Cómo el teletrabajo profundizó un problema de salud que afecta cada vez a más jóvenes y pone en alerta a los médicos
La pérdida de audición ya era un signo de época por el mal uso de artefactos y pasar horas en ambientes con estímulos por fuera de los parámetros recomendados
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a las “prácticas de audición poco seguras” más de 1000 millones de jóvenes adultos están en riesgo de sufrir daños en su capacidad auditiva. Esa advertencia se convierte en casos concretos en los consultorios de los especialistas consultados por LA NACION. Creen que es un signo de época: el resultado de la combinación del mal uso de un sinfín de artefactos y la costumbre de pasar horas en ambientes con estímulos auditivos por fuera de los parámetros recomendados. Además, advierten que la pandemia de coronavirus profundizó este problema porque el trabajo a distancia llevó a las personas a estar jornadas enteras con los auriculares puestos.
En la actualidad, las cifras de la OMS indican que la pérdida auditiva afecta a 1500 millones de personas y estiman que ese número ascenderá a 2500 millones para 2050. Por supuesto, la pérdida de audición puede deberse a múltiples causas, como pueden ser motivos genéticos, complicaciones en el parto, ciertas enfermedades infecciosas y la exposición a sonidos fuertes, entre otras. El incremento que proyecta la OMS contempla todas las causas y además una población que tendrá una mayor expectativa de vida, lo que conllevará un desgaste natural del oído por el paso del tiempo. Sin embargo, como se mencionó, algunos hábitos de vida hacen que muchos se sumen a esa estadística de manera prematura y sin haber tenido lesiones previas.
“Hay un aumento sostenido de los problemas auditivos en todas las edades y en todo el mundo. Este aumento es tan contundente que la OMS resolvió nombrar el Día Mundial de la Audición (3 de marzo) para empezar a generar consciencia sobre la importancia de reducir la exposición a sonidos fuertes”, alerta Carlos Boccio, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano y presidente de la Asociación Panamericana de Otorrinolaringología.
Y agrega: “Pero es necesario desagregar la hipoacusia según las razones que la generan. En el mundo no desarrollado hay un gran impacto en los chicos por enfermedades infecciosas o cuestiones que podrían ser prevenibles. Mientras que en el mundo desarrollado crece el daño por la exposición al ruido en los adolescentes, eso lo vemos de manera significativa. Por último, el aumento en la expectativa de vida a nivel mundial hace que más personas que aún tienen una vida activa se queden sin recursos auditivos”, argumenta Boccio.
Boccio describe que están trabajando junto a otras asociaciones de la región para reunir información sobre los problemas auditivos de la población y así poder cuantificar el problema. Señala que, hasta el momento, no se realizaron estudios a gran escala que permitan trazar de manera precisa este aumento que ven en sus consultorios.
“Te vas a quedar sordo”
“Un paciente de 26 años vino a verme con un trauma acústico severo. Le pregunté de qué trabajaba y me contestó ´De barman en un boliche´. Le dije ‘Dejá ese laburo porque te vas a quedar sordo’”, relata Horacio Murga, jefe del Servicio de Otología e Implantes Cocleares del Hospital Austral.
Carolina Binetti, jefa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico, indica que en la institución donde trabaja vieron una gran cantidad de pacientes a los que, luego de tanto trabajo online, los “mareaba la presión en el oído” y padecían cierta pérdida de la capacidad auditiva, sobre todo de las frecuencias graves.
“Detectamos una situación que no estaba descripta en ningún estudio. Se vio que el uso de auriculares durante horas a muchos les generó variaciones en los líquidos internos del oído. Los pacientes decían que no toleraban los auriculares y cuando los revisábamos veíamos un exceso de endolinfa, que es el líquido que llena el laberinto membranoso del oído interno. No había registro de esa situación en personas, pero sí se han hecho estudios con animales de laboratorio que mostraron que los sonidos fuertes de frecuencia grave les hacían variar la cantidad de endolinfa”, explica Binetti.
¿Qué tipo de auricular es el más recomendable?
Los especialistas remarcan que el tipo de auricular no es el problema, sino las horas de uso y el volumen. “No cambia si es un auricular que va dentro del oído u otro más grande que rodea la oreja. Lo importante es darle un descanso al oído de 15 minutos cada 40 de uso. Hay personas que durante la pandemia los usaron ocho horas por día y sufrieron daños, algunos irreversibles”, argumenta Binetti.
Por su parte, Murga agrega que él recomienda usar los auriculares que tienen la posibilidad de cancelar el ruido externo para que no sea necesario subir el volumen. “Por supuesto, el daño que generen los auriculares dependerá de la sensibilidad de cada persona, pero como primera señal de alarma suele ser un zumbido que va y viene. Aunque también sucede que hay pacientes que tienen una lesión en el nervio auditivo y no necesariamente escuchan un zumbido”, detalla.
Lucas Maenza, neurólogo de la Fundación Ineco, añade que mantener un nivel de volumen medio es importante para que el cerebro no se acostumbre solo a escuchar estímulos fuertes: “El cerebro es un órgano plástico. El cuerpo se adapta a los estímulos que recibe. Pueden existir modificaciones en la percepción de los sonidos y que eso lleve a la necesidad de escuchar con un volumen cada vez más alto”.
Los tratamientos posibles
Murga detalla que por lo general los exámenes que les piden a los pacientes son una audiometría tonal, en la que al paciente se le hace escuchar sonidos con distintas frecuencias, y una logoaudiometria, en la que en vez de sonidos la persona escuchará palabras.
A los que se les detecta algún tipo de daño se les pide que se cuiden “exageradamente” de los ruidos fuertes. “Para los casos más graves colocamos un audífono porque estimula los restos auditivos que tiene la persona. Pero si el paciente no conserva restos auditivos, es candidato a un implante coclear. Ese tipo de implantes lo que hacen es estimular con electrodos a las células muertas”, concluye Murga.
Por último, Binetti explica que a los pacientes con un exceso de endolinfa habitualmente se les receta una medicación y una dieta especial, y se les “quita la exposición sonora”.
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