente el riesgo de contagio". Con este tipo de transgresiones, opina, se distorsiona el objetivo de la cuarentena. "Los resultados de todos estos rompimientos, absolutamente desafortunados, los vamos a ver en los próximos seis o siete días", agrega.
La semana pasada, Ofelia, de 41 años, y Mariano, de 42, decidieron que lo que sus hijas necesitaban era sol, aire y espacio. Hace poco más de dos meses compraron una casa con parque en Vicente López, pero como tienen que hacer una gran reforma, todavía viven en un PH de Colegiales. Sin embargo, el miedo a que se la ocupen, la excusa de ir a cortar el pasto y limpiar un poco les hizo crecer las ganas de ir a pasar los fines de semana allá. Pudieron pasar sin problemas. A la tarde del domingo, los primos les tocaron el timbre y estuvieron jugando juntos toda la tarde. La noche terminó con unas pizzas a la parrilla. Fue el comienzo de la decisión familiar de relajar la cuarentena a su propio criterio y riesgo. "Hicimos una evaluación y un poco nos sentimos mal. Pero la verdad es que la salud emocional también importa. Y no creo que nos hayamos expuesto a ningún riesgo", dice Ofelia.
"¿Por qué no se respeta la cuarentena? Para el doctor Lenin de Janon Quevedo, director de la carrera de Medicina de la UCA y médico de la Unidad de Terapia Intensiva del hospital porteño Francisco Santojanni, hay dos maneras distintas de llevar adelante el distanciamiento social. Una es la cuarentena, la otra es el aislamiento. "Éticamente son distintas. La cuarentena es una imposición de la autoridad para la prevención del daño. El aislamiento, en cambio, apela a la responsabilidad de la persona. El sentido ético es la limitación de ese daño, por eso hay que hacer énfasis en que la personas sepan cuáles son sus responsabilidades", explica.
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