Martín Yeza: "Si algo debemos incorporar del peronismo es no renegar de la política"
PINAMAR.- Son las 10 de un día nublado en Pinamar. Martín Yeza abre la puerta de su despacho, lleva puesta una camisa celeste, jean y zapatillas. "Bienvenidos, qué quieren tomar", pregunta, y se dispone a hacer el café para todos los integrantes de la reunión. Dice que se salteó una generación porque los que llegan a ser intendentes alcanzan el cargo promediando los 40 años, pero cuando él tenía 29 ya se sentaba en la silla desde donde se toman las decisiones del municipio. Fue en 2015 y se convirtió en el intendente más joven de la historia de Pinamar. Sus antecesores en el cargo habían protagonizado reiterados escándalos de corrupción.
Hoy tiene 33 años y hace pocos meses fue reelecto con más de 58% de los votos. Es uno de los pocos funcionarios de Juntos por el Cambio que no solo ganó el pasado 27 de octubre, sino que estuvo 20 puntos por encima del resultado de la elección anterior, cuando fue electo por primera vez. Su visión de la política es la de descentralizar el poder para aumentar la calidad democrática. Sostiene que los gobiernos municipales son la clave para conciliar a la sociedad con sus gobernantes.
"Los municipios tenemos que empezar a tener una agenda más potente en la política del futuro. La Argentina necesita un rediseño institucional para que los ciudadanos puedan volver a enamorarse de sus representantes, el camino para eso es con gobiernos municipales más fuertes. Creo que nuestro país está atrapado en un discurso nacional cuando la realidad de todos los argentinos es municipal. Hay países que no llegan a formar gobiernos sólidos a nivel nacional, pero, aun así, funcionan bien y eso es porque tienen municipios sólidos. Cuando la democracia es de baja densidad demográfica, es más efectiva para conocer y resolver los problemas de la gente", dice Martín Yeza a LA NACION.
Estudió Derecho, y desde el 2008 hasta el 2011 trabajó como asesor de Felipe Solá, actual canciller y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires. Pero en ese año decidió irse con "una chica que todavía no era muy conocida, pero sí joven y muy capaz, con una visión transformadora de la política". Esa chica era María Eugenia Vidal. "Dentro del Pro era la persona con la que más cercano me sentía, aparte en esos años fue cuando el kirchnerismo se puso muy paladar negro y no me sentía para nada identificado con eso".
Yeza argumenta que la génesis del Pro fue en 2001, con el "que se vayan todos", y allí nació un espacio que hizo que mucha gente desencantada con la política se empezara a involucrar. En ese sentido considera el liderazgo de Mauricio Macri como un fenómeno "contracultural". "Esta experiencia política fue sana para el país porque la Argentina necesitaba toda una generación de funcionarios con valores distintos a los del peronismo", aunque cree que ahora el cambio en la manera de ejercer el poder es generacional, y que no pertenece solo a un partido político.
Intendencia quebrada
Asumió la intendencia luego de que Pinamar tuviera cinco intendentes en siete años y, en una ciudad turística, cambiaron siete veces de secretario de turismo. En 2008 Roberto Porretti fue destituido de su cargo de intendente por la aparición de un video en el que pedía una coima para habilitar el boliche Ku. Lo sustituyó uno interino hasta que en 2011 ganó la intendencia Blas Altieri, pero por una denuncia por la entrega de viviendas sociales a favor de sus hijas fue destituido al año siguiente. Entonces quedó al mando Hernán Muriale, que era primer concejal. Renunció en 2014 cuando el Consejo Deliberante votó por unanimidad que se lo interpelara por la problemática de la inseguridad en Pinamar. En 2014 llegó Pedro Elizalde y en 2015, Yeza.
"Cuando decías Pinamar, la gente lo asociaba con Menem y la Ferrari violando todos los límites de velocidad. Además acá fue el asesinato de José Luis Cabezas. En Pinamar se generó una herida grande hacia afuera y hacia adentro. Mucha gente se alejó porque pasó a asociar a Pinamar con valores que no compartían, pero los pinamarenses no tenemos nada que ver con eso. Nos tocó poner de pie un municipio que estaba muy golpeado, pero somos una ciudad turística, tampoco podíamos comunicar fracaso, fue complejo. Cuando llegué a la municipalidad, internet y el teléfono estaban cortados porque hacía dos años que no pagaban la boleta".
"Quisimos tomar decisiones audaces y no fallar", dice Yeza. Y así lo hicieron. En 2016 mudó su despacho al hospital municipal para ver de primera mano cuáles eran los problemas. Hizo que todos los pinamarenses tengan agua corriente, la planta de reciclaje pasó de tratar 40 kilos diarios a 4 toneladas, en 2016 renovó el frente marítimo –reconstruyeron todos los paradores para recuperar espacio de playa- y también combatió la corrupción de la policía bonaerense. Todavía está pendiente el desarrollo de una planta depuradora para luego hacer la red cloacal.
"Denunciar al comisario hizo que me rompan el auto y, aunque estaba con custodia, rompieron la reja de mi casa y amenazaron a mi familia. El sistema lo que busca es que vos pienses si volverías a hacer lo que hiciste. En mi caso sí lo volvería a hacer, pero ahora voy a ser papá y el sistema te muestra que hay represalias. Entras en una rueda donde siempre redoblas la apuesta y la única forma que eso se corte es que las cosas empiecen a funcionar bien, el tema es cómo hacer que esas instituciones, ya sea la policía o, por ejemplo, la salud, funcionen correctamente".
La palabra "transformación" aparece una y otra vez en su discurso. "Cuando te metes en política tenés que pensar el por qué y el para qué. Y la respuesta debe ser porque uno quiere transformar. También existe eso de los políticos que aman la política, hay que tener cuidado con eso porque podemos terminar en un problema de endogamia y en un sistema cerrado que termina estando al servicio del poder. Creo que Vidal es un ejemplo de que se puede amar la política, pero a través de ella generar cambios positivos y transformaciones profundas".
Su balance
Sobre los últimos cuatro años que culminaron con una derrota de Macri y Vidal, Yeza intenta no guiarse por el éxito o el fracaso, sino que reflexiona sobre las virtudes y defectos de Juntos por el Cambio. Argumenta que fueron una opción democrática con el foco puesto en las instituciones, aunque reconoce que ese republicansimo no trajo cambios positivos en lo económico. "Hubo muchas cosas buenas, pero hay que pensar en los errores. También hay que aprender de los otros partidos, si algo debemos incorporar del peronismo es no renegar de la política, hacer política es apasionante y esa es una lección que debemos tomar, culturalmente sería importante para nuestro partido"
Para sus próximos cuatro años de gestión, Yeza se propone continuar con la recuperación del espacio público y del paisaje original de Pinamar, de una manera tal que pueda convivir el desarrollo humano con la naturaleza, algo que comenzó con la renovación del frente marítimo. Aunque por los resultados de octubre pasado y su visión de la política, Yeza se posiciona como una figura en ascenso y en un representante de la nueva generación de funcionarios que ejercen el poder desde otra óptica.
"En el futuro me imagino discutiendo cuestiones estructurales en Juntos por el Cambio. Insisto con que la Argentina necesita más municipalismo, porque así la gente es más consciente de los que vota. Además, el Estado nacional tiene demasiada influencia respecto a las responsabilidades y recursos que tenemos los municipios. Atravesamos una crisis de representación, la sociedad está cada vez más harta de los políticos pero seguimos con las mismas reglas. Hay que plantear reformas, pero también debemos decir que los sistemas que podamos pensar no van a funcionar si los actores principales luego no cumplen las reglas", concluyó.