“Más caro que la última vez”. Por qué la inflación también impacta en el turismo de este fin de semana largo
En Mar del Plata comer cuesta casi 30% más que durante el último feriado, que coincidió con la segunda vuelta electoral; expectativas para el inminente verano
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MAR DEL PLATA.- Borrar y corregir, siempre para modificar una cifra por otra más alta. Obligada costumbre en las pizarras y cartas de menú ante costos en alza y precios de materias primas con aumentos que no dan respiro. Y que, aseguran por aquí, se marchitarán recién con el cierre de este fin de semana largo, porque todos esperan una nueva etapa en el país que impactará fuerte en los precios, justo cuando la temporada estival está a la vuelta de la esquina.
Nada es igual en esas cartas y vidrieras para los pocos turistas que anduvieron por aquí durante el último feriado, que siguió al domingo de balotaje. Y ni hablar para los que estuvieron por última vez allá por comienzos de octubre, cuando comer costaba hasta 30% menos que por estos días.
Aun así hay vida en estos espacios gastronómicos, muy concurridos a partir del arribo de miles de visitantes que ocupaban hasta esta tarde casi el 70% de las plazas hoteleras de la ciudad, que los recibió con sol pero máximas de 18°C. Nada malo para este escenario de incertidumbre económica. Con aquellos, varios propietarios o inquilinos que levantaron persianas de departamentos y casas que esperan por estos días por las reservas para enero y febrero que tardan en llegar.
Los operadores del sector admiten que estas escapadas y seguramente los días que vendrán de plena temporada estarán marcados por las crisis económicas. “Nos preparamos para estadas más cortas y seguramente menor volumen de gasto”, señaló a LA NACIÓN un empresario del ramo hotelero.
Pedir valores para los momentos pico se vuelve cada vez más difícil, salvo que la referencia del dólar aporte alguna certeza. Propietarios de inmuebles confirman a LA NACIÓN que solo con esa condición están logrando cerrar primeras reservas, con pedidos más fuertes que abarcan la última semana del año y buena parte del arranque del próximo.
Un verdadero desafío el presupuesto a definir para estas vacaciones. En especial para un destino como Mar del Plata que por historia tiene una fuerte presencia de clase media y media/baja entre los viajeros. “Más caro que la última vez, igual o más barato que en Buenos Aires”, asegura Mario Di Doménico, de San Isidro, que vino con esposa y otro matrimonio con los que almuerza en un restaurante de la calle Alem.
Ellos y otros que asomaron por estas horas tienen primeras referencias para imaginarse lo que vendrá. Porque tienen claro que nada de lo que pagaron hoy tendrá el mismo costo cuando vuelvan, aunque sea este mismo lunes con nuevo gobierno nacional.
“Llegaron precios nuevos de todo: de los vinos, de las carnes, de las verduras, todo…”, reconoce el responsable de un restaurante de la zona del Puerto, donde aseguran que intentaron tocar lo menos posible la carta de platos y precios. “Aun con todo estos ajustes Mar del Plata se mantendrá como el destino con mejores precios de la costa”, aseguró.
¿Cómo hacer rendir el presupuesto?
Comprar para llevar y comer en casa aparece como la opción más económica, siempre y cuando se disponga de comodidades en casa o departamento. Cada empanada ronda entre los $500 y los $700, con promociones de una porción de tres más una gaseosa de medio litro que se ofrece, en zona de Playa Grande, por $3.000.
La pizza siempre es una salvación por menor costo y rendimiento. La de muzarella, clásica, parte desde los $4.000. Y ofrece posibilidad de mejorarla con algunos agregados, de acuerdo a gusto y bolsillo para llegar a una americana (con panceta y huevos fritos) o una de champignones en casi $8.200.
Para comer por el puerto hay que pensar entre $7.000 y $10.000 por cubierto. Una abundante porción de rabas para compartir, que es una entrada casi obligada, se cobra $7.500. Paella es de lo más caro: $11.800. Y un pescado a la plancha con guarnición va desde $5.500 hasta $8.000 según sea merluzón, lenguado, abadejo o chernia, orden establecido de menor a mayor costo. “¿Salmón rosado? Imposible”, admite el encargado de un restaurante del Centro Comercial que suspendió esa variedad. En Pinamar, esta semana y en un local cercano al mar, un filet acompañado por una salsa y verduras grilladas se ofrecía a $15.500.
Los más chicos se sienten cómodos y a gusto entre comidas rápidas. Un pancho grande, aderezado por dos salas especiales y papas pay, anda en los $1.700. La mitad de lo que puede costar la hamburguesa completa más económica, ya que hay propuestas de hasta $6.000.
Para beber hay valores bastante comunes entre distintos locales. Una gaseosa pequeña se paga entre $900 y $1.000, una cerveza de ¾ litro orilla los $2.800 y una botella de mismo tamaño de vino de la casa parte desde los $3.500.
Desde temprano, en particular aquellas que tienen mesas al aire libre con reparo, las parrillas tenían buen movimiento en el arranque del fin de semana largo. Para una parrillada para dos hay que pensar en unos $12.000 a $15.000. Si no se pueden pedir porciones de asado ($5.800), vacío ($6.900), entraña ($8.500) o matambre tiernizado ($7.500), aptos para compartir, pero no para plato único. Las ensaladas van desde clásica a $2.500 a especiales que pueden llegar a $4.500.
Los postres pueden ser al paso y el favorito, por lejos, es el helado, que Mar del Plata tiene y muy bueno. Por kilo se paga desde $6.000 hasta $8.800. Por cucurucho o vaso de cuarto kilo hay que desembolsar entre $2.500 y $3.900. ¿Alfajores? El más clásico y famoso de la ciudad está en $830 por unidad.
Cervecerías, las favoritas
La salida de bares, clásica para la juventud y opción para todo público, tiene en las cervecerías una opción favorita y abundante. La pinta se paga desde $1.200 hasta $2.000 y la coctelería, que gana cada vez más terreno en esas barras, tiene tragos básicos de $2.200 a $2.800.
Y en ese paseo, escala obligada de mañana, cualquier momento de la tarde o sobremesa tras la cena, el café. Entre $900 y $1.200, según lugar y si se trata de los muy prolíferos locales que ofrecen especialidades. En el desayuno hay opciones de $1.300 a $1.500 con una o dos medialunas. O de $2.000 a $2.500 con porción de torta.
La sorpresa les llegará a los que vinieron en automóvil y tendrán que cargar combustible para el regreso. En pleno descanso los encontró otro aumento de 18% que, aquí, es más notorio por la diferencia de precio con los surtidores de la metrópoli. Desde este viernes, en Mar del Plata y según la petrolera, se paga el litro de nafta súper desde $468 hasta $539; de $567 a $636, la variedad Premium, y de $594 a $677, el diésel grado 3.
“El contexto es de incertidumbre por el cambio de gobierno y las nuevas medidas económicas, pero Mar del Plata resiste todo”, asegura Bernardo Martín, presidente del Ente Municipal de Turismo, y augura una buena temporada con primeras señales para Navidad y Año Nuevo ya que ambas festividades (con feriados en lunes) darán forma a otros dos fines de semana largos.
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