Martín Salvetti: los secretos del docente que compite por el "Nobel de educación"
El profesor dirige la radio de una escuela técnica de Temperley; el proyecto, junto a otros, logró bajar la deserción del 24% a menos del 2%; los alumnos destacan que incentiva la creatividad y el trabajo
Faltan pocos minutos para las 15 del primer día de clases en la Escuela Técnica N° 5 de Temperley. Martín Salvetti camina nervioso por los pasillos, preocupado por una clase que tiene que dar. Es uno de los diez maestros del mundo nominados al Global Teacher Prize que entrega la Fundación Varkey, algo así como el premio Nobel de educación. Martín es el único argentino y el 24 de este mes, en Dubai, se sabrá si es el ganador. Pero antes debe dar una master class, al igual que los otros nueve nominados, en un auditorio del Foro Mundial de la Educación. "Seguramente vayan a estar desde Bill Gates, Nicolas Sarkozy, Tony Blair hasta otras figuras importantes, como Juan y Agostina, mis hijos", dice Salvetti. Sin embargo, no es esa clase la que lo tiene nervioso por los pasillos, en el arranque del ciclo lectivo. En apenas unos minutos estará frente a los chicos de cuarto año e intentará transmitirles la pasión por el dibujo técnico. "A ellos no les puedo fallar. Muchos chicos vienen de otros colegios y es su primer año con nosotros, justo a una edad en la que, en otras escuelas, muchos adolescentes abandonan los estudios. Tengo que lograr que se apasionen por lo que hacemos", explica.
El proyecto de Salvetti nació justamente con esa motivación. En 2001, en medio de la crisis socioeconómica, el director de la escuela los convocó, muy preocupado. Un 24% de los alumnos del año anterior habían abandonado los estudios. Pensaron en proyectos para atraer a los chicos, para que tuvieran algo que los motivara, además de las materias curriculares. Se les ocurrió armar un proyecto de bandas musicales, otro de electrorrobótica y el tercero, una radio. Martín conoce la cultura de esta escuela como pocos, es egresado de allí. Y si bien en ese momento era preceptor, como estaba estudiando Periodismo en la Universidad de Lomas de Zamora e hizo la capacitación docente, los directivos no tuvieron dudas en nombrarlo al frente de la radio.
Al principio eran apenas dos micrófonos y un parlante que pasaba música en los recreos. Después llegó una miniconsola y una doble casetera. Y no pasó mucho hasta que los alumnos se sumaron. No solo pasaban música, sino que Martín junto con Fernando Castelao, el otro docente al frente de la radio, los organizó en equipos, les enseñó periodismo y los alentó a armar programas. El ambiente de la escuela empezó a transformarse. Durante los recreos, todos se asomaban a escuchar qué transmitía La Cinco. Y así fue que en tres años, la deserción escolar bajó al 9%, por debajo del promedio provincial. Hoy, la escuela tiene 1400 alumnos y cada año, menos del 2% de los estudiantes no vuelve. "No sabemos si es que dejan la escuela o que cambian de orientación, dentro de la técnica. Los chicos encontraron buenas razones para quedarse en la escuela. Ese es nuestro mayor logro. Y orgullo", se alegra Martín.
A partir de 2007, cuando el proyecto de la radio escolar ganó el premio al mejor proyecto educativo de la Fundación YPF, llegaron los equipos y el estudio de verdad. También la antena, para dar respuesta al pedido de los chicos: "Profe, ¿cuándo nos van a poder escuchar en nuestras casas?". Ahora transmite las 24 horas, desde FM 88.5. Durante el horario escolar, se transmiten programas hechos por los chicos. Y en las demás horas se oye música.
Pertenencia
Atiel Donato tiene 15 años, está en cuarto año; participa en la radio desde primero. Desde hace un tiempo, se convirtió en el operador. "Martín como profe es un genio. Te ayuda mucho cuando tenés problemas para expresarte, hace que se te vayan los miedos de hablar en público. Yo era muy tímido y, gracias a la radio, ahora puedo expresarme en público sin trabas", cuenta. Radio Freaky es el programa que hace junto a otros estudiantes, como Martín Saraza, de 16, que este año se llevó cinco materias, pero rindió bien tres y pasó a cuatro. "En el programa hablamos de animé, películas, YouTube y todo lo que nos interese. En este taller, Martín nos enseñó a no aburrirnos. La radio para nosotros es un lugar donde estar, sumar a otros chicos, buscarle la vuelta para que las materias sean interesantes. Estamos en un lugar en el que hacemos cosas productivas y no tenemos la cabeza pensando en cualquiera", detalla.
"Estar toda la tarde en mi casa, frente a una pantalla o dando vueltas en la calle, eso es lo peligroso. En cambio, acá tenemos algo en qué trabajar", agrega Atiel. Este año, sumaron al proyecto a Franco Lautaro Báez, que tiene 13 y duda cuando se le pregunta en qué año está. "Si paso... en segundo, pero estoy en tercera instancia, porque me llevé de todo", confiesa. Tercera instancia es la última chance, después de diciembre y marzo para no repetir. Sumar a chicos que quizá no son los mejores alumnos al proyecto de la radio, lejos de quitarles horas de estudio, los conecta con otros estudiantes y les da razones para mejorar su performance, aclara el profesor.
Cuando empezó la radio, Salvetti vio la necesidad de que los programas abordaran de una forma transversal los contenidos de las distintas materias. "Por ejemplo, había un chico que tenía plomo en sangre y vivía cerca del Centro Atómico de Ezeiza. Decidimos investigar la calidad del agua que nos rodea. Fuimos a los arroyos de la zona y tomamos muestras, y después se analizaron en el laboratorio de la escuela. Atravesamos distintas materias: Geografía, Comunicación, Química y Biología. Los que investigaron hicieron varios programas contando los resultados. La motivación para estudiar subió del 10% al 100% y no solo en nuestro taller", recuerda, orgulloso.
Entre los logros de la radio, el profesor cuenta que un estudiante que entrevistó a Osvaldo Bayer hoy está terminando la carrera de Historia. Y que el chico que ponía el toque de humor en distintos programas, ahora tiene un show propio en el Paseo La Plaza. "La radio ayudó a que cada uno descubriera su vocación, que muchas veces no tenía que ver con la formación técnica", apunta.
El próximo domingo, Martín se subirá a un avión junto a sus hijos y a su esposa, Analía. El boceto de lo que va a decir en esa master class lo tiene en la cabeza. No quiso escribirlo por miedo a que se le evapore la magia. "Tiraré magia ahí, en vivo, como hacen los chicos en el aire. Siempre les digo que no hay nada mejor que ser espontáneo para poder decir lo que queremos decir", advierte.
Cuando Salvetti decidió presentarse al premio, creyó que no tenía chances. Aunque el éxito en las aulas le daban todas las credenciales. Pero se presentó igual y enseguida desde la Fundación Varkey lo alentaron. Su proyecto era innovador, inclusivo y replicable. De hecho, ya otras 24 escuelas van todos los años a los estudios de La Cinco para aprender cómo se hace radio. En diciembre se enteró de que estaba entre los 50 finalistas y sintió que ese ya era el premio. Hace pocos días, cuando resultó entre los diez maestros del mundo, se le aflojaron las piernas. "De Dubai pienso traerme un montón de semillas, de ideas, de otras experiencias de maestros que lograron motivar a sus alumnos y después acá las haremos germinar", concluye.
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